Tras una serie de problemas menores con su lanzamiento, Dying Light ya se encuentra disponible en todo el mundo y lo hemos analizado. Techland ha vuelto a retomar la temática zombies para trasladarnos a un mundo abierto muy bien logrado, con una ambientación apocalíptica que nos mantendrá inmersos en una historia de supervivencia, porque eso es Dying Light, sobrevivir, les mecánicas jugables fueron creadas con ese punto en mente desde el principio. Si haz tenido la oportunidad de jugar Dead Island, entonces aquí también encontrarás varios elementos que te resultarán muy familiares, y es que el estudio tomó todo lo positivo logrado anteriormente para integrarlo en una franquicia que debuta en esta industria.
Primeramente hablaremos de la historia, donde no mencionaremos ningún spoiler que pudiera arruinar tu experiencia con el juego, pero hay algunos puntos en esta modalidad que merecen ser explicados. En un principio y como casi en cualquier título, empezamos con una pequeña introducción que nos explica el objetivo general, el por qué llegamos a esa peligrosa ciudad llamada Herran que se encuentra infestada de zombies, donde el peligro no sólo lo encontraremos en las temibles criaturas, también en las pocas personas que siguen habitando el lugar tratando de sobrevivir con los recursos que tienen. Nuestro personaje es un agente secreto que tiene destinada una misión un tanto compleja, localizar a una persona que posee unos documentos clasificados que podrían poner en peligro el bienestar del resto de la humanidad, pero habrá un sin fin de obstáculos por delante, porque Herran tiene establecidas varias facciones de humanos que luchan por sus propios intereses.
Como seguramente te lo imaginarás, no tardamos mucho en comenzar a aprender y desarrollar nuestras habilidades, la más importante de todas es el parkour, el pilar de Dying Light. Tendremos a un personaje asistente que nos enseñará cómo superar obstáculos de forma rápida e incluso llegar a superficies más altas, bastará con dominar el movimiento del stick y apretar el botón indicado en el momento preciso, dominar el parkour nos tomará algunos de los primeros minutos de la historia, quizás te llegue a recordar por momentos a Mirror’s Edge en esta faceta jugable, todo gracias a su vista en primera persona. El guión de Dying Light no es el más complejo ni elaborado, pero es interesante, está hecho con la intensión de que el jugador se mantenga pegado al televisor para poder descubrir varias cosas interesantes, incluso un cambio de rumbo en nuestro objetivo principal.
Los juegos de mundo abierto se basan en las misiones principales y secundarias, con Dying Light no es la excepción y su enorme mapeado nos da muchas posibilidades de disfrutar el juego más allá del modo historia. Por desgracia la variedad de misiones no es tan amplia como esperábamos, en más de una ocasión haremos prácticamente lo mismo pero en una locación diferente. Teniendo en cuenta que se trata de un mundo abierto, nos hubiera gustado que se aprovechara de mejor forma el inmenso mapeado para crear misiones únicas, elementos había para lograrlo.
Como lo mencionamos anteriormente, la supervivencia es la base del título, así que necesitaremos de muchos recursos para poder lo lograrlo, aunque claro, son pocas las misiones que nos premiarán con este tipo de objetos, así que será necesario que explores de buena forma la ciudad de Herran en busca de elementos que te sean útiles, por ejemplo herramientas y armas. En este apartado recordamos un poco lo vivido en The Last Of Us, donde cada objeto lo considerábamos muy valioso debido a su escases, con Dying Light pasa lo mismo, son escasos y debemos emplearlos de la mejor forma posible, el desperdicio no es una opción.
