Venom decidió darle la vuelta a su pasado como villano para debutar en la pantalla grande como todo un héroe. Al mismo tiempo, Eddie Brock sentó las bases para un nuevo universo cinematográfico en donde los villanos de Spider-Man serían los grandes protagonistas. Aquella primera aventura tuvo un éxito destacable en 2018, Tom Hardy ofreció una versión renovada del primer portador del simbionte y Sony Pictures consiguió lo inesperado: una buena película en el universo de Spider-Man sin Spider-Man.
Tres años después y luego de sufrir un par de retrasos por culpa de la pandemia, Venom ha regresado a las salas de cine en las mismas fechas y con las mismas intenciones de aquella primera vez: desafiar lo que conocemos del personaje. Tom Hardy retoma su papel como Eddie Brock y Venom, e incluso participa como escritor de la cinta. Mientras que en la dirección nos encontramos con un valiente Andy Serkins, quien pone sus propias reglas para salir bien librado en esta secuela. Además, Woody Harrelson cumple con lo visto al final de la primera película y toma su lugar como el emblemático Carnage. ¿Demasiados ingredientes o un balance perfecto? Descúbrelo en nuestra reseña.
Venom: Carnage Liberado tiene lugar tan solo unos meses después de lo que vimos en la primera película. Y aunque al comienzo parece que muchas cosas han cambiado respecto a la relación de Brock y Venom, así como el trabajo del primero, la cinta no tarda mucho en poner las cosas en orden para poder contar su propia historia; lo que es un poco extraño teniendo en cuenta que nos pudimos saltar el recordatorio de que las dos entidades de Tom Hardy son… perdedores.
Sin embargo, lo que la cinta de verdad propone es expandir el universo de Venom en menos de hora y media. Desde el título sabemos que Carnage será parte de las acciones y los avances ya nos han dejado claro cómo es que este villano entra en escena. Pero en la película lo que nos encontramos es una narrativa que no se cansa de señalar el hecho de que Venom no es el único ser con habilidades especiales en ese universo. Y mientras la pelea de Venom y Carnage va tomando fuerza por todo San Francisco, la semilla de más meta humanos se mantiene ahí, esperando a que poco a poco se vaya construyendo este universo.
Venom 2 dura apenas 90 minutos, lo que provoca que todos los eventos tengan una velocidad pocas veces vista en el cine de superhéroes. Por suerte, el ritmo se mantiene estable y podemos ahondar un poco en el pasado de los nuevos personajes, retomar lo que pasó con los compañeros de Eddie en la primera película y hasta adentrarnos al conflicto entre Venom y Brock. Donde Andy Serkins mete el acelerador es en las explicaciones de cómo un simbionte se puede pasar a través de una pequeña muestra de sangre o los planes de los villanos para reunir a todos sus enemigos. Cuando esas cosas pasan las aceptamos y podemos seguir con las peleas y el CGI.
Además, Serkins opta por mantener el toque humorístico de la primera entrega… sin ser necesariamente Thor: Ragnarok, pero con suficientes chistes para hacer más entrañable la relación de Eddie y Venom o Venom y Anne o Venom con cualquier persona que se encuentre. De alguna manera, Venom intenta adoptar un poco de esas bromas que le conocemos a Peter Parker, con un tono más pesado, pero manteniendo la clasificación lejos de un Deadpool.
¿Y Carnage? Este icónico villano de Spidey hace su debut en el cine manteniéndose como el asesino serial demente que tanto hemos disfrutado. Woody Harrelson cumple perfectamente con la interpretación de Cletus Kasady y Carnage, mientras que el diseño del personaje logra colocar al villano en sus poses clásicas, con el simbionte convertido en arma y el rostro lleno de desesperación. Carnage es un buen agregado para este universo, y a pesar de que la película no es para adultos, hay un gran trabajo en la forma en el personaje libera su poder, sin ser grotesco, pero dejando en claro que su poderes están ahí para causar dolor.
Con una historia simple, personajes divertidos y secuencias de acción emocionantes, lo único que le podemos reprochar es que no se le han invertido suficiente a los efectos especiales y lo que vemos es prácticamente la misma pelea entre Venom y Riot de la primera parte, solo que en esta ocasión el enemigo es rojo. Tampoco ayuda mucho que la gran pelea final tenga lugar en una iglesia gótica en lo más oscuro de la noche, y aunque los movimientos y características de los personajes se respetan de los cómics, se pierde mucho impacto al no poder apreciar por completo las acciones.
Venom: Carnage Liberado es una película que cumple como secuela, presentando a uno de los personajes más importantes en el universo arácnido. Sony Pictures decidió no arriesgar mucho en la segunda parte, pero aprovecha su escena post créditos con miras a expandirse por completo y renovar tanto al personaje como a su universo. Venom 2 es apenas el comienzo de una historia que apunta a lo más alto, y que en buenas manos podría ser la clave para definir una nueva era en el cine de superhéroes.