Ante nosotros tenemos la tercera entrega de una franquicia que ha buscado consolidar su identidad en sus dos más recientes propuestas: Origins proponía un estilo de juego pausado y basado en la estrategia y progresos de nuestros personajes, mientras que Dragon Age II materializaba una jugabilidad más dinámica y en donde la acción era su principal pilar, asemejándose más a un Hack and Slash. La marcada diferencia de género entre ambos títulos provocó el descontento entre los aficionados a la saga y hacia el propio estudio desarrollador de dichas obras, hablamos de la notable BioWare.

 

Finalmente, tres años después del segundo Dragon Age, llega Inquisition, el cual pretende no sólo consolidar la franquicia como una de las más importantes del RPG, sino de convertirse en la más grande creación de los responsables de memorables videojuegos como Star Wars: Knights of the Old Republic y la propia trilogía de Mass Effect.

 

El resultado es discutible, sin embargo, Dragon Age: Inquisition sale triunfante en su objetivo de ser el mejor título hasta ahora de la serie, además de lograr convertirse en uno de los más destacados de 2014 y contendiente al mejor juego del año.

 

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Definiendo un camino

Los acontecimientos de Inquisition se desarrollan en el inmenso continente de Thedas, escenario de Dragon Age: Origins y Dragon Age II, en un tiempo de conflictos en donde la humanidad se ve ferozmente sometida por temibles legiones de demonios que amenazan con invadir y llevar al mundo a su perdición. El mundo está viendo aparecer “grietas” o puertas las cuales llevan a “El Velo”, siendo este el lugar donde residen los ya mencionados peligrosos demonios y horrendas criaturas, bien podría considerarse este sitio como el mismo infierno. Aquí es cuando haces aparición, sí, tú. Nuestro personaje que moldearemos y bautizaremos con únicos atributos, poseerá la capacidad de cerrar estas puertas, gracias a una misteriosa marca en el cuerpo. Es aquí cuando ven en el protagonista, la última esperanza de la humanidad para sobrevivir a la extinción y hacer llegar la paz a Thedas. Entonces nuestro viaje comenzará.

 

El guión del juego, tal como nos tienen acostumbrados los maestros de BioWare, nos lleva a recorrer un apasionante viaje lleno de originalidad e inesperados giros. La variedad y número total de personajes, tanto principales como secundarios, es abrumadora, al grado de ver en Inquisition un retrato de la vida misma, como si cada ser que aparece en pantalla tuviera su propia historia, un pasado, y gracias al progreso de nuestras acciones, un destino. Todo en Inquisition está conectado y regido por la ley de la causa y el efecto, cada una de nuestras decisiones se verá reflejada en la actitud de la gente que nos rodea, así como en la apariencia del mundo que intentamos salvar. La historia, a pesar de lo lenta que transcurre, lo cual podría ser considerado su mayor defecto, posee una narrativa que fluye sin tropezarse, te envuelve y despierta en el jugador deseos verdaderos de descubrir cada una de las historias que abundan en Inquisition. El juego ofrece en su totalidad muy pocas escenas CGI, siendo las conversaciones entre los habitantes de Thedas y tu equipo, prácticamente, el único método por el cual transcurrirá la historia, y aunque al final de la misma podría no estar a la atura de lo visto en Mass Effect o Knights of the Old Republic, no deja de ser un viaje asombroso de 40 horas (mínimo) de duración para la aventura principal, quedando las misiones secundarias y el multijugador como perfecta excusa para no abandonar tan impecable universo.

 

El protagonista de esta épica fantástica puede ser tan carismático como odioso según el jugador decida, cuando inicies una partida en Inquisition, el programa pedirá que nombres y elijas ciertos parámetros de nuestro personaje. El primero será seleccionar una raza (Hombre, elfo, enano y qunari), posteriormente la clase (Pícaro, guerrero y mago) y finalmente la apariencia. El grado de personalización ofrecido por BioWare es tan inmenso que tenemos a nuestra disposición una cantidad casi infinita de posibilidades para moldear al personaje central de la trama a nuestro gusto, pudiendo recrear desde nobles criaturas hasta deformes y tétricas criaturas, la elección es tuya. Mientras que cada clase y subclase contiene sus pros y contras, dejando al usuario seleccionar la que más le convenga según su estilo de combate, siendo este último añadido una característica fundamental para hacer de Dragon Age: Inquisition un título altamente rejugable debido a las extensas variaciones que se tiene a la mano para completar las diversas misiones que inundan el escenario, situación que se explota en la jugabilidad del juego y de la cual hablaré a continuación.