Los enemigos del juego no son únicamente los zombies, y como pasa casi en todos los juegos de este tipo, también hay humanos que estarán complicándonos la vida en todo momento, depende bastante de la misión que estemos realizando. Curiosamente al iniciar el juego nuestro primer problema será con humanos y no con zombies, además tomemos en cuenta que estos últimos distan mucho de tener inteligencia, así que cuidado hay que tener sobre todo de aquellos de nuestra propia especie. La Inteligencia Artifical (IA) de nuestros enemigos no es precisamente la mejor, en los zombies probablemente no haya mucho en qué trabajar debido a su condición, pero son los humanos quienes no alcanzan la inteligencia debida, eso lo notaremos al instante en los primeros combates del juego, pues se notan algo torpes y lentos en sus movimientos. Si tenemos en cuenta que ellos también están luchando por sobrevivir, entonces esperarías que sus condiciones físicas fueran mejores, pero eso por desgracia no ocurre.
Dying Light por fortuna incorpora más luchas contra otras criaturas que contra humanos y la IA de los zombies la podemos calificar como decente. Cuidado con generar ruido cerca de ellos, de forma inmediata estarán cazándonos. Conforme avances en la campaña del juego, te darás cuenta que algunos objetivos será mucho más complicados debido a que la gran cantidad de zombies que aparecen en el lugar, formular una estrategia previa será lo más apropiado en estos casos. Si ya haz tenido la oportunidad de jugar Dead Island entonces el combate contra enemigos te resultará muy familiar, incluso parece un sistema calcado de su anterior proyecto. La obra de Techland se ha enfocado en complicarnos la supervivencia en Herran, en muy pocas ocasiones llevarás armas de fuego contigo, el combate cuerpo a cuerpo con diversos objetos será tu pan de cada día, por eso debes planear estrategias previas cuando deseas fulminar a una manada de zombies, pues no llevarás una metralleta para aniquilarlos a todos de forma rápida. Este punto ha jugado de forma negativa a Dying Light, ya que los momentos de disparos no están muy trabajados y su gameplay se siente incómodo, pero entendemos que su objetivo principal no era sobresalir en este apartado.
Una de las cosas que más nos ha gustado es la interacción con el entorno, la ciudad de Herran nos ofrece varios elementos para librarnos de los zombies, por ejemplo emplear la electricidad para dejar sin “vida” a nuestro cazador, pero si empleamos esas trampas con humanos entonces el resultado será realmente efectivo, ya que con ellos no bastan con echarnos a correr y escapar. Los zombies dejarán de hacerte daño cuando alcances un nuevo nivel del escenario, para los muertos vivientes es prácticamente imposible incluso subir un simple escalón, si lo que quieres es escapar entonces te recomendamos hacerlo en los planos elevados del territorio.
Dying Light tiene ciclo de día y noche, pero cuando la luna es visible todo cambia por completo, pareciera que estamos en un juego totalmente diferente donde nos llega el miedo, angustia y en algunas ocasiones desesperación, sobre todo cuando experimentamos por primera vez la oscuridad. Herran es un peligro latente durante la noche, es imposible ir por las calles de la ciudad y quedarnos quietos un instante, en cualquier momento habrá una criatura acechándonos. Lo más recomendable en estos casos es buscar un buen lugar para refugiarnos antes de que llegue la noche, pero si quieres arriesgarte y vivir un experiencia terrorífica en tierra firme, adelante, incluso la experiencia generada durante la noche se multiplica al doble, claro, siempre y cuando no mueras.
Para evitar tu muerte en esas horas del día también será necesario que tengas una mayor progresión en tus habilidades, de lo contrario será muy complicado que sobrevivas allí. El parkour se complica por la poca visibilidad que tenemos, hacia cualquier lado que miramos hay oscuridad, un error en un salto podría generar nuestra muerte, ya sea por una caída o por quedar como presa fácil para los zombies.
