Definitivamente 2015 ha sido un gran año para revivir viejas glorias ochenteras, y Mad Max es el ejemplo perfecto de esta tendencia que ha invadido al cine y los videojuegos por igual. En mayo se estrenó Mad Max: Fury Road, cinta que volvió a colocar en el plano estelar la franquicia protagonizada por Mel Gibson a finales de los 70’s; cuatro meses después, y emparejado casi a la perfección con el lanzamiento en formato casero de la película protagonizada por Tom Hardy y Charlize Theron, llegó Mad Max a Xbox One, PlayStation 4 y PC, juego que no retoma lo visto en la pantalla grande pero que sí hace uso de toda la mitología de la serie para presentarnos una aventura que bien podría ser el «caballo negro» de la industria este año.
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The Road Warrior
Si conoces las cintas de Mad Max sabrás que la historia es solo un pretexto para ver a Max Rockatansky enfrentando los problemas que su mundo distópico le pone en el camino, incluso la última cinta peca excesivamente por la falta de un argumento interesante. Sin embargo, la gracia de la franquicia no se encuentra en la historia o en el personaje, sino en los eventos que llevan a Max a perder el control en un mundo que le exige eso y más.
Básicamente todo lo que enfrentamos en este título tiene que ver con el robo del auto de Max y su posterior venganza en contra de los ladrones de su bólido… sí, suena como una aventura poco atractiva, pero es la furia y locura de nuestro protagonista, sus enfrentamientos ante los diversos enemigos del yermo y el proceso de construcción de un vehículo infinitamente mejor que el que le han robado, lo que nos coloca ante una aventura divertida y emocionante… al menos en la campaña principal.
Basta con mencionar la cinemática con la que abre el juego para enamorarnos de la nueva obra de Avalanche Software, quienes envuelven cada enlace de video y gameplay de una manera precisa e intrigante, dejándonos ver una ambientación completamente inspirada en las cintas de George Miller con todo lo que disfrutamos de Fury Road hace unos meses. Aquí podríamos caer en una controversia, Furia en el Camino no inspira al juego, pero hay elementos que nos recuerdan lo visto en el cine; lamentablemente personajes como Furiosa o Nux no hacen aparición en el título, sin embargo, eso nos lleva al mejor punto de la historia, y que lo diferencia totalmente del último largometraje: Max sí es el protagonista absoluto del juego.
Podría sonar absurdo, pero tanto Fury Road como Mad Max (juego) son una especie de complemento. No me parece coincidencia que el juego saliera casi a la par del Blu-Ray, incluso los comercializaron en combo. Evidentemente habrá un producto que destaque más que otro en los jugadores, pero pasar de uno a otro es un experiencia bastante agradable para los seguidores de la franquicia o para aquellos que acaban de adentrarse al mundo post apocalíptico de Mad Max.
Fury Road
Al igual que muchos de los juegos en la actual generación, Mad Max toma al sandbox como su principal atractivo y logra hacer al género suyo en ciertos aspectos. Por ejemplo, la libertad que tenemos de explorar cada rincón del páramo en nuestro auto, mientras derribamos rivales o bases enemigas en el camino es increíble. Por otro lado el mundo abierto de Mad Max no ofrece tantas posibilidades en cuanto a misiones secundarias o mejor dicho, las misiones que ofrece son constantemente repetitivas y no aportan nada al juego.
Lo anterior se ve afectado por el primer punto que tratamos sobre el título: la historia, si no hay una trama que seguir no podemos encontrar interesantes las misiones en segundo plano que se desprenden de la campaña. Para justificar el extenso mapa del juego y sus actividades, los desarrolladores integraron un vasto sistema de progresión para Max y el Magnum Opus. Explorar el yermo y cumplir con las misiones secundarias nos ayudará a acceder a mejoras en diversos aspectos como la salud y habilidades en combate de Rockatansky o la carrocería y armamento de nuestro auto, de esto último se encargará Chumbucket, un mecánico que encontramos a lo largo de la historia.
