No hay duda que el éxito detrás de las películas inspiradas en cómics se debe a que, poco a poco, los cineastas que de verdad conocen a los personajes y sus historias fueron llegando a la silla del director en proyectos de Marvel y DC Comics. Algunos directores han buscado adaptar página por página, mientras que otros han combinado ideas clásicas con temas contemporáneos para mostrar una nueva visión de algunos superhéroes. Pero la gran constante es su amor y respeto por el material original. Afortunadamente, cada vez es más común que las adaptaciones de videojuegos caigan en las manos indicadas, con algunos contratiempos y problemas provenientes de la falta de experiencia, pero con suficiente espíritu para unir al gamer con lo que está pasando en la pantalla grande.
No nos ha ido tan mal en los últimos años con las películas de videojuegos: Warcraft, Tomb Raider, Detective Pikachu, Sonic the Hedgehog y hasta Mortal Kombat han dado la cara por una comunidad que fue ampliamente apabullada durante los noventa y los dos mil, y si bien no todas son perfectas, al menos nos la hemos pasado bien en el cine, tenemos el Blu-Ray y en algunos casos la taquilla ha sido más que aceptable. Antes de finalizar 2021, ha llegado la hora de regresar a un videojuego del que prácticamente todos hemos pensado que “sería una buena película”, pues sus propio origen tiene rasgos cinematográficos innegables. Tras una saga súper exitosa de 7 películas y el enorme salto a la fama de Milla Jovovich y su descendencia, Resident Evil regresa a la pantalla grande para dar un reinicio completo a su historia y de paso sumar un evento más al festejo de sus 25 años… pero ¿vale la pena la nueva Resident Evil?
Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City es un reinicio que parece haberse coordinado con los recientes remakes de la serie para ponernos de vuelta donde todo comenzó: Raccoon City. Una vez más nos encontramos en la noche del 24 de julio de 1998, unas horas antes de que la famosa farmacéutica Umbrella termine su mudanza de la ciudad y los zombis comiencen a salir de todos lados. Dentro de la cinta seguimos a dos grupos de héroes; división inspirada por Resident Evil (Capcom, 1996) y Resident Evil 2 (Capcom, 1998). Por lo tanto, en la Mansión Spencer encontramos a los S.T.A.R.S., una unidad especial de la policía de Raccoon City de la que forman parte Chris Redfield, Jill Valentine y Albert Wesker. Mientras que en el corazón de la ciudad, dentro de la estación de policía, seguimos los pasos de Claire Redfield y el novato de la policía Leon S. Kennedy.
De todos nuestros protagonistas, únicamente Claire sospecha de las buenas intenciones de Umbrella, por lo que ha regresado a su ciudad natal con el fin de descubrir los oscuros secretos de la corporación. Por otro lado, Chris Redfield ha logrado vivir una vida normal y productiva gracias a Umbrella, pero sobre todo al apoyo de William Birkin, a quien ve como una figura paterna, por lo que las ideas de su hermana le parecen, cuando menos, una locura. Evidentemente hay cambios en relación a los videojuegos, pero en general esencia de los personajes se mantiene, tanto en sus relaciones previas al desastre de Umbrella, como en la reacción que tienen al descubrir la verdad. Excepto Leon S. Kennedy, quien en esta historia sirve como el alivió cómico, y nunca supera el tema de ser el novato de la policía… lo que nos deja con la peor versión de uno de los personajes más amados de toda la serie.
A diferencia de la historia que conocemos de los videojuegos, en este reboot hace una mezcla de los eventos que vimos en la trilogía de Resident Evil para el primer PlayStation, esto con el fin de unir a todos los personajes disponibles, y cubrir la mayor cantidad de eventos posibles con miras a, supongo, contar una historia que se aleje de lo que conocemos en consolas. Este primer intento logra mantener el espíritu de la trilogía mencionada, con un toque de humor que funciona por momentos, y una enorme cantidad de easter eggs al fondo de la acción que podrían volver locos a los fanáticos. Y sí, la amalgama de historias termina sintiéndose algo apresurada, pero funciona, sobre todo cuando el fanservice hace de las suyas.
De forma bastante irónica, Resident Evil es involuntariamente un “homenaje” a las cinemáticas con actores reales que aparecieron en el primer juego… ok, no llegamos a tanto con este reboot, pero estamos muy lejos de tener buenas actuaciones. De hecho, la producción no apostó por actores reconocidos, y aunque la mayoría han estado involucrados en cosas populares como Umbrella Academy, Arrow o Ant-Man & the Wasp… la verdad es que ninguno goza de una fama extraordinaria. A este punto hay que sumarle un guion bastante flojo en términos cinematográficos, pues en realidad intenta apegarse lo más posible a los eventos de los videojuegos, mezclando historias y sacrificando por completo los acertijos, para centrarse en la acción y el misterio detrás de Umbrella.
Sin embargo, la gran queja de la cinta recae en los monstruos. De entrada es un poco ambigua la idea del zombi que se presenta en esta versión, sobre todo con los primeros habitantes de Raccoon City que se transforman. Luego está la poca variedad de criaturas disponibles, en especial cuando la historia toma elementos de hasta 3 juegos distintos. Y lo peor es que el único Licker que vemos en toda la película parece una versión mini de la criatura que aterroriza la comisaría. Johannes Roberts, director de la cinta, se enfoca tanto en los fondos y la recreación de escenarios, que pierde por completo la idea de los zombis y otras criaturas. Y si bien el enemigo final tiene sus momentos… al CGI le faltaron unos millones de dólares extra para presentar una amenaza de verdad aterradora.
Me parece importante señalar que Resident Evil no es una joya a nivel narrativo en la industria de los videojuegos, y que a través del tiempo la historia ha tomado rumbos completamente alejados de lo que vimos en 1996. Por otro lado, las pretensiones de la película nunca apuntan a ser un evento cinematográfico sin precedentes, y es muy evidente que la producción busca apelar lo más posible al corazón del fan, sobre todo cuando vemos lo detallado de los escenarios como la estación de policía o la Mansión Spencer, las secuencias de eventos, y algunas características de los protagonistas.
Este reboot conoce sus limitaciones, y a pesar de ellas entrega una película aceptable, con una dosis absurda de fanservice y una versión de los eventos de los videojuegos con una personalidad propia, pero que no se aleja mucho del material original. Si llegas al cine buscando la faldita de Jill Valentine o un preciso uso de datos, referencias e historias que se han desarrollado durante 25 años en los videojuegos estás en el lugar equivocado; y no porque la película deseche esas ideas, sino porque es ilógico seguir buscando una replica de los videojuegos en la pantalla grande. Vaya, puede que incluso el problema del guion es que intenta emular mucho de los juegos, pero al menos lo hace con sentido para este universo.
Resident Evil se aleja por completo de lo que vimos en las cintas de Paul W. S. Anderson, y consigue plantear un universo que no desestima el potencial de la obra original. Nos encontramos ante una película que busca afianzarse como una nueva franquicia cinematográfica, y el primer intento es un buen punto de partida. Difícilmente encontraremos una película de videojuegos adaptada a la perfección en la pantalla grande, pero al menos está vez los protagonistas si pertenecen a los videojuegos y eso ya le suma varios puntos a favor a este reboot. ¿Vale la pena ir al cine? Por supuesto, es Resident Evil. Y quédate hasta el final porque hay escena post créditos.