Llegamos ahora al sistema de creación de objetos, que nos ayudarán en diversos tipos de situaciones, por fortuna tenemos una amplia variedad de elementos que podemos crear, algunos nos serán de ayuda para distraer a los enemigos, otros en cambio nos permitirán sobrevivir a los peligros de Herran, así que debes administrar bien qué llevas en tu mochila, pues claro está que no puedes llevar todo a la vez, es necesario planificarlo antes. Como habíamos dicho anteriormente, es importante darnos el tiempo para buscar toda clase de cosas que posteriormente nos permitan construir cosas, la exploración de la ciudad es esencial para que nuestro inventario sea rico en posibilidades. Muy parecido a otros títulos de mundo abierto, la progresión de nuestro personaje se divide en varios aspectos que van de la mano, en Dying Light son 3: Potencia, Movilidad y Medidor de supervivencia.
Como ya te podrás hacer una idea, Potencia nos permitirá aumentar el impacto de nuestro golpes al momento de combatir zombies, lo podremos ir mejorando conforme vayamos matando enemigos. Movilidad será toda aquella habilidad física que nos puede ayudar en nuestro espace, por su parte el Medidor de Supervivencia incrementará el espacio para llevar elementos en la mochila, una mayor velocidad para crear los objetos y trampas, todo tras ir completando las misiones de la campaña y otras misiones secundarias que no nos presenten mediante vagamos por la ciudad de Herran, como los envíos de ayuda que caerán desde los cielos. Sin duda nuestro personaje tiene muchas opciones de progreso, pero para ello deberemos dedicarle varias horas de juego a Dying Light.
Dejando de lado todo lo que nos ofrece la modalidad off-line, Techland también ha trabajado en incorporar varias vertientes multijugador que ampliarán nuestras horas de experiencia y que por supuesto nos aseguran una gran rejugabilidad. En este apartado contamos con un modo cooperativo, donde en compañía de otro usuario deberemos cumplir con una serie de objetivos que se nos plantean previamente, siendo muy variados unos de otros. En algunos territorios del mundo el modo «Be a zombie» sólo venía incluido con la preventa, pero por fortuna también hemos tenido acceso a esta modalidad súmamente divertida y completamente diferente a todo lo que nos plantea Dying Light de forma inicial. Be a zombie (Sé un zombie) nos pone en los pies de un muerto viviente, nuestro objetivo es muy claro, complicarle la vida a un usuario real que estará dentro de la sesión de juego, la diferencia radica en que nuestras habilidades como zombie serán muy superiores a las del resto de criaturas, pues nuestro personaje puede moverse de forma rápida e incluso llegar a superficies más altas para lograr cazar a los humanos. Para ser un zombie y entrar en la partida de un usuario será necesario que éste último tenga activados los permisos debidos en el menú de configuración, de lo contrario puedes disfrutarlo también en el modo offline contra humanos controlados por la IA.
En el juego se provecha de muy buena forma el potencial técnico de las últimas plataformas, nosotros tuvimos la oportunidad de disfrutarlo en una consola PlayStation 4, donde el apartado visual luce muy bien en cada rincón de la ciudad, la iluminación es sorprendente y como ya dijimos, los momentos de oscuridad están tan bien logrados que nos llega a generar cierta situación de angustia y desesperación. Seguramente en PC todas estas características están en un escalón más arriba, pero la versión de consolas no decepciona en ningún sentido. En cuanto a sonido no tenemos nada que reprocharle, la banda sonora es agradable al oído y los sonidos ambientales le agregan un extra de emoción a nuestro recorrido por Herran. En cuanto al modelado de personajes encontramos algunas deficiencias que se pudieron evitar, todos son muy genéricos y dan la sensación de poco trabajo, un punto a mejorar en una futura entrega.
Techland ha logrado reunir los mejores puntos de sus anteriores juegos para crear un mundo abierto infestado de zombies que realmente es muy entretenido, no importa si es de día o noche, la experiencia es distinta y envolvente, su historia es interesante y la tecnología empleada no le pide nada a otros títulos del género sandbox. Ciertamente hay algunos apartados que se pueden mejorar, pero no hay nada que arruine la experiencia final del jugador. Esto es Dying Light, un Apocalipsis hecho realidad.