La progresión de Max y su auto, son el punto más fuerte del juego pues permiten tener elementos importantes para llevar a cabo algunas misiones o hacer más sencillo nuestro camino hacia la venganza. En el caso del Magnum Opus todo es más detallado, pues las habilidades de Chumbucket se prestan para realizar minuciosas mejoras a nuestro vehículo de manera fácil y práctica, y que se ven reflejadas de casi de inmediato en el juego como el acceso al nitro o un gancho para derribar bases enemigas.
Pasemos ahora a dos aspectos del juego que tienen diferencias notables a pesar de su importancia. Para el auto tenemos el manejo, mismo que tiene un estilo arcade con el fin de hacer sencillo el uso del vehículo en nuestros largos recorridos cumpliendo misiones secundarias o enfrentando convoyes de enemigos como preámbulo a una pelea más grande. Los viajes en auto son sumamente atractivos pues tenemos la posibilidad de jugar en los amplios escenarios, usar nuestras armas o acabar con muchos oponentes mientras los atropellamos sin cesar. Eso sí, siguiendo la tradición de la franquicia tenemos recursos escasos, como la gasolina, la cual debemos cuidar para no quedarnos varados en medio de la nada o el nitro que debe regenerarse después de usarse, incluso el vehículo sufrirá daños y explotará si no lo atendemos rápidamente, esto último no es un problema pues podremos detenernos y automáticamente Chumbucket iniciará la reparación.
A diferencia del sistema de manejo el combate es un punto en contra del juego. Si bien todas las acciones en peleas cuerpo a cuerpo están inspiradas en la serie Arkham, por laguna razón Avalanche decidió cambiar los movimientos clásicos con botones determinados, por lo que acostumbrarse al nuevo control nos llevará algo de tiempo y no hay lógica sobre dicho cambio. Las armas sufren del mismo cambio en el mando, y además debemos aprovecharlas lo mejor que podamos pues la escasees de balas es una constante en toda nuestra aventura. En cuanto a Max tenemos elementos a considerar como su salud, la cual se restablece por medio de agua, misma que también es muy escasa, aquí es indispensable aplicar mejoras que le permitan a Max seguir por más tiempo en combate, hacerse más fuerte o ser un mejor recolector del líquido vital.
Con más de 20 horas de juego en la pura campaña, Mad Max ofrece una experiencia sólida para los jugadores, aunque desaprovechando elementos que el género ofrece y abusando de las misiones secundarias.
Witness me!!!
Con más de 20 horas jugadas podrás darte cuenta de que Mad Max ofrece una de las mejores experiencias visuales en la actual generación. Luces, sombras, la paleta de colores, ambientación, escenarios, personajes y las cinemáticas, tienen una enorme inspiración de las películas, y salvo algunos elementos que no están bien pulidos, no hay nada que objetar. En consolas el juego corre a 1080p y 30 cuadros por segundo, siendo la versión de PC la que mejor desempeño tiene gracias al doble de FPS y una mejora gráfica importante.
En cuanto al aspecto sonoro hay menos que decir, el soundtrack del juego, los ruidos de ambientación y las voces en inglés son perfectas para la obra. Extrañamente el juego no llegó doblado a nuestra región, y digo extrañamente porque Warner venía consintiéndonos con ese detalle desde hace varios años, por lo menos está subtitulado y nadie puede quejarse de su idioma original.
Al final del día tenemos en Mad Max una apuesta interesante que termina por afianzar una de las franquicias ochenteras más importantes en una industria a la que le hacía falta su propia versión de Max Rockatansky. Al principio decía que podría ser el «caballo negro» del año, y me refería al gusto que muchos podrán encontrar en el mundo del juego, sus misiones e incluso su historia, una apuesta interesante, y hasta cierto punto refrescante, en un año plagado por grandes continuaciones. Repito lo que puse arriba: tanto Fury Road como Mad Max (juego) se complementan el uno a la otra. Sí te gusto la cinta adéntrate al juego cuanto antes y viceversa… no hay pierde.