Un solo juego, eso le basto a Nintendo para llevarse el corazón de los jugadores dentro de E3. Bueno, por ahí también estaba Pokémon Sun & Moon y Pokémon Go, pero el mundo entero se rindió ante The Legend of Zelda, ante la incógnita de sus retrasos y ante la majestuosidad de la serie que -pienso- podría representar a toda la industria de los videojuegos si fuera necesario.
Tristemente, la forma de actuar por parte de Nintendo nos ha privado de la posibilidad de ver una conferencia en donde se presente al mundo cada uno de los detalles de la nueva entrega de Link y compañía. Por otro lado, con todo lo que ha liberado la marca japonesa, dicha conferencia seguramente habría durado lo que la de Xbox y PlayStation juntas, y, aun así, apenas hubiéramos visto la superficie del proyecto más ambicioso del E3 2016.
Probablemente la emoción por seguir descubriendo lo que Breath of the Wild tiene que ofrecer, sea un factor que afecte la realización de este artículo, uno que por suerte está en la categoría de “Columna”, por lo que puedo proseguir sin miedo a ser juzgado. Zelda parece llegar tarde a un género que hiciera popular Grand Theft Auto y que hasta Snake ha explorado; los mundos abiertos tienen años ante nosotros y aunque el primer Zelda tenía una estructura similar a dicho término, la realidad nos coloca ante la primera experiencia contemporánea de la serie con los open world.
Ya sea con las demostraciones –largas y tediosas- del Treehouse de Nintendo o con las decenas de gameplays en YouTube de la prensa internacional, ponerle los ojos encima a la obra de Eiji Aonuma es un viaje inesperadamente diferente en la mayor parte de los casos. Ante un mundo que pinta para ser enorme, lleno de lugares misteriosos y envuelto en esa peculiar magia que nos hace distinguir el estar jugando un TLoZ. La idea de ser un proyecto ambicioso no responde solo al legado de la serie, sino a los cambios de elementos establecidos en más de 30 años.
Desde cosas tan “insignificantes” como que Link pueda saltar, que la nueva forma de curarse sea a través de alimentos que podemos recolectar, cazar y cocinar o que al desvainar nuestra espada entre la hierba no encontremos una rupia. Hasta elementos que no pasan desadvertidos por nadie, como que ahora Link es diestro, sin necesidad de ello como en Twilight Princess o Skyward Sword, o el logo Sheikah en las playeras del personal de Nintendo dentro de su both y, por supuesto, esa voz al inicio del nuevo avance y ese despertar que nos deja con más preguntas que respuestas.
The Legend of Zelda: Breath of the Wild no es trascendente por lo que hemos visto en E3, sino por todo lo que hay dentro de él y que no podemos ni imaginarnos, ¿qué hay más allá de las montañas? ¿por qué estábamos dormidos? ¿cuántos secretos hay en este mundo? Las preguntas sobran y la curiosidad nos mata, pero no podemos más que calmar nuestras ansias por la llegada de Link a Wii U con videos y los juegos que ya existen en la consola.
Quizá los 30 años de The Legend of Zelda no hayan sido festejados de la mejor manera, pero tras este E3 creo que no podemos exigirle más a Nintendo, nos ha dado lo que necesitábamos: el Zelda más ambicioso jamás creado y llenó de elementos que lo hacen ver diferente de obras anteriores. Solo nos queda esperar por tenerlo en nuestras manos.
Regresando a Nintendo, la realidad es que no podemos decir mucho. La compañía se mantiene a la espera de su siguiente paso, Project NX, por lo que tendremos que ser pacientes a que decidan ponerle nombre oficial y presentarlo al mundo. Sabemos que el mencionado Zelda será uno de los primeros juegos en mostrar el potencial de dicha consola, lo que nos da cierta tranquilidad ante el proyecto, pero nada más.
Me encantaría decir que los de Kioto han aprendido de sus errores, mientras sigo ahorrando para NX, pero la tradicional Nintendo parece estar lejos de querer cambios drásticos. El futuro de la compañía apuesta por experiencias “novedosas” pero con ese estigma de ser amigables con todo el mundo. No quiero que Nintendo se vuelva PlayStation o Xbox, pero si es necesario un cambio entre sus diferentes usuarios.
Prueba de ello es Pokémon Sun & Moon y Pokémon Go, mientras que con Zelda la compañía se atreve a pisar nuevos terrenos, con una de sus series más fuertes, con Pokémon se mantiene al margen de lo que ha presentado y solo cambia la plataforma. Seguro sufriremos bloqueo regional y poca disponibilidad, y eso solo hablando de elementos alejados del gameplay. Nintendo es un misterio actualmente y así como hoy escribo esto, mañana la situación puede ser diferente.
Mientras le agradecemos por The Legend of Zelda: Breath of the Wild, nos extrañamos por el hermetismo alrededor de sus nuevos proyectos. Lo más cercano a nueva información fue la confirmación de Just Dance 2017 para NX y eso no es algo que nos emocione.