Knack es una de esas franquicias que «brillan» por su peculiaridad. La primera entrega fue uno de los títulos de lanzamiento del PS4, una de las razones que intentaron convencer al usuario de que el salto generacional valía la pena. Y, al menos en el aspecto técnico, sí era sorprendente: tiempos de carga muy reducidos, niveles de detalle y definición en los personajes nunca antes vistos, la facilidad con las que las reliquias se soltaban y se unían en el personaje principal, etc. El problema es que, fuera de eso, el juego no fue en realidad muy bueno. De hecho, Knack se convirtió en un meme de los videojuegos: una de las franquicias exclusivas peor recibidas de Sony se ganó un seguimiento de culto que explotó de júbilo cuando se enteró que habría una secuela.
Un Knack hábil es un Knack divertido
La buena noticia es que Knack 2 mejor que su antecesor en prácticamente todos los aspectos. Un personaje dentro del juego literalmente dice «no sé cómo pudiste salvar al mundo si lo único que sabes hacer es lanzar un par de golpes y patadas», una alusión al repetitivo combate que tanto fue criticable de Knack 1. Afortunadamente, ahora hay muchas más opciones a la hora de luchar con los enemigos, hay más ataques y más combos. Gran parte de esta mejora es que Japan Studio incluyó un árbol de habilidades para el personaje, que si bien es sencillo, es una buena manera de darle al jugador la habilidad de elegir su estilo de pelea. Además, por cuestiones de diseño, el árbol está dividido en secciones que prácticamente no se desbloquean hasta que terminas la anterior, lo que te da la oportunidad/obligación de probar casi todas las habilidades que el juego tiene para ofrecer. Además, no hay que olvidar el regreso del sistema de crafteo, que si acaso también es sencillo, añade una capa de complejidad al momento de la batalla. Desde puños gigantes hasta golpes de cuerpo o cristales que explotan, pelear es mucho más divertido en Knack 2.
Otra de las mejoras que hay en este juego es la inclusión de 2 elementos respectivos al diseño de niveles prácticamente inexistentes en la primera entrega: las plataformas y los puzzles. En Knack 1, lo único que podías hacer era seguir un camino linear enfrentando enemigos de vez en cuando hasta terminar el escenario. Y aunque el fundamento sigue siendo prácticamente igual en esta segunda entrega, el trayecto ahora es mucho menos aburrido. Las secciones de platforming son sencillas, pero que incluyen todo lo que esperas del género: plataformas que se mueven rítmicamente, puertas que se abren y se cierran, picos, aire, fuego, piedras gigantes que esquivar, etc. Y como podrías esperar, pasar estas secciones requiere un mínimo de habilidad motriz antes innecesaria. Por otra parte, las secciones de puzzle también son sencillas pero que también traen a la mesa lo que podrías esperar del género: plataformas que debes colocar y mover, botones, switches, puertas que se empiezan a cerrar contrarreloj, etc. Ahora, en Knack 2 no solo basta con ser hábil, sino que también hay que pensar un poquito.
Otra gran noticia es que ahora Knack puede crecer y encogerse a placer, siempre y cuando no haya obstáculos entre él y las reliquias que deja. De nuevo, esta mecánica añade un elemento de complejidad más al diseño que se agradece para evitar la fatiga. Hay partes de las secciones de platforming en las que tendrás que cambiar de tamaño constantemente, pues el pequeño Knack no puede romper o mover estructuras grandes, y hay lugares por los que el Knack grande no cabe y no puede pasar. Además, los lugares escondidos en donde se encuentran los cofres son prácticamente exclusivos del pequeño Knack, por lo que ahora tendrás que explorar más minuciosamente cada área (sin importar tu tamaño) para poder revelar todos sus secretos. A fin de cuentas, el tamaño con el que empiezas y acabas cada nivel sigue estando estipulado desde el principio, pero esta pseudolibertad, al menos, añade dinamismo.
Enfocado para los más pequeños
La historia, de nuevo, es donde la mayoría de las personas concluyen que Knack 2 vuelve a cojear. La narrativa empieza algunos meses después de que Knack y compañía salvaron al mundo del científico Víktor, el duende Gundahar y la antigua civilización. Sin embargo, no hay un minuto de descanso, pues la primera escena que vemos es la ciudad de New Haven siendo destruida por un nuevo tipo de duendes robot mucho más avanzados y maléficos que los anteriores. El humano y compañero de Knack, Lucas, empieza así a contar a modo de analepsis lo que sucedió para llegar a ese día. Así, conocemos más sobre las «Guerras de Cristal» que iniciaron la lucha entre los humanos y los duendes, y aprendemos más sobre el pasado de este extraño mundo. Pasado en el que, curiosamente, los duendes eran mucho más avanzados que los humanos. De nuevo, la historia es muy directa, con algunos «giros inesperados» realmente esperados y básicamente una narrativa del bien contra el mal. Ninguno de los personajes es particularmente interesante, ni tampoco las relaciones o las interacciones entre ellos. El consenso es que la historia es mala y punto.
Sin embargo, yo prefiero tomar este juego desde una perspectiva diferente. En lugar de criticar lo que hace mal como juego para adultos, prefiero aplaudir lo que hace bien como juego para niños. La historia predecible y directa es relativamente buena para un público que aún no tiene la complejidad mental como para entender un juego tipo Metal Gear Solid. Las cinemáticas se sacan un 10, con un diseño caricaturesco pero extremadamente pulido y uno que otro Quick Time Event para crear escenas de acción memorables. Si bien el diseño de niveles es sencillo, es mucho más de lo que aparenta e invita al jugador a explorar todo más minuciosamente. Como ya mencioné antes, el combate es fluido, divertido y variado, por lo que permite probar muchas cosas diferentes. Además, el fuerte enfoque en el modo cooperativo permite que 2 jugadores se diviertan y ayuden mutuamente a pasar un juego que, si bien simple, es bastante largo (10 o más horas, fácilmente). Por último, la adición del árbol y los puntos de habilidad y el crafteo son elementos muy ligeros de RPG esenciales para lograr que un pequeño se empiece a adentrar en el complejo mundo de los videojuegos.
Sí, tal vez Knack 2 se queda corto como «juego para adultos», pues no sobresale en prácticamente nada y peca de simplista. Sin embargo, creo que es, probablemente, el mejor juego hoy día para enseñar a un niño a jugar. Si tienes hermanos, primos o hijos pequeños a los cuales quieres empezar a contagiar tu amor por los videojuegos; o simplemente quieres disfrutar algo que tenga un poco de todo sin importar una narrativa sencilla, entonces Knack 2 no te va a decepcionar.