 

Mientras vayamos avanzando en la historia completando misiones, nuestro personaje y el resto de los miembros de nuestro grupo, la Inquisición, irá ganando experiencia, la cual nos permitirá desbloquear habilidades que podremos utilizar ya sea en combate o a la hora de interactuar con los habitantes de Thedas. Por ejemplo, en atributos de combate, puedes incrementar tu barra total de salud, la cual no se restablece automáticamente, o incrementar la velocidad de recuperación para emplear algún ataque en especial. En atributos sociales podemos desarrollar la capacidad de persuasión para así conseguir objetos más económicos o convencer a algún personaje de realizar alguna acción o estar a favor de tu ideal. El usuario deberá elegir sabiamente qué atributos mejorar para así alcanzar los objetivos que este desee.

 

Controlar a nuestro personaje resulta un  ejercicio que se lleva a cabo de forma agradable y sencilla, navegar con nuestro personaje a través del entorno es disfrutable gracias a dos aspectos en particular: El enorme espacio que tenemos para desplazarnos y los impresionantes paisajes que abundan en Inquisition. A la hora del combate, da gusto decir que es un equilibrio perfecto entre lo visto en Origins y Dragon Age II, enfrentar a los enemigos es duro, desafiante y dinámico. Atacar a un adversario puede hacerse de forma automática o manual, siendo esta ultima la que invita el titulo a emplear, ya que con esta podremos evadir ataques o conjuros, así como variar entre los tipos de ataques que posee nuestro personaje y el resto del equipo que nos acompaña en la aventura.

 

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Construyendo la Inquisición

Sí, al igual que en Origins, mientras vayamos avanzando en la historia, diversos personajes se irán sumando a nuestra cruzada, pudiendo relacionarnos con ellos para fortalecer vínculos y, lo más importante, sacar provecho de sus habilidades de combate para que así puedas implementar un estilo de pelea dependiendo de las circunstancias. Mientras no estés realizando una misión, podremos variar entre los personajes que nos acompañan durante la navegación del escenario, pero una vez entrando en conflicto, ya no será posible realizar cambios en los miembros del equipo. Sin embargo, sí que será posible elegir en tiempo real el personaje que controlaremos durante los enfrentamientos, convirtiéndose así a cada lucha de la Inquisición en toda una partida de ajedrez donde triunfar o caer dependerá únicamente de tus acciones y capacidad de manejar este grupo de héroes.

 

Además de la aventura principal que ofrece Inquisition, BioWare ha añadido por primera vez en la serie una modalidad para varios jugadores a través de los distintos servicios en línea. Siguiendo con lo visto en Mass Effect 3, en la variante cooperativa deberemos crear otro personaje, aunque esta vez, con muchas menos opciones, y con la ayuda de otros tres jugadores, tendrán que llevar a cabo misiones paralelas a lo visto en el modo historia, donde además de conocer más detalles del contexto que rodea a la tercera entrega de Dragon Age, sirven para conseguir objetos que podrán ser de gran utilidad para nuestro personaje. Este apartado, con mucho potencial, resulta ser limitado debido a los escasos escenarios que este ofrece, volviéndose repetitivo muy pronto, aunque lo más decepcionante es que los botines que obtengamos en esta variante no puedan ser intercambiados o empleados con nuestro personaje de la historia principal, haciendo cada inventario, independiente. Habría sido sensacional que, al igual que con la tercera parte de Mass Effect, el multijugador tuviera un impacto real en el modo principal del juego,  ojalá para una entrega posterior se implemente un sistema semejante.

