Tras el éxito que ha sembrado la franquicia Souls alrededor del mundo, sólo era cuestión de tiempo para que diversas desarrolladoras buscaran emular la exigente formula que ha caracterizado al juego de FromSoftware. Con dicha idea llega a nosotros Lords of the Fallen, una nueva propiedad intelectual enfocada a la nueva generación que busca ofrecer un altísimo reto a los jugadores más aguerridos. La obra de Deck13 y CI Games tiene personalidad y estilo propio como sus mayores virtudes, pero cuya ejecución termina por aquejar en la experiencia.
Redención
En Lords of the Fallen nos transporta a un mundo donde todo pecado es erradicado y en donde los dioses han abandonado a la humanidad. Aquí tomamos el control de Harkyn, un ex criminal que es liberado de su cautiverio a pesar de su atroz pasado para combatir a una raza de demonios que busca el exterminio de los hombres. Nuestra misión consistirá en abrirnos paso a través de sádicos enemigos y peligrosos escenarios con tal de obtener la anhelada redención y de paso, acabar con el mal que amenaza el mundo.
Antes de comenzar la aventura, deberemos elegir el estilo de lucha que poseerá Harkyn, teniendo a nuestra disposición Guerrero, Hechicero y Pícaro. La tercia cuenta con sus propios atributos y debilidades. La clase Guerrero, por ejemplo, genera un personaje con mucha fuerza y resistencia, pero lento y de frágil defensa. El Hechicero, por su parte, puede realizar encantamientos para debilitar y aturdir a un gran número de contrincantes en un solo movimientos, además de tener gran poder curativo, sin embargo, su nivel de ataque es bajo y un error puede llevarte a la muerte en varias ocasiones. Y finalmente, de elegir Pícaro, nuestro personaje podrá pasar desapercibido de entre oleadas de demonios, además de ser capaz de llevar una gran cantidad de accesorios y pociones, al igual que en el caso del Hechicero, utilizar sabiamente estos recursos te será de mucha ayuda para triunfar en cada batalla, pero no saber administrarlos adecuadamente, podría dejarte muy mal parado.
Narrativamente el título de Deck13 y CI Games cumple correctamente al presentarnos un guión interesante con una historia que plantea la lucha implacable entre el bien y el mal y cómo estas dos fuerzas se encuentran y luchan dentro de un hombre que busca expiar sus culpas. A pesar de ello, el desarrollo se antoja que pudo haber sido realizado de forma que tuviera una mayor interacción con el usuario. En ciertos momentos, podremos tener pláticas con otros personajes secundarios de la trama, contando con distintas opciones para decidir el rumbo de la conversación, pero este apartado sólo queda en lo anecdótico debido a que ello no tiene influencia alguna en el desarrollo de la historia o en nuestra relación con el otro individuo. Habría sido sensacional que nuestras acciones tuvieran peso en la trama y por lo tanto, en su desenlace, pero Lords of the Fallen se conforma por un argumento que se va desenvolviendo de una sola forma en la cual sólo necesitaremos ir completando las zonas para ir descubriéndola.
Los escenarios en su mayoría, se sitúan en espacios cerrados como mazmorras, laberintos, patios, pasillos y techos, contando cada uno con sus diferentes tipos de enemigos y que algunas horas después de haber tomado el control, resultan sentirse repetitivos y muy vacíos. Regularmente dentro de las edificaciones, nos toparemos con bestias bien armadas en donde prevalecerá el combate cuerpo a cuerpo, mientras que al salir al exterior, en más de una ocasión nos veremos siendo atacados por flechas que fueron lanzados a algunas decenas de metros lejos de nuestra posición.
Muerte y más muerte
La jugabilidad consiste en ejecutar un combate inteligente y preciso, siendo certeros e implacables a la hora de atacar a nuestros enemigos. Para ello, podremos hacer uso de nuestra siempre confiable combinación de espada y escudo. Habrá que estar atentos a los movimientos de cada oponente para esquivar sus ofensivas y acertar en un contraataque. También estará a disposición el guantelete, cuyo poder nos permitirá realizar poderosos ataques mágicos pero del cual no deberemos abusar, pues utilizarlo consumirá gran cantidad de nuestra capacidad mágica, así que será fundamental reservarlo para los encuentros contra los jefes finales.
