Era mi primer cuatrimestre en la universidad. Se suponía que estaba a punto de comenzar a estudiar la carrera que me llevaría a ganarme la vida… pues el resto de mi vida. Era septiembre de 2011 y apenas una semana antes también había descubierto que los videojuegos eran mucho más que un pasatiempo o, mejor dicho, había comprobado que eran más que un pasatiempo.

Ese mismo semestre reprobé física, geometría analítica, administración y creo que otra cosa. Ya me empezaba a dar cuenta que la Ingeniería en Robótica no era lo mío… y que hablar sobre videojuegos, jugarlos y disfrutarlos, era una cosa muy increíble. Obviamente no reprobé por culpa de los videojuegos, sino por andar de huevón todo el cuatri jugando videojuegos. Suena muy similar, pero en el fondo es una situación muy distinta.

Mis calificaciones de la ingeniería… verga.

Si hacen memoria y regresan a 2011 se darán cuenta que fue uno de los años más importantes de la industria de los videojuegos. Posiblemente solo 1998 y 2007 logren compararse con la enorme cantidad de lanzamientos que vimos en los meses finales de un año que ya nos había entregado L.A. Noire, Mass Effect 2 y Pokémon Black & White.

Nos encontrábamos ante el último año del Wii y con un Xbox 360 y PlayStation 3 en su máximo esplendor. Hasta 3DS, que tenía unos meses en el mercado, ya comenzaba a recibir títulos que se convertirían en grandes clásicos de la plataforma. ¿Cómo le iba a poner atención a la universidad si podía jugar Gears 3 o Skyward Sword al regresar a mi casa?

Gears. Zelda. Uncharted.

Una semana antes -como había mencionado- acudí a mi primer evento de prensa en el Bulldog Café. Se trataba de la presentación en México de Gears of War 3 con Rod Fergusson. Ese día me sentí en otro mundo por el trato que recibí de la gente de Xbox México, así como por estar rodeado de las figuras que admiraba y que me habían motivado a comenzar a ser los que soy hoy en día (que trillado y confuso). Ahí estaban los de Game Master, Atomix, OXM, XB Player, Token, Toque de Queda y muchos otros.

Recuerdo entrar al área de prensa, caminar hasta el fondo y salir de esta zona especial. No quería ser grosero, solo que no sabía qué hacía ahí o por qué compartía el mismo lugar con las personas que de verdad trabajan en los medios. En esos días solo tenía un blog llamado X-Live. No sé cómo conseguimos la invitación… ¡pero qué momento para conseguirla!

Foto cortesía de mexgame.

El evento terminó. Y yo asistí al otro día a una clase de introducción con mi pulsera de prensa. Me sentía especial. Como Peter Parker guardando el secreto de ser Spider-Man. Intentado escapar de la escuela para salvar el mundo… o algo así. 

Cuando por fin entré a clases me encontré con compañeros que le daban al FIFA y que se mostraban interesados en los videojuegos. Situación que era algo nuevo para mí. Ahí conocí a un buen amigo llamado Aldebaran que después de ver mi libreta de Gears of War 3 se convirtió en una de las personas con las que más podía hablar de videojuegos en clases. Aunque él era más fan de Nintendo que de otra cosa. De hecho, mi mejor amigo de esa etapa en ingeniería, Oswaldo, me ayudo a comprar mi GTA V unos días antes de su lanzamiento, prácticamente un par de años después de conocerlo. Pero eso lo contaré después.

He de mencionar que gozó de una memoria privilegiada. Me acuerdo de cosas tan banales que es más divertido que funcional. Pero no recuerdo nada de las clases de aquellos días. Las fórmulas, teorías y lo que sea que enseñan en una ingeniería no están en mi cerebro… a diferencia de los juegos que jugué en aquellos meses.

Otro dato que debo mencionar es que en aquellos días ya escribía con cierta regularidad en X-Live y hacía un podcast en dicho sitio, por lo que tenía un buen “pretexto” para jugar todo lo que pudiera.

Evidentemente uno de los primeros juegos a los que le entré fue Gears of War 3. La épica conclusión de la trilogía más importante del Xbox 360; simplemente brillante, emocionante y lleno de sentimentalismo por la historia de Marcus y Doom. Gears es Top 3 de mis sagas favoritos, así que lo amé muy cabrón cuando salió. Caso similar con Batman: Arkham City. Apenas un par de años después de su primera entrega, la nueva obra de Rocksteady me tenía vuelto loco por todo lo que prometía el estudio en su mundo abierto y villanos. Ya era un nerdazo de los cómics y moría de ganas por jugar Arkham City.

