Dragon Quest es una serie muy interesante: su popularidad en Japón es tal que creó leyendas urbanas como la de una ley que prohibía el lanzamiento de títulos de la saga entre semana. Sin embargo, nunca alcanzó esos niveles en Occidente, siendo en su lugar Final Fantasy el referente de los RPGs en el continente americano.
A pesar de esta falta de popularidad, Dragon Quest ha alcanzado, poco a poco, reconocimiento a nivel mundial gracias a sus excelentes juegos: eso sí, si preguntamos a los fans sobre cuál es el mejor título de la serie, la respuesta normalmente se va a múltiples títulos pero uno que siempre forma parte de la conversación es Dragon Quest III.
La leyenda urbana que conté inicialmente tiene un fundamento en la realidad: al lanzamiento de Dragon Quest III, hubo 300 arrestos por ausentismo en jóvenes alrededor de Japón, todos estudiantes que saltaron sus clases para comprar el juego. Siendo 2024, a más de 35 del lanzamiento de este título parteaguas para la industria y el público en Japón, Square Enix ha lanzado un remake al estilo 2D-HD, hecho conocido por los títulos de la serie Octopath Traveler. Y aunque puedo ver el juego clásico con todo y sus defectos entre todas las mejoras audiovisuales, puedo entender a esos jóvenes rebeldes: Dragon Quest III HD-2D Remake es la mejor forma de disfrutar uno de los títulos primordiales del género.
Una Rara Reinvención
Dragon Quest III, subtitulado Seeds of Salvation en sus lanzamientos posteriores, es un juego de rol desarrollado por Enix (antes de fusionarse con Squaresoft) para el NES a finales de los años 80. Aunque ha tenido múltiples remakes, incluyendo versiones para SNES y GBC, la forma más accesible de disfrutar de este juego era una versión para celulares y un port de dicha versión para Switch: la llegada del Remake 2D-HD se siente como un latigazo visual, pero es algo sumamente necesario.
Este Remake de Dragon Quest III tiene la misma narrativa que el original: años atrás, el héroe Ortega partió de su hogar, dejando a su esposa e hijo atrás, buscando derrotar a Baramos, un Archidemonio que amenaza el futuro del mundo. Después de mucho tiempo, el hijo (o hija) de Ortega cumple 16 años y parte con la misma misión que empezó su padre: destruir a Baramos y salvar el mundo.
Situado en un mundo fantástico donde asumimos el rol de héroe, Dragon Quest III 2D-HD Remake es una versión ligeramente mejorada en términos narrativos: con pequeñas adiciones de parte de Yuji Horii, creador de la serie, puedo sentir una narrativa más coherente de la que presentó el juego original hace más de 30 años. Esto se vuelve notorio cuando hacemos comparativas pantalla contra pantalla, pero creo que no es necesario hacer esto para disfrutar del Remake.
A diferencia de muchas remasterizaciones que se sienten como exhibiciones de museo para aprender, Dragon Quest III 2D-HD Remake es un título divertido e interesante, más allá de su impacto y legado histórico. Eso sí, es importante establecer un factor importante: estructuralmente, este título sigue siendo prácticamente el mismo, y esto se nota particularmente en su sistema de batalla.
Un Bullicio en la Batalla
Dragon Quest III es nombrado como un excelente punto de inicio para la serie, principalmente por introducir elementos que hoy en día consideramos clave en JRPGs. Esto se nota desde un principio, con las amplias posibilidades disponibles desde un principio para el jugador.
Además de controlar a nuestro héroe (normalmente llamado Erdrick, Loto o Roto), es posible reclutar a tres guerreros más, los cuales generan un amplio potencial táctico. Aunque las batallas son por turnos y ejecutadas acción por acción, este Remake añade la posibilidad de acelerar cada movimiento, creando un combate mucho más fluido y capaz de estar al tú por tú con contemporáneos del género.
Cada uno de los compañeros que podemos reclutar puede tener vocaciones distintas, llevando a que tengan la oportunidad de aprender hechizos y habilidades diversos: desde conjuros mágicos hasta ataques elaborados de artes marciales, es posible crear un grupo verdaderamente único con nuestras decisiones, capaz de cubrir debilidades y resaltar las fortalezas de nuestro héroe.
Como todo RPG clásico, Dragon Quest III se basa en un sistema de puntos de experiencia y niveles, habiendo puntos de quiebre en los que cada clase aprende habilidades o hechizos distintos: cabe destacar que en este Remake ciertas vocaciones, como los guerreros y los artistas marciales, ahora pueden aprender habilidades y no solo atacar con su armamento. Con estas adiciones, así como la oportunidad de modificar los comportamientos de nuestros compañeros, es posible tener una máquina bien aceitada de victorias sin mover un solo dedo.
En general, el juego es una caja de arena para que experimentemos con nuestro grupo, en especial por la función esencial de este título: la posibilidad de cambiar vocaciones y crear guerreros multifacéticos.
Un Gran Grupo
La mayor fortaleza que encontré en Dragon Quest III y en este 2D-HD Remake fue la manera en la que compensa su falta de personajes en la narrativa principal además de nuestro protagonista a través de las posibilidades de personalización de nuestros compañeros.
Aunque el juego te proporciona tres guerreros por defecto, es posible crear nuestros propios compañeros, con distintas vocaciones y personalidades: este último elemento, introducido en versiones posteriores a la original, crea un sistema similar a las naturalezas en Pokémon, donde cierta personalidad hace que un personaje sea más rápido o más fuerte a cambio de carencias equivalentes.
