La historia de Paper Mario como serie es muy interesante: empezando como una secuela de Super Mario RPG separada de Squaresoft y desarrollada totalmente por Nintendo, esta sub-serie empezó como juegos de rol, teniendo una transformación gradual a juegos de aventura con elementos de rol. Si preguntas a los fans de la serie, esto dejó al segundo juego de la serie, The Thousand-Year Door, como el “último título tradicional” de la serie.

Aunque ahora los primeros dos juegos son las anomalías, siguen siendo los títulos con mayor reconocimiento crítico y del público. Celebrando sus 20 años, Paper Mario: The Thousand-Year Door regresa con una mano de pintura nueva y pequeñas pero notables mejoras que sacan a relucir una de las aventuras más encantadoras del plomero más famoso del mundo.

Fábula legendaria

Mientras que Super Mario RPG fue un juego extraño, Paper Mario aligeró la intensidad a través de un divertido estilo reminiscente a una obra de teatro para niños: The Thousand-Year Door tomó esta inspiración a nuevos niveles, dando mayor énfasis al papel en el nombre.

Después de que Peach envía un mapa del tesoro a Mario, el plomero sigue la pista de la princesa a Rogueport, un lugar para nada agradable, a diferencia del Reino Champiñón al cual Mario está acostumbrado. Entre ladrones, piratas, embaucadores, mafiosos y demás personas del bajo mundo, Mario encuentra una puerta sellada por siete estrellas cristalinas: junto con Goombella, así como un escuadrón creciente de compañeros, el plomero convertido en aventurero debe emprender el viaje en Rogueport y sus alrededores para conseguir las siete estrellas, rescatar a la princesa y, en el proceso, salvar al mundo.

Como historia, creo que es lo indicado admitir que The Thousand-Year Door no tiene una historia base digna de premios de la crítica: tiene algunos giros de tuerca interesantes, sí, pero en realidad la mayor fortaleza narrativa del juego está en su increíble guión. El trabajo de localización capta un excelente sentido del humor, bromas y encanto de los personajes principales y secundarios: incluso los villanos menores obtienen carácter suficiente como para que los recuerdes a todos.

Afortunadamente, no todo Rogueport es lúgubre y tétrico, pues aunque pasas gran parte de la aventura en el pueblo marino y sus ruinas subterráneas, cada estrella de cristal se encuentra en un bioma completamente distinto. Entre planicies floridas, bosques monocromáticos, arenas de pelea, islas tropicales y lugares fuera de este mundo, cada capítulo del juego tiene un sabor distinto, haciendo que la aventura nunca se sienta monótona: el otro lado de la moneda que mantiene a este juego entretenida es el divertido y potencialmente personalizable sistema de combate.

Dobleces y rasgaduras

Me parece excelente que Super Mario RPG haya decidido tener un estilo de combate con reacciones en tiempo real: es una buena manera de representar la movilidad de un personaje plataformero como Mario. Paper Mario y su secuela tienen una versión simplificada del combate, aunque también cuenta con un sistema de medallas que puede ser muchísimo más complejo que su predecesor espiritual si se lo permites.

Desenvolviéndose en un escenario teatral, las batallas de Paper Mario son inicialmente sencillas: mientras que Mario tiene acceso a su famoso salto y a un confiable martillo, su compañero puede utilizar ataques únicos y habilidades especiales completamente diferentes. Con múltiples personajes como una Goomba estudiosa, un Yoshi bebé con un fuerte carácter, