Aunque la primera película de Avatar salió en 2010, realmente James Cameron desarrolló este mágico universo alienígena desde la época de los 90, y solo tuvo que esperar a que la tecnología alcanzara sus ambiciosas ideas. De manera parecida, en el pasado las consolas de videojuegos no eran lo suficientemente poderosas para hacerle justicia a Pandora. Pero esta maldición se acabó, pues Avatar: Frontiers of Pandora, para la nueva generación, es una recreación que está totalmente a la altura de esta magnífica saga.
El renacer de un Na’vi
Avatar: Frontiers of Pandora es un juego de acción y aventura en primera persona, ubicado perfectamente en el universo de Avatar, pero con la ventaja de que no requiere que hayas visto las películas. Sí, hay uno que otro guiño por aquí y por allá, pero en general Ubisoft logró perfectamente tomar lo que hace tan grandioso Avatar, sin tener que apoyarse demasiado en la historia del universo cinematográfico.
En Avatar: Frontiers of Pandora, tomas el papel de un joven Na’vi, que fue básicamente abducido por los humanos junto con jóvenes de su tribu, los Sarentu, cuando eran muy niños. La Administración de Desarrollo de Recursos (RDA) estaba formando un programa de embajadores, por lo que necesitaba niños Na’vi que conocieran la historia y la forma de ser de la humanidad, para poder fungir de diplomático entre las dos razas. Sin embargo, un conflicto causó la cancelación repentina del programa y para salvarles la vida, una investigadora criogenizó a esos niños por años.
Después de mucho tiempo, otros Na’vi rescataron a esos niños Sarentu, que al parecer eran los únicos y últimos supervivientes de su tribu. Sin embargo, considerando que literalmente fueron criados por humanos, su conexión con otros Na’vi, o con la diosa Eywa queda constantemente en entredicho, tanto de manera externa, como interna, dentro de sus mentes.
Así, la historia de Avatar: Frontiers of Pandora funciona como un buen hilo conductor narrativo, en el que el protagonista tiene que, literalmente, aprender la historia de Eywa, Pandora, y la misma raza Na’vi, al mismo tiempo que el jugador. Y el objetivo es claro: con el poder y reconocimiento que tienen estos jóvenes Sarentu, lograr que todos los clanes cercanos se unan para poder derrotar a la RDA, y así acabar con la destrucción y polución del planeta.
Narrativamente, Avatar: Frontiers of Pandora es un juego un poco desequilibrado. Por un lado, es una maravilla poder conocer el universo de Avatar de manera tan profunda y sin las limitaciones que implica una película de dos horas. Puedes explorar a tus anchas, escuchar historias, leer descripciones, encontrar plantas o animales y un montón de cosas más que realmente te hacen sentir como un habitante de Pandora. Asimismo, conocer los diferentes clanes, escuchar sus problemas y trabajar con ellos para lograr que se unan se siente como un objetivo importante y significativo.
Sin embargo, tu objetivo principal, derrotar a la RDA y a su director John Mercer, se siente más difuso. En teoría el protagonista tiene una razón para querer vengarse de Mercer, pero esa escena es tan breve, y se menciona tan poco a lo largo de la historia, que no tiene mucho impacto psicológico. De igual manera, Mercer sale muy poco a cuadro, al inicio de la partida y prácticamente hasta el final. Lamentablemente, Avatar: Frontiers of Pandora cometió el mismo pecado que Far Cry 6: si el jugador no tiene un verdadero lazo con el gran antagonista, el antagonista no se siente importante. ni las apuestas tan altas.
Quiero ser enfático: es verdad que narrativamente hay partes débiles en Avatar: Frontiers of Pandora. Sin embargo, el trabajo que Ubisoft puso en la construcción de mundo, en cada detalle de este universo, hacen que valga totalmente la pena reexplorar Pandora.
De Pandora eres y en Pandora te convertirás
Aunque Avatar, como franquicia, se enfoca en el conflicto entre humanos y Na’vi, es bastante obvio que la verdadera protagonista es Pandora, la exuberante luna, llena de flora y fauna alienígenas, donde sucede toda la historia. Y aquí, en Avatar: Frontiers of Pandora, no es la exepción.
