Anunciado durante el E3 de 2009 y con casi 10 años de desarrollo, The Last Guardian ha entrado a la esperadísima fase gold, lo que significa que no habrá más retrasos para el título y lo podremos ver en tiendas el próximo 6 de diciembre como una de las exclusivas más importantes en la historia de PlayStation 4.
Sin lugar a dudas, la espera no ha sido sencilla y aunque por mucho tiempo llegamos a pensar que el proyecto pudo haber sido cancelado, el saber que estamos a pocas semanas de tener el juego en nuestras manos es una sensación única. Lo anterior es más especial cuando ya hemos tenido la oportunidad de ponerle las manos encima y disfrutar de una pequeña parte de la aventura que podremos vivir a lado de “chico” y su gran amigo Trico.
Durante el pasado Electronic Game Show, y gracias a la gente de PlayStation LATAM, tuvimos la oportunidad de probar, por poco más de 20 minutos, la demo de The Last Guardian. Ojo, la experiencia en un juego como éste puede ser muy dividida cuando tomamos de referencia a la persona que pudo jugar al juego. En mi caso, es la primera vez que pude probar un juego de Team ICO, lo que me llevo a un complicado análisis de lo que había jugado.
Empecemos por lo “malo”. The Last Guardian hereda el sistema de juego y controles de ICO o Shadows of the Colossus, mismo que podría desencajar un poco con lo que estamos acostumbrados hoy en día. Me refiero a un control que no es tan preciso como uno hubiera deseado y que constantemente nos hace pensar en un pésimo desarrollo. Un ejemplo sencillo, “chico” tiene que lanzarse de una cadena a un segundo piso para seguir su recorrido, pero el control no te deja dar la vuelta del todo, lo que te impide quedar de espaldas al punto deseado y te dificulta el salto.
Ahora, el control no es un problema para los jugadores que pertenecen al nicho que espera The Last Guardian. Incluso, y buscando entender mejor este estilo de juego, probé las remasterizaciones de ICO y Shadows of the Colossus en PS3 y puede darme una idea del sistema de juego y la forma en que este se hace uno con la historia. No se trata de jugar a un título de ICO de manera rápida, sin detenerse a apreciar lo que pasa a nuestro alrededor y lo que provoca cada una de nuestras acciones, sino de disfrutar cada momento del juego.
The Last Guardian no es un título para todos, no va a vender lo mismo que Infinity Warfare o Grand Theft Auto V, pero sí le va dar un enorme plus a PlayStation 4 y seguramente dejará satisfechos a todos los jugadores que lo esperan desde 2009. Más allá de la forma en que lo jugamos, The Last Guardian tiene un punto clave: lo que transmite.
Llegar al segundo piso que les mencionaba en el ejemplo es una tarea “complicada” lo que provocará caídas a “chico” de vez en cuando y a diferencia de un Nathan Drake que se pone de pie como si nada, nuestro personaje mostrará síntomas de dolor, caminará sobándose el brazo y cojeando. Evidentemente el mundo de los videojuegos hará que se recupere en unos segundos, pero nosotros seremos más precavidos, no dejaremos que caiga de nuevo y evitaremos a toda costa que vuelva a sufrir.
Lo anterior, además de dar un aspecto emotivo a la aventura, ayuda a que el punto del control se sienta menos importante. En mi caso, pasé de imitar los movimientos de Lara Croft a adoptar un ritmo de juego más sensato, con mayor atención a los detalles y menos acelerado. Por un lado, no pude acabar todo lo que el demo podía ofrecer, pero entendí el concepto del juego y lo difícil que será cometer un error en esta historia; créanme, nadie quiere ver a un niño lastimado una y otra vez por no saber jugar de manera correcta.
Por si lo anterior fuera poco, Trico forma parte importante del aprendizaje, y supongo que de la inmersión del juego en el título completo. La bestia mira atentamente cada movimiento que hagamos a su alrededor: nos ve caer, levantarnos y está atento a nuestra señal de ayuda. El puzzle a resolver involucraba a Trico en distintos momentos, ya fuera para llegar a un punto más alto o para que el accionará una cadena y se abriera una puerta.
El gigantesco animal llega a poner a prueba nuestra paciencia, como una mascota en nuestro hogar. Trico se mueve como un animal curioso, que no sabe que hacemos pero que parece interesado en todos nuestros movimientos. Después de un par de caídas se acercará, y sin que el juego de una indicación, sabremos que debemos aceptar su ayuda, colgarnos sobre él y usarlo de escalera o ir a donde parece que nos señala.
La combinación de “chico” y Trico es incomparable. Como mencione, se siente como estar al lado de una mascota real, con esa sensación de protección y cariño mutua. Sabemos de antemano que Trico es importante en la historia y uno de los elementos principales de la trama, pero no se siente como un cliché barato y esperemos que el juego completo nos dé mucho sobre esta relación.
Lo último que puedo hablar del juego es sobre su apartado gráfico, no estamos ante un Uncharted 4 o Gran Turismo Sport. The Last Guardian opta por gráficos que nos ayuden a digerir la historia como un cuento más que como una película. No busca ser “real” sino imaginario, inmediatamente lleva a nuestro cerebro a pensar en su mundo, sus personajes y la forma en que todo eso existe. Claro, hay elementos que resaltan el potencial de la plataforma como las luces a nuestro alrededor o el cell-shading, lo suficiente para apreciar de mejor forma la historia que buscan contar en Japan Studio.
Como lo dije, los mundos de Team ICO son nuevos para mí, pero 20 minutos fueron suficientes para sentir curiosidad y buscar ser parte de una aventura que ofrece más de lo que muchos se imaginan. En los días que vivimos, se agradece que haya proyectos que respeten a sus jugadores, que no sacrifiquen una idea por vender más copias y que entreguen un producto final que haga valer el tiempo de espera.
Las cartas están sobre la mesa y la decisión es sencilla: si llevas 7 años esperando The Last Guardian, falta poco más de un mes para que lo tengas en tus manos. Si no sabías del juego o no te interesa en lo más mínimo, te recomiendo que le des una oportunidad a una de esas obras que hace que la industria de los videojuegos sea la más importante de nuestras vidas.