Escándalo, incomprensión y hasta acusaciones fue lo que suscito Einstein cuando propuso asumir el tiempo como una cuarta dimensión, no es para menos, el mundo estaba cómodamente acostumbrado a ver en 3 dimensiones. Situación similar sufrió Heisenberg cuando postulo su polémico Principio de Incertidumbre, pues la Lógica Cuántica literalmente reniega todo lo que Aristóteles nos había enseñado hasta el momento, no es para nada fácil aprender a valorar desde una nueva perspectiva. El mercado de los juegos móviles ha sido nuestra particular cuarta dimensión, cuanto nos ha costado apreciarlo en su justa medida. La abismal diferencia que su dinámica supone en relación al mercado consolero tradicional representa un sesgo todavía insuperable para muchos, ese malestar es el que origina menosprecio e indignación general. Les pido que bajen por favor sus trinchos pues esta Criatura también merece amor.

 

Tener la posibilidad de con 20 personas desarrollar un juego que sea descargado más de 1 millón de veces es una oportunidad demasiado tentadora para la mayoría de los depredadores (presidentes) empresariales. Sega y Konami lo han asumido de tal manera que decidieron traicionar una antiquísima tradición que los consagraba como referentes de una industria para embarcarse en caminos inexplorados. Los recuerdos quedan aunque su tiempo pase. La caótica dinámica que el mercado móvil impone obliga a muchos veteranos a comenzar desde cero allí están The Pokemon Company fusilando a Candy Crush o Lara Croft inspirándose descaradamente en Temple Run. Si vamos a comenzar desde el principio tendremos que partir de éxitos probados dirán los presidentes (depredadores).

 

Bajo este panorama de reintrepretacion y reinicios el jugador tradicional contempla horrorizado como ridiculizan a sus héroes. El desconcierto se transforma en ira cuando el gigantesco monstruo de los teléfonos inteligentes amenaza la estabilidad de las consolas tradicionales. Nintendo 3DS y Playstation Vita ya han caído victimas de su voraz apetito que (cual loba de Dante) no hace sino aumentar. Hostilidad u odio es lo único que el viejo fanático alcanza a sentir cuando intentar asumir el éxito de lo que no entiende. Palabras como «Free to Play» o «Casual» son banalidades inferiores que avergüenzan la pulcra noción de videojuego (no demasiado inmaculada en realidad por culpa engendros como Assassin’s Creed o Call of Duty pero ese es otro asunto…)

 

Nintendo es el último pedazo de historia en caer. Es el último bastión de tradición en ceder ante las imposiciones de los tiempos modernos. Había importantes esperanzas depositadas en su primer anuncio, la innovación que los caracteriza quizá podría reconciliar el problemático binomio tradición/casual pero la bofetada de realidad fue simplemente demasiado dura. Quien pensaba en otra cosa que no fuera una aplicación/juego claramente orientada a la interacción social sigue viendo la realidad del videojuego con gafas de los años 90s. Nintendo desde el inicio negó la posibilidad de ports o juegos principales en estas plataformas a las cuales siempre ha entendido como complemento. La nula experiencia en el sector aunado al fracaso de Miiverse obligo a la Gran N a valerse de un asesor experto que le marcara con resaltador el camino a seguir. DeNA determino un primer paso lógico: dar a conocer a Nintendo en la comunidad casual dotándolos de identidad social eso es Miimoto, un saludo, una presentación. Algo así como ¡Hola! para quien no nos conozca somos Nintendo y este es nuestro estilo. Los juegos vendrán después.

 

No debatiremos algo tan trivial como la caída de las acciones bursátiles porque todos sabemos que ellas están ligadas a percepciones subjetivas por parte de un grupo de gente que cree poder tasarlo todo. Solo nos limitaremos a decir que haciendo el esfuerzo en observar el cuadro completo la imagen que en él se esboza resulta un poco más nítida, nos limitaremos a decir que el momento coyuntural que vivimos obliga a demoler para construir, a desaprender para aprender. Solo diremos que aunque no estemos de acuerdo con la tendencia que toma el nuevo mercado (y aclaro que personalmente no lo estoy) ello no es razón para desprestigiar porque que no te guste no significa que sea inferior. No caigamos en la tentación de fustigar desde la otra acera, no miremos lo que queramos sino lo que es… aunque tenga forma de un sonriente Mii.