Aunque el manejo de nuestro personaje y desempeño en combate invita a la perfección, desgraciadamente los controles y propia física del juego terminan por no ser de ayuda para el gamer. A causa del desproporcionado peso de nuestro personaje, atinar nuestros ataques llegará a ser una misión retorcidamente complicada, convirtiendo al más pequeño y débil de nuestros oponentes en un implacable asesino. Así como perjudica, el más de una ocasión veremos cómo tanto nuestro personaje como enemigos y aliados se ven atorados entre alguna pared del escenario, un hecho incómodo y detestable si es que no has guardado la partida, ya que salir de ahí es imposible.
Eliminar enemigos nos dará puntos de experiencia para mejorar las habilidades de Harkyn y accesorios que podremos utilizar en combate como regenerar nuestra vitalidad o cambiar nuestra armadura por otra más resistente, Sin embargo, estas recompensas variarán dependiendo de dos factores principales: El primero es el tipo de enemigo que elimines, mientras más difícil, mayor será el botín. Y segundo, aspecto que introduce Lords of the Fallen, será el tiempo que te mantengas sin morir ni guardar la partida. Esta característica, tan atractiva como arriesgada, propone a los jugadores que pasen el mayor tiempo posible dentro del juego sin guardar la partida ni morir, cumplir estos dos requisitos provocará que las recompensas vayan siendo cada vez mejores, resultando en la obtención de invaluables tesoros que podrían volverte sumamente poderoso en una etapa temprana de la partida. Pero tal como mencioné líneas atrás, esta oferta resulta ser fácil de rechazar debido a los problemas que cuenta el título en su aspecto jugable que no fue satisfactoriamente concebido. Ello provocará que prefieras ir avanzando poco a poco pero de una forma segura durante poco más de 15 horas que te costará concluir la aventura.
Hacia el corazón del mal
Gráficamente el juego presenta un nivel sobresaliente con animaciones faciales muy bien representadas, las cuales llegan a cambiar dependiendo de la situación en la que veamos sumergido a nuestro protagonista. Los detalles en los paisajes que se contemplan en la lejanía, en la propia armadura y movimientos de aliados y enemigos se sincronizan de gran forma para obtener un resultado que cautiva a quien esté contemplando el decadente mundo creado para Lords of the Fallen. Los únicos escenarios que parecen no tener el mismo nivel a diferencia de su contraparte en las zonas al aire libre, son aquellas que se llevan a cabo en lo más profundo de los castillos. Los calabozos y laberintos son poco originales y que incluso llegan a recordar en demasía a lo visto en las entregas pasadas de Dark Souls.
La inteligencia artificial, a pesar de lo que se pudiera pensar, termina siendo más endeble con el jugador a diferencia de la franquicia Souls, colocando a enemigos fuertes pero que, dependiendo del tipo, no dejarán de realizar exactamente los mismos movimientos de ataque y defensa, evidenciando así sus virtudes y debilidades. El reto, más que con los enemigos, termina siendo con el intento de dominación del control de nuestro propio personaje, lo cual se consolida como el enemigo principal de que pueda haber una experiencia más acorde a lo planteado por el juego de Deck13.
La música, por su parte, implementa acertadísimas melodías que acompañarán nuestro viaje a lo más siniestro del corazón del mal. El trabajo de Knut Avenstroup Haugen entrega melodías fantásticas que transmitan el sentimiento de heroísmo y perdición que exhala el juego. Las actuaciones de voz se aprecian correctas para los protagonistas de la historia, aunque para el resto del reparto, su desempeño pasa sin pena de gloria, sintiéndose en ocasiones interpretaciones muy planas o carentes de emoción. Y finalmente, el sonido, incorpora una gran paleta de combinaciones para hacernos sentir en un ambiente donde el contraste medieval se mezcla son el de la fantasía.
Al final, Lords of the Fallen es una propuesta valiente por parte de sus desarrolladores, que, a pesar de sus fallas, ofrece un producto dignamente concebido con un buen desempeño técnico y que mayor deficiencia radica en su insatisfactoria jugabilidad, la cual impide que la experiencia no logre despegar. Sin embargo, el título de Deck13 y CI Games cuenta con los argumentos suficientes como para engancharse con él y ser apreciado por sus virtudes. Un más que digno sustituto de aquí a que llega Bloodborne o el Dark Souls de siguiente generación, además de ser, una nueva franquicia que, de corregir sus errores, podría dar mucho de qué hablar durante los próximos años.