Destiny 2 es un título increíble, no me cuesta nada de trabajo decirlo y di mis razones hace algunas semanas en la reseña que publicamos aquí. En Bungie no sólo implementaron aquello que deseaban los jugadores, sino que se dedicaron a pulir los elementos que ya eran sólidos. Como resultado, tuvimos una secuela fascinante que manifestaba en buena medida lo que debió haber sido el juego original desde el principio.
Debido a esto, me sentía confiado en que Curse of Osiris, primera expansión del título, seguiría por éste camino, ofreciendo una experiencia divertida, satisfactoria y abundante que justificara la compra del polémico Expansion Pass. Sin embargo, con desilusión debo decir que este contenido se asemeja enormemente a The Dark Below, aquel debutante contenido para el primer Destiny, y eso es, desafortunadamente, decepcionante.
Destiny 2: Curse of Osiris es un fallido intento de maximizar y mejorar la experiencia del juego de Bungie, convirtiéndose en una expansión prescindible que no ofrece verdaderos motivos a los jugadores para adquirirlo o, más simplemente, hacerlos volver a este universo.
Una vez más, a luchar, Guardián
Curse of Osiris toma lugar exactamente después de los acontecimientos vividos en Destiny 2 con el conflicto de la Legión Roja, en esta ocasión, nuestro Guardián recibirá la tarea de viajar hasta el enigmático Mercurio con tal de rescatar a Osiris, un miembro de la Vanguardia y que ahora se encuentra explorando la región conocida como ‘El Bosque Infinito’, donde los Vex se han reunido y parece que traman un plan siniestro que podría sumergir en las tinieblas a toda la galaxia, extinguiendo la luz para siempre.
No ofrece verdaderos motivos a los jugadores para adquirirlo o, más simplemente, hacerlos volver a este universo.
Con este argumento nos sumergimos en la primera expansión que Bungie ha preparado para su ambiciosa secuela. Como se sospecha, la historia cumple en ofrecernos un guion cargado con el humor y acción que ha caracterizado a la franquicia en este capítulo. Mentiría si dijera que la aventura ha resultado somnífera, pero la conclusión se alcanza en alrededor 3 horas, un suspiro. Claro que es divertida y con la espectacularidad de la campaña principal, pero su corta duración evita que nos sintamos realmente en una expansión de la historia, traicionando el nombre con el cual se a promocionado este contenido.
Otro punto que sobresale del resto es el impecable acabado audiovisual de la obra. De nueva cuenta tenemos una demostración gráfica, artística y sonora memorable. Los paisajes de Mercurio son desoladores, misteriosos y nos transmiten la sensación de estar constantemente acechados. Desgraciadamente, la magia del DLC caduca demasiado pronto cuando, una vez concluida la mini campaña, observamos la fata de contenido nuevo de interés que ofrece Curse of Osiris.
Además de lo previamente mencionado, difícilmente podemos encontrar elementos destacables o verdaderamente memorables en esta expansión, la cual se caracteriza por reciclar en esencia material que ya hemos visto dentro de la saga. Para empezar, aunque la campaña regala momentos frenéticos y de acción satisfactoria, las actividades que aquí se proponen carecen de originalidad, echando en falta un poco más de inspiración por parte de Bungie para concebir una experiencia un tanto más arriesgada. Para éso son esta clase de contenidos, ¿no?
Desafortunado destino
La puesta en escena, por su parte, aunque preciosa en primera instancia, resulta al final en un área bastante reducida en comparación a lo que ofrece la campaña principal, donde los sectores más impresionantes están bloqueados para su acceso si deseamos visitarlos fuera de las misiones principales. Y no, eso no es todo.
Difícilmente podemos encontrar elementos destacables o verdaderamente memorables en esta expansión.
Dejando de lado el modo campaña y las nuevas zonas sociales, la expansión Curse of Osiris introduce dos mapas para el Crisol (Uno extra para la versión de PlayStation 4), un par de nuevos asaltos en esta locación, más actividades, equipamiento, y una región más para la raid de Leviathan con sus respectivas actividades. Y ya. Bueno, falta mencionar algo más: Con la llegada de este contenido, el programa te permitirá superar el tope de nivel y luz que tenía Destiny 2 desde su estreno.
Aunque los nuevos escenarios que obtenemos con la expansión podrían añadir frescura al título, lo cierto es que se antojan pocos para el precio que posee. Es desconcertante que los nuevos niveles aquí no propongan alguna forma nueva de disfrutar el juego de Bungie. Es solo más de lo mismo en un paisaje diferente no hay elemento existente en esta ocasión que hagan de esta cita algo obligado, ni siquiera para los más atados al juego.
Si esto no fuera suficiente, mientras que los títulos de Bungie siempre se han caracterizado por poseer un nivel de dificultad desafiante, caso presente incluso en Destiny, es desconcertante que los responsables del juego hayan ideado una expansión que solicita un nivel para el jugador que ya habrá sido superado y por mucho en esta parte del juego, teniendo sobre todo en cuenta que no se puede acceder a la expansión a menos que hayas culminado la campaña principal del juego. Curse of Osiris no solo es corto y simplón, es muy sencillo.
Destiny 2: Curse of Osiris es un error, un elemento dentro del juego que sobresale pero no como una pieza de alta calidad, sino como un producto que representa una de las malas practicas de la industria en años recientes: Contenidos de pago carentes de alma y justificación de ser. La diversión que aquí podemos hallar, fácilmente se puede experimentar en la campaña principal y en las variantes para varios jugadores establecidas originalmente.
La adquisición de esta expansión solo se puede recomendar a aquellos que estén demasiado inmersos en la obra de Bungie y deseen mantener el título actualizado a la fecha con todo el nuevo contenido, escaso pero al fin y al cabo nuevo, que introduce.
No sé qué vaya a pasar con la siguiente expansión de Destiny 2, pero Curse of Osiris es muy prescindible y, a menos de que Bungie me sorprenda con la contrario, recomiendo continuar disfrutando de la versión base del juego y esperar al eventual «The Taken King» correspondiente a la secuela. Ya que será en este momento cuando el contenido del juego será tan amplio que solo así la existencia de esta expansión podría estar medianamente justificada.
Pros:
+ La historia engancha y ofrece momentos muy divertidos con gran acción.
+ La dirección artística mantiene el altísimo nivel del juego principal.
Contras:
– La campaña es muy corta.
– La nueva zona social es la más pequeña de todo Destiny 2.
– Los mapas incluidos no proponen un estilo de juego diferente a lo visto en el Crisol.
– Demasiado caro si ponemos sobre la balanza el contenido que ofrece.