 

Tecnológicamente, Dragon Age: Inquisition presenta una calidad gráfica asombrosa, con personajes profundamente detallados en sus rasgos faciales y vestimenta, situación que se ve maximizada a la hora de personalizar el aspecto del protagonista. Sin embargo, lo más destacable son los escenarios o en sí el mundo de Thedas. El ya mencionado mundo, aunque no es tan extenso como lo visto en Skyrim, es lo suficientemente amplio como para pasar decenas de horas sumergido en él explorando cada rincón del mismo. El paisaje que se puede apreciar en Inquisition es variado y encantador a los ojos, habiendo bosques, playas, pantanos y montañas, cada una con sus ciudades, pueblos y caminos, todo lo que habita aquí emana vitalidad y se siente natural, las vistas y el cielo nos transportan a dicho universo, atrapa y enamora. BioWare hizo un esfuerzo monumental para materializar un sitio que se sienta creíble y que a pesar de unos sitios ser más decadentes que otros, sea digno de recorrer, gracias en bastante medida a la inagotable cantidad de detalles que se hacen presentes en el mundo. Desgraciadamente, al tratarse de un juego que podemos verlo en consolas tanto de actual como de pasada generación, queda la sensación de que el contenido ofrecido en Dragon Age: Inquisition fue recortado, o al menos no explotado al máximo de su potencial para hacerlo llegar a PlayStation 3 y Xbox 360, y aunque el resultado increíble es excelente, pudo haber sido más grande, magistral.

 

Por otra parte, la inteligencia artificial del juego está altamente cuidada. Tal como mencionaba párrafos atrás, los combates son intensos e inteligentes, los contrincantes atacan ferozmente, de forma ordenada y precisa, acabar con ellos no es imposible, pero demandará sacar nuestro espíritu de estratega para vencer de la forma más eficiente posible con el menor daño dado a nuestro equipo. Y aunque nuestros compañeros, miembros de la Inquisición, pueden ser controlados por el usuario para seguir algún plan de ataque o realicen un movimiento en particular, la verdad es que su desempeño en combate es muy satisfactorio. No harán tonterías a menos de que tú las hagas, sin embargo en todo momento manifestarán independencia y la fuerza necesaria para mostrarte que no necesitan que los estés cuidando durante los combates, pues ellos con los suficientemente capaces de eliminar a un grupo de demonios sin tu intervención.

 

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Choque de Espadas y Dragones

En cuanto al sonido que prevalece en la obra, la música compuesta por Trevor Morris ofrece un trabajo desigual, algunas composiciones resultan maravillosas, las cuales sirven para transmitir la crudeza y fuerza que envuelve al mundo de Inquisition, así como acompañamiento perfecto para los momentos más memorables de nuestro viaje. Mientras que otras, la mayoría, son muy parecidas a las ya escuchadas en las anteriores entregas, careciendo de novedad e ingenio, aunque no deja de ser correcta su implementación y ejecución. Los efectos de sonidos (choques de espadas, rugidos de dragones, explosiones de hechizos) suenan tal y como los recordarás en anteriores entregas de la franquicia, aunque sin duda su optimización es mejor, ofreciendo estallidos más secos o naturales, aunque tal como las partituras, poco originales. Y finalmente, las actuaciones de voz son sensacionales, cada personaje se nota metido en su papel, ninguno se aprecia sobreactuado, un desempeño sobresaliente, destacando que, a pesar del altísimo número de personajes presentes en Inquisition, todos poseen un nivel por encima del promedio.  Un trabajo sobresaliente para cada uno de los actores de doblaje que participaron en este título.

 

En conclusión, Dragon Age: Inquisition es una cita imperdible tanto para los fanáticos de la serie, así como para aquellos que disfrutan de los más refinados RPGs. BioWare presenta en Inquisition su más ambicioso y completo producto hasta la fecha, en donde ve plasmadas sus mejores ideas, que vieran nacer en Dragon Age: Origins y Dragon Age II, en un perfecto equilibrio.

 

A pesar de no ser un título perfecto debido en gran medida a su falta de originalidad en algunos apartados como las mecánicas jugables y anecdótica modalidad cooperativa online, su trama envolvente y oscura, sus fascinantes personajes, su impecable apartado gráfico y tecnológico, y sobre todo, sus inagotables horas de diversión, son virtudes suficientes como para considerarlo un producto altamente recomendable para todo tipo de videojuegadores.

 

Dragon Age: Inquisition es una compra cuya inversión desquita y justifica cada centavo invertido en ella, una experiencia memorable que lo hacen no sólo el mejor RPG de 2014, sino uno de los mejores videojuegos que hemos recibido este año. ¿Qué otra afirmación necesitas para apresurarte, tomar tu espada y defender Thedas de demonios y dragones? Conviértete en el Iqnuisidor…

 

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