Dos juegos de guerra increíbles también me atraparon en 2011: CoD Modern Warfare 3 y Battlefield 3 -de hecho es el año de los 3-. Infinity Ward me había dejado impresionado con su “No Russian” en 2009 y necesitaba saber que seguía con la historia de estos soldados, el multijugador no me interesaba en lo más mínimo. Toda la misión en París me parece gloriosa. Luego estaba Battlefield 3, yo apenas había jugado un poco el 2, pero mi timeline de Twitter me hizo comprar este juego de DICE y vaya sorpresa. No me impresionó tanto como el juego de Activision, pero me dejó un gran sabor de boca.

En mi 3DS le seguía metiendo horas a Ocarina of Time, pero los últimos meses me entregué por completo a Super Mario 3D Land. El 3D era la novedad de la consola y ese juego tenía un efecto bestial en ese sentido, además de un gameplay envidiable para los títulos caseros del plomero. Hasta en mi celular estaba jugando cosas como Infinity Blade (no sé por qué les gustaba tanto a mis compañeros) y GTA III (horrible) en mi iPad. En diciembre también salió Mario Kart 7, pero ese lo conseguí hasta enero de 2012.

Halo también se llevó varias horas de mi cuatrimestre con la edición Anniversary de Combat Evolved. Y es que yo no había terminado Halo en mi PC, así que me sorprendió muchísimo descubrir que apenas y había pasado tres niveles antes de jugarlo en el Xbox 360. Y como mi hermano es muy fan de Sonic pues me tocó entrarle a Sonic Generations de Xbox 360 y 3DS, así como al Sonic de los Juegos Olímpicos de Wii. Hubo muy buenos eventos con la gente de Sega México para ambos títulos.

En Wii y PlayStation 3 también salieron juegos que definirían a ambas consolas. The Legend of Zelda: Skyward Sword y Uncharted 3: Drake’s Deception eran imperdibles. El primero se convirtió en mi tercer Zelda favorito por su increíble estilo de arte y la historia; además desató todo el desmadre de la cronología; me encanta todo ese debate sobre la línea del tiempo y el hermoso Hyrule Historia. Mientras que Unhcarted… pues lo jugué y ya. Nunca he sido fan de Nathan Drake, así que no lo valoré como seguramente debí hacerlo.

Y eso fue solamente lo que salió en esos meses. Todo el año estuve jugando un montón de cosas como el increíble Pokémon Black & White, y aunque al principio me parecía un juego aburrido, después descubrí que es uno de los mejores títulos de la serie. Obviamente le entré a Marvel vs Capcom 3 y a Mortal Kombat 9. A FIFA 12 y PES 12 (que salieron el mismo día ese año). Y le di su oportunidad a Skyrim y Portal 2; el primero me aburrió (lo sé, estoy bien pendejo) y el segundo me encantó. Había mucho que jugar y poco tiempo para anotar cosas en mi cuaderno.

Y también estaba L.A. Noire. Elegir un juego de todos los que mencioné es difícil. Pero Rockstar Games siempre es garantía. Le dedique más de 20 horas a la historia principal, luego me seguí con algunas misiones secundarias, compre el season pass, le dedique más horas, lo volví a jugar y así hasta noviembre. Mi juego favorito de un año lleno de lanzamientos importantes. Si solo van a jugar uno de esos juegos aprovechen que L.A. Noire salió en Xbox One, PlayStaion 4, PC y Switch el año pasado.

Video Game Journalist

En 1999 le regalaron a mi hermana un PlayStation. El mismo año me regalaron un Game Boy Color con Pokémon Red. En 2005 me regalaron el primer Xbox y un par de días después me dieron Grand Theft Auto: San Andreas. En 2007 recibí mi Xbox 360. En 2008 me compré Grand Theft Auto IV. Y en 2011 entendí que los videojuegos eran más que un pasatiempo.

No ganaba nada con escribir sobre esos videojuegos. A nadie le importaba si iba a un evento o no. Ponía en riesgo mi futuro académico. Y evidentemente pasaba más tiempo del que debía frente a mis consolas… pero ya no había vuelta atrás.

Después me di cuenta que si ganaba experiencia al escribir sobre todo lo que jugaba. A las compañías que nos invitaban les interesaba que fuera a su evento. Mi futuro académico cambió drásticamente de Ingeniería en Robótica a Ciencias de la Comunicación. Y sí, pasé más tiempo del que debía jugando… pero no me arrepiento, mucho menos hoy que no puedo jugar tanto como quisiera.

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Ser gamer me abrió las puertas a lugares que jamás pensé que llegaría. Conocí a las personas que transformaron mi vida. Y alcancé lo que podría catalogar como un sueño. No ha sido fácil, pero sí muy emocionante.

La temporada de lanzamientos de 2011 tiene un lugar muy cabrón en mi corazón. Mi parte favorita de esos días siempre será cuando me levante a recoger un examen -que evidentemente había reprobado- y un culero solo gritó “pero qué tal el Gears of War”. Bueno. Gears of War 3 fue glorioso, amigo.

Feliz Día del Gamer. Y gracias por leer hasta aquí.