Después de 10 años de hacer cimbrar el universo Marvel en los cómics, es momento de llevar el conflicto ideológico a la pantalla grande. Bajo esa primicia llega Civil War, la tercera parte del Centinela de la Libertad, que además de abrir la fase 3 del Marvel Cinematic Universe, también es la encargada de dar un vuelco al status quo de los personajes presentados en los últimos ocho años por parte de la editorial en el cine.
En un año donde los superhéroes parecen no estar de acuerdo con nada ni con nadie, la Guerra Civil de Marvel encuentra el hueco perfecto para dar una nueva interpretación y visión del arco argumental presentado por Mark Millar en 2006; contando con sus evidentes diferencias, conclusiones y legado, pero manteniendo las peleas espectaculares, el drama entre los involucrados y, lo más importante, dividiendo a las masas al grado de sentir cada golpe y decisión tomadas por nuestro equipo.
Civil War nos coloca un año después de los acontecimientos ocurridos en Age of Ultron, con el nuevo equipo de Vengadores ejerciendo el papel de policía del mundo y procurando el bienestar de los indefensos. Sin embargo, es ahí donde empiezan los problemas, por más fuertes que sean nuestros héroes y a pesar de sus buenas intenciones, el daño colateral es algo que no pueden dejar atrás. Cada nueva hazaña deja un rastro de sangre a su alrededor y la gente empieza a tener miedo a sus salvadores.
Desde la invasión a New York hasta la destrucción de Sokovia, cada uno de los eventos en donde el equipo se ve involucrado es una razón más para poner en marcha los llamados Acuerdos de Sokovia, un documento decretado por las Naciones Unidas en donde se exige a los héroes acatar las órdenes la ONU y actuar solo bajo su mandato. Tomando como punto de partida lo anterior, entre más avanzan las negociaciones entre Avengers y el gobierno, el Capitán América se ve involucrado en situaciones de su pasado, cargando con el peso de su mejor amigo y las acciones negativas a las que ha sido obligado.
Como podíamos esperar los héroes se dividieron; el #TeamCap opta por defender su derecho a actuar en favor de las personas en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia, sin esperar autorización y sin ataduras. Por su parte el #TeamIronMan lucha por el resguardo de la gente, buscando el control de los más poderosos y protegiendo a los indefensos de cualquier tipo de peligro. Al igual que en el cómic nadie está equivocado, es una cuestión de enfoques.
Sin adentrarnos más en la historia es evidente que los años de existencia del MCU ayudan al desarrollo de la trama. A diferencia del cómic, en la adaptación de Civil War se siente menos forzado el bando elegido por Iron Man y el Capitán América, pues a lo largo de ocho años hemos visto sus motivaciones y desarrollo, conocemos que son manipulables, vulnerables y que pueden cometer errores por sus convicciones. Stark se convence rápido de apoyar al gobierno en pro de las personas, así como Rogers jamás dejaría a un compañero y amigo atrás.
El resto de los personajes en pantalla –la mayoría con menos participaciones que los mencionados- se terminan por adaptar a lo que hay, pero respetando el camino que se les ha marcado. Desde su origen como acompañante de uno de los líderes hasta el sentido de libertad por no ser una prisionera más. Los equipos conformados son evidentemente más pequeños que los de la historieta, pero cumplen en los momentos clave y permiten que nos identifiquemos con su causa, esperando que al final se consiga lo mejor para cada uno de ellos, estemos a favor o en contra.
Siguiendo con los personajes son las nuevas incorporaciones las que resultan más atractivas. Black Panther juega un papel vital en la trama y conforme avanzamos podemos notar el cambio que tiene respecto a su inicio, que a pesar de ser evidente no deja de ser preciso. Con un tratamiento similar podemos ver a Spider-Man, quien a pesar de no cargar el mismo peso que en el cómic, si consigue destacar en uno de los momentos climáticos de la cinta con todos los elementos que le han caracterizado al personaje por más de 50 años.
A diferencia de Spidey y T’Challa, Zemo resulta una incorporación pobre en la película. Entrar en detalles con la participación del villano sería pasar a terreno de spoilers, por lo que me limitare a decir que es un antagonista con poca fuerza, presencia y que termina siendo poco valorado a pesar de su participación. Al igual que Zemo hay un par de personajes más que parecen incorporase de manera directa al MCU, pero que no tienen mucho espacio en Civil War.
La tercera parte del Capitán América logra lo que pocas series o franquicias han conseguido: cerrar de manera correcta una trilogía. Por supuesto, hay errores a lo largo de la cinta como los cortes rápidos para presentar distintos frentes, la resolución del villano principal o una primera hora poco dinámica y muy tediosa. Pero a pesar de ello, Civil War logra reponerse para un final alentador en el sentido de los cambios y –hasta cierto punto- complaciente con los más cercanos al cómic.
Captain America: Civil War es una producción que da mucho más de lo que promete. Técnicamente no hay nada que pedir a las escenas de acción y de peleas, a menos que seamos un poco exigentes con el CGI de Iron Man, pero nada más. De igual manera se agradece el hecho de conservar el humor característico del estudio y respetar al protagonista de la cinta; no estamos ante un Avengers 2.5 o algo parecido, es evidente que, a pesar de todos los personajes en pantalla, el Capitán América es el más importante.
Civil War ya está entre nosotros y no hay motivo para dejarla pasar. El hype alrededor de la película durará varias semanas, los más clavados no se cansarán de analizarla y encontrarle guiños a los cómics y las masas atiborraran los cines este fin de semana. No hay pretexto para no verla, por lo que solo queda hacerte una pregunta: ¿y tú, de qué lado estás?