DiRT Rally, la nueva obra de Codemasters busca alejarnos de los panoramas sencillos en los que solamente debemos disfrutar del paisaje para pasárnosla increíble. De la misma forma en que un Dark Souls nos hace repetir decenas de veces una misma acción, en la nueva entrega de la serie DiRT tenemos una innegable tendencia a aumentar la dificultad y hacernos adictos al reto que el juego presenta.
3, 2, 1… GO!
Las competencias en campo traviesa son el elemento principal considerar dentro de DiRT Rally. Independientemente del clima o el terreno, todo el juego nos pone en escenarios lo suficientemente diferentes como para tener una experiencia cada vez más enriquecedora a la hora de poner las manos sobre el volante. Lo anterior provoca que la dificultad del juego sea un elemento a tomar en cuenta de manera constante, pues en ningún momento podremos sentirnos al cien por ciento seguros de dominar la curva que se nos avecina.
Definitivamente el primer punto con el que chocamos al entrar a DiRT es la dificultad y nuestra experiencia con los juegos de carrera en un nivel avanzado. Es evidente que DiRT Rally no busca complacernos con recompensas constantes o ayudas en forma de bonos como en un Forza, la idea aquí es mantenernos al tanto de nuestros errores y llevar a cabo las modificaciones necesarias en cuanto a los elementos de simulador en el vehículo, como en nuestra forma de conducir por los campos lodosos e imperfectos.
Por suerte el juego tampoco es un martirio gigantesco. La primera vez que pasemos a las carreras descubriremos un sistema de progresión que busca llevarnos de los más “sencillo” a lo más complicado de forma interesante. El juego nos coloca en los años sesenta, con autos y terrenos fáciles de controlar y que se adecuan a las necesidades de un principiante; después de ello el cielo es limite, empezar a avanzar en el modo principal nos coloca ante una mayor dificultad y una física que requiere mayor cuidado en momentos clave de la conducción, los movimientos del auto y los obstáculos que la madre naturaleza nos haya puesto.
Estamos ante un juego que nos deja sentir la dificultad que los amantes del género desean en cada nueva experiencia. Los clásicos están ahí: la presión de las llantas, los cambios de velocidad manuales o las asistencias en los frenos, pero el verdadero reto se encuentra en la conjunción que esas características tienen con el potencial que brinda el mapa, cómo nos enfrentamos a él y nuestra capacidad de responder a un bache que parece salir de la nada o a una curva que nos hace perder el primer lugar. Es evidente que insisto en estos elementos, pero son esenciales para la experiencia completa del título.
Hablando de la experiencia, es interesante como un proyecto tan pequeño y que no tiene la capacidad comercial para llegar a todo el mundo, se establece en un modo de juego exigente que lleva a los conocedores a un simulador realista y lleno de sorpresas. Caso contrario para aquel incauto que se tope con el juego y lo adquiera en busca de una experiencia casual, si bien no es un título para romper el control, sí es una constante lucha entre la desesperación y la irritabilidad que brinda su aprendizaje, control y dominio del entorno.
Pasando a elementos más a menos, la obra nos provee de más de 30 pistas y hasta 40 vehículos listos para competir. Quizá para muchos las cifras anteriores sean un mínimo comparado con otros juegos del género. Sin embargo, la naturaleza del juego nos obliga a explotar cada elemento de los autos, al grado de tener dos opciones: quedarnos con el primer que obtengamos con características adecuadas o buscar entre todas las opciones un auto que se adecue a nuestros objetivos. Evidentemente la opción dos nos brinda un panorama mucho más amplio y un conteo de horas a favor de lo que podemos extraer de DiRT Rally.
Entre las opciones del juego tenemos la carrera rápida, los campeonatos y torneos, tablas mundiales y ligas en línea. El chiste de cada modo es obtener créditos para posteriormente gastarlos en contenido extra del juego como autos y pistas nuevas. De igual forma podemos apostar por las vertientes en línea para medir nuestro aprendizaje con jugadores de todo el mundo y colocar nuestro nombre en los marcadores mundiales, destacando que las opciones online funcionan de manera precisa y sin complicaciones.
Lo último en la lista son los elementos técnicos del juego. Básicamente nos encontramos ante uno de esos juegos que hace brillar a las máquinas de nueva generación con sus 108op y sus 60 cuadros por segundo, acompañados de un bestial sonido en el vehículo que nos hace sentir cada cambio en el motor. El único inconveniente lo encontramos en algunos errores del juego que nos hacen desaparecer de la pista o desaparecer el camino y provocan el reinicio de la etapa.
Definitivamente DiRT Rally no está hecho para todos, es un juego con una dificultad elevada y con elementos meticulosos en su sistema de juego. Seguramente te sorprenderá su apartado gráfico y sonoro, así como la recreación de escenarios del deporte automotor, siendo el único obstáculo que dichos elementos no te salvan de una especie de tortura en las carreras y un sentimiento de frustración por no poder avanzar de esa curva peligrosa. Si eres fan de la serie y conoces el género es imposible que te pierdas esta entrega, en caso contrario hay que pensarlo un par de veces antes de comprarlo.