Llevar al mundo de los juegos un planeta tan verde, tan lleno de vegetación, con tantas estructuras, montañas, ríos, cuevas, animales y plantas, no era tarea fácil. Sin embargo, Ubisoft lo logró, y con creces gracias a su nuevo motor gráfico Snowdrop. Hace algunas semanas jugué Alan Wake 2 y hasta ese momento pensé que era uno de los juegos más impactantes a nivel gráfico que había visto, sobre todo en los aspectos de iluminación y vegetación. Sin embargo, puedo decir que Avatar: Frontiers of Pandora se lleva el #1 hasta ahora, apoyado por un magnífico diseño de arte.
Desde el momento en que dejas el centro de la RDA, te das cuenta que Pandora es un mundo abierto muy diferente a otros que has jugado, pues es totalmente natural. Aquí no hay calles, edificios y vehículos, sino frondosos bosques, cordilleras gigantes, montañas flotantes, cascadas, ríos y lagos. Cada centímetro del planeta está cubierto de vegetación, y aunque algunas de estas plantas te pueden parecer conocidas, también hay muchas otras que que son totalmente extrañas y dignas de admiración. Lo mismo ocurre con la fauna, pues muy frecuentemente te encontrarás con animales que nunca imaginaste, algunos de los cuales huirán de ti, mientras que otros irán a atacarte. Como también hay un ciclo de día/noche y clima dinámicro, el mapa, de por sí muy grande, puede apreciarse de diferentes maneras según las condiciones. Particularmente, las noches se sienten mágicas, gracias a esa bella bioluminisencia que tan asombrados nos dejó en las películas.
Uno podría pensar que explorar un lugar tan denso y tan natural podría ser confuso, pero la realidad es que el equipo de desarrollo realizó un magnífico trabajo a la hora de diseñar el mapa. Aunque al principio te sientes torpe, poco a poco empiezas a entender el idioma natural de este planeta, a ver las indicaciones escondidas a simple vista, a correr, escalar, seguir caminos marcados sutilmente y hasta aprovechar la flora y fauna a tu alrededor para moverte y explorar como un verdadero Na’vi. Tal vez aquí no haya escaleras, pero hay plantas que te lanzan por los aires. Tal vez no haya caminos, pero hay troncos gigantescos con plantas que aceleran tu velocidad. Tal vez no haya elevadores, pero hay lianas que te elevan metros hacia arriba. Tal vez no haya aviones, pero existen los legendarios ikran que te llevarán volando a donde tú quieras.
La cereza en el pastel es el excelente diseño de audio de Avatar: Frontiers of Pandora. La música orquestral es cinemática e imponente, pero solo aparece en cinemáticas o momentos realmente importantes. Realmente, la mayor parte de tu tiempo la pasarás solamente escuchando a la naturaleza… y se siente bien, se siente lógico. Los hojas de los árboles susurrando cuando hay una corriente de aire, las ramas del piso romperse cuando las pisas, los insectos cuando te acercas a ellos, o los ruidos de cada uno de los animales que existen en este mundo. Avatar: Frontiers of Pandora es un concierto constante, pero no de música o una banda, sino de la naturaleza misma, de Eywa.
Piedra y fuego
Una de las más grandes dudas que la gente tenía sobre Avatar: Frontiers of Pandora era de si sería simplemente un nuevo Far Cry con una capa de pintura encima. La buena noticia es que esto no es muy cierto. Sí, hay algunas similitudes, como la estructura general, la manera de encontrar misiones o la clase de recompensas que te otorgan las actividades secundarias. Sin embargo, este nuevo título tiene mucho ADN propio.
Para empezar Avatar: Frontiers of Pandora pone mucho énfasis en la conexión que los Na’vi tienen con el planeta. Es cierto que al final del día tus enemigos son los humanos y tendrás que enfrentarlos en muchas ocasiones, pero a diferencia de Far Cry, donde el combate es lo principal, aquí también hay mucho tiempo para la paz, la exploración y la comunidad. Que por cierto, hablando de comunidad, el título entero se puede jugar en cooperativo.
Este juego tiene combate, sí, pero también importan mucho la búsqueda de recursos, la elaboración de equipo y la preparación de alimentos. Así que sí, tienes que salir a buscar animales que cazar o plantas que obtener, pero todo a tu alrededor te invita a ser cuidadoso y nunca tomar más de lo que necesitas. Entre mejor condición obtengas los recursos, el equipo que elabores será más poderoso y los alimentos otorgarán mejores mejoras temporales. Las plantas tienen un minijuego para poder sacar las raíces sin lastimarlas y los animales ofrecen mejor carne cuando los matas de un solo flechazo al punto exacto. Además, cuando los matas, les agradeces por haberte otorgado su ser. Dispararles con una metralleta, de hecho, hace que la carne quede inservible. El mensaje simbiótico es claro, nunca te aproveches de la naturaleza.
Pandora es muy grande pero hay mucho que hacer. En tus viajes, que pueden ser a pie o eventualmente a la espalda de tu confiable inkran, encontrarás asentamientos Na’vi, donde podrás escuchar los problemas de los locales y ayudarles a resolverlos. Y a medida que lo hagas, ganarás el favor de la tribu, con el cual podrás recibir objetos, equipo, recursos o recetas. También hay puntos de interés, que te otorgan recursos, más misiones o mejoran tu estamina o vida, y hasta plantas legendarias que te otorgan habilidades muy poderosas. Afortunadamente, marcar cualquier punto de interés es fácil y la interfaz es informativa pero no muy intrusiva.
Sin embargo no todo es miel sobre hojuelas. El gran antagonista de Avatar siempre ha sido la humanidad y aquí queda claro una vez más. Los humanos están instalando fábricas y otros edificios, los cuales contaminan Pandora, por lo que es necesario acabar con ellos para que la naturaleza reclame esas zonas. El combate en Avatar: Frontiers of Pandora sí es parecido a Far Cry, aunque es más bien una combinación de las entregas modernas y Primal.
Verás, ya que el protagonista se crió como humano, tiene la gran ventaja de poder usar armas humanas y Na’vi. Así, tienes la posibilidad de usar diferentes tipos de arcos y flechas, resorteras y lanzas, pero también metralletas, rifles de asalto o escopetas. Aunque el juego de armas es aceptable, la selección es algo reducida y me quedé con ganas de ver variantes un poco más imaginativas, sobre todo si estamos hablando de armamento alienígena.
Un punto a saber es que el combate es difícil, al menos para estándares de Ubisoft, pues si no tienes cuidado puedes morir acribillado fácilmente. Al final del día eres un ser en taparrabos peleando contra humanos, exotrajes, cohetes y otro tipo de armas militares, por lo que tu durabilidad no es mucha. Poco a poco esto se va solucionando a medida que consigues equipo más resistente o armas más poderosas, pero en un principio el combate sí se puede sentir injusto.
El camino a Eywa
No se puede negar el hecho de que Avatar: Frontiers of Pandora es un juego hecho por Ubisoft, pues efectivamente tiene muchas de las características de juegos de mundo abierto a los que ya nos tiene acostumbrada la distribuidora.
Sin embargo, este título también es mucho más. Busca darle un giro a este género, con un enfoque reducido en el combate y aumentado en otros aspectos, como la exploración o la colaboración. Además, es audiovisualmente una verdadera maravilla, pues muestra una cantidad altísima de elementos, luces y partículas en pantalla en todo momento sin que la tasa de cuadros se vaya al suelo.
Finalmente, es una recreación perfecta del legendario mundo de James Cameron. Si eres fanático de las películas de Avatar debido a la construcción de mundo y a todo su interesantísimo lore basado en la relación simbiótica entre planeta, flora y fauna, entonces Avatar: Frontiers of Pandora no puede faltar en tu colección. Hay errores, pero este es un fantástico primer intento para una saga que ya conquistó al cine, y ahora podría hacer lo mismo en los videojuegos.
Pros:
+ Fantástica recreación del universo de James Cameron
+ Le da un giro a los juegos de mundo abierto
+ Es una maravilla audiovisual
Contras:
– El combate se siente injusto y no ofrece tanta variedad