Forajidos de por vida
La más reciente propuesta de Rockstar Games viene de una IP relativamente nueva y -hasta hace unos días- poco conocida. Básicamente se trata de un GTA en el viejo oeste, premisa que después de unas horas dejarás de lado, pues el mundo de RDR2 es mucho más ambicioso como para solo pretender robar comercios, acabar con los agentes de la ley y cazar animales.
A pesar de tener un “2” en el título, Red Dead Redemption 2 es una precuela del segundo videojuego de esta serie. En la campaña principal seguimos los pasos de una banda de forajidos ubicados en la frontera entre Estados Unidos y México a finales del Siglo XIX. Nosotros tomamos el papel de Arthur Morgan, uno de los principales miembros esta banda y protagonista de todo lo que te aventures a realizar en el viejo oeste.
Justo cuando la aventura comienza nos encontramos como fugitivos de la ley tras un golpe legendario en una ciudad conocida como Blackwater; el robo fue un éxito sin precedentes, pero el botín quedó varado en la misma ciudad que la banda de Dutch Van Der Line asaltó. Nadie puede regresar por el dinero y mucho menos pensar en abandonar a la banda en plena crisis.
Imagina RDR2 como la mezcla perfecta de música, diálogos, personajes y secuencias de acción de The Good, The Bad, and The Ugly (1966), Once Upon A Time In The West (1968) y Django Unchained (2012)… ¡AH! Y el ataque de oso en The Revenant (2015). Ahora súmale las decisiones ambiguas y retorcidas de Westworld (2016) y la inmensidad de opciones y posibilidades que viste en GTA V (2013).
Sin sombrero no hay vaquero
De entrada Red Dead Redemption 2 es uno de los videojuegos más ambiciosos de la historia. No solo en los típicos apartados visuales que buscan entregar una perspectiva realista o en una historia con tintes cinematográficos a la altura de un Oscar, sino por la estructura del mundo y como es que éste logra envolverte para poner atención a todos los detalles.
Por ejemplo, puede que tu caballo pierda salud por no cepillarlo, tu arma no dispara bien si no la limpias con regularidad y un animal puede huir o atacarte si disparas en medio del bosque y lo espantas. Así de abrumador y realista puede ser Red Dead Redemption 2.
La experiencia del videojuego sigue ahí, pero debes buscar la manera de aprovecharla al cien por ciento. Puedes convertirte en un forajido que dispara a diestra y siniestra o puedes ser el hombre responsable que busca impulsar a la banda al robo de sus vidas. La moralidad con la que Rockstar presenta su obra es bastante permisiva, pero puedes encontrar un “balance” entre el bien y el mal si te lo propones. Y al final la decisión está en tus manos.
RDR 2 ofrece una campaña con poco más de 65 horas de juego. Sin sumar todo el tiempo que le dediques a explorar al mundo, las misiones secundarias, los personajes aleatorios y las persecuciones de la ley. Si pensabas que el entretenimiento seguía una línea efímera y poco desafiante, deberías entregarle un fin de semana a Arthur Morgan y compañía.
Claro que después de ese fin de semana es probable que quedes enganchado por las personalidades de los forajidos o la cruzada personal de Morgan. Quizá solo quieras seguir explorando hasta encontrar el próximo secreto oculto en las montañas. O simplemente desees tomar fotografías a los atardeceres por el resto del año. Prepárate para quedar pegado al control durante meses.
No te preocupes por la existencia del primer Red Dead Redemption y Red Dead Revolver, puedes jugar este videojuego sin saber nada de los anteriores.
De la redención a la perfección
¿Es el juego del año? A menos de que The Last of Us II o Cyberpunk 2077 tengan algo que decir, podríamos ir poniendo a Red Dead Redemption 2 como el juego más importante de la actual -y un tanto desangelada- generación de consolas. Así que sí, definitivamente es el mejor juego que hemos jugado durante 2018.
Red Dead Redemption 2 es el mundo abierto más imponente que se puede encontrar en la industria de los videojuegos. La cantidad de opciones y la forma en que cada una de sus posibilidades logra persuadirte para seguir jugando es brillante. La ejecución perfecta entre historia y gameplay. Una obra maestra.