Por otro lado, el cambio de vocaciones es una mecánica que fue revolucionaria en su momento, y no puedo evitar aceptar que sigue siendo admirable e interesante 35 años después. Cuando un personaje que no sea nuestro protagonista alcance nivel 20, puede acudir a una Abadía donde se puede hacer un cambio de curso en su vida, modificando la vocación equipada y revirtiendo el nivel del guerrero en cuestión a 1: a cambio, los punto estadísticos son reducidos a la mitad, pero se heredan habilidades y hechizos aprendidos, creando múltiples posibilidades.
Si inicias tu grupo con un ladrón y un mago, puedes cambiar sus vocaciones a guerrero y sacerdote, creando entonces un atacante veloz y un hechicero con acceso a dos repertorios de hechizos: también puedes utilizar a un juerguista callejero, el cual no acata tus indicaciones pero puede cambiar su vocación a sabio, una de las clases más poderosas en el juego, creando un mago todopoderoso que aparte es suertudo.
Adicional a este hecho, es importante resaltar que todo esto puede replicarse las veces que queramos: en realidad podemos experimentar con una cantidad infinita de aventureros gracias al sistema de Dragon Quest III, por lo que contamos con oportunidades para equivocarnos o al menos crear guerreros poco ortodoxos sin estar atorados en la historia.
Esto se vuelve muy claro cuando exploramos el mundo de Dragon Quest III, el cual adquiere una tonalidad hermosa a través de este Remake en 2D-HD.
Un Mundo Mítico
Una vez que viajas más allá del continente inicial, podrás observar que el mundo de Dragon Quest III es extrañamente similar al nuestro: ciudades juguetonas que asemejan a España o al Imperio Romano, naciones en oriente que se parecen al Antiguo Japón; un continente inhóspito como Australia o incluso un pueblo en medio de la nada que sobrevive a pesar del frío.
Dragon Quest III 2D-HD Remake tiene un mundo semi-abierto, el cual poco a poco presenta oportunidades para conocerlo. Aunque inicialmente estamos limitados por las puertas que podemos abrir, poco a poco descubrimos las oportunidades de encontrar nuevos tesoros y experimentar nuevas aventuras a través de viñetas ocurrentes y divertidas: en este espacio puedo notar la influencia que tuvo Akira Toriyama en la creación de la serie, más allá de cualquier diseño de personaje.
Una de las mayores fortalezas de Dragon Quest como serie está en el descubrimiento de espacios ocultos y tesoros enterrados en jarrones, armarios e incluso parches de tierra: este remake incluso añade espacios secretos en el mapa, los cuales contienen sorpresas que forman parte del contenido nuevo de esta versión.
Particularmente, este Remake aporta mejoras claras en el campo audiovisual, así como mejoras sutiles pero notorias en los sistemas de jugabilidad.
Del lado de los gráficos, este Remake es inmaculado, con un desempeño de 60 cuadros por segundo y una resolución 4K jugando en PlayStation 5.
En cuanto a la banda sonora, debo admitir que siempre me ha parecido la mayor falla de Dragon Quest como serie. Las composiciones de Koichi Sugiyama, aunque memorables, suelen ser repetitivas y poco variadas, algo que palidece a comparación de contemporáneos como Final Fantasy, pues aunque las bandas sonoras eran similares en alcance al inicio de ambas series, Dragon Quest se quedó atrás considerablemente en variedad e innovación.
Afortunadamente, este Remake hace cambios importantes en la banda sonora, particularmente en la utilización de una versión completamente interpretada por una orquesta y no sonidos MIDI: aunque algunos dirían que rechaza a la tradición, esta música fue claramente hecha para sonar con instrumentos reales, y el Remake lo hace una realidad: eso sí, no se pierde el hecho de que la banda sonora repite múltiples pistas, generando en algunos momentos un poco de hartazgo.
En el ámbito de accesibilidad, esta versión de Dragon Quest III toma dos pasos importantes: autoguardado y niveles de dificultad, siendo este primero una herencia de versiones portátiles que aprecio muchísimo por la naturaleza implacable del juego, mientras que el segundo es una excelente idea para los más jóvenes y los más veteranos, quienes quizás necesiten una experiencia distinta que la que representa la dificultad planteada por Artdink, los desarrolladores del Remake.
Curiosamente, aunque el juego no incluye elementos como el juego de mesa implementado en ciertas versiones, sí mejora el minijuego de arena de monstruos a través de una mecánica de reclutamiento de criaturas: al usar distintas habilidades exclusivas de vocaciones o ciertos objetos, podemos reclutar más y más monstruos y convertirnos en los reyes del circuito de competencias. De manera bastante complementaria, entre el contenido adicional implementado por el Remake es posible encontrar una vocación adicional, un domador de monstruos, el cual adquiere poderes y habilidades por cada amigo monstruoso que conocemos: aunque puede que nunca toquemos esta clase, es interesante de explorar una vez que obtenemos cierta cantidad de monstruos en nuestro establo.
Todos estos elementos convierten a esta nueva versión del clásico de NES en un título obligatorio para cualquier fan del género y la serie: para beneplácito de todos los fans que estaban esperándolo, Dragon Quest III 2D-HD Remake es una versión respetuosa del juego original, que logra al mismo tiempo modernizar elementos para un público que está acostumbrado a prácticas y nociones menos anticuadas. ¿Es el mismo juego de siempre? Sí, pero ¿cuándo fue eso malo? Dragon Quest III 2D-HD Remake le da una bienvenida reinvención audiovisual a uno de los mejores RPGs de todos los tiempos.
Pros:
+Increíble apartado audiovisual
+Interesante sistema de vocaciones
+Bienvenidas mejoras como remake
Contras:
-Banda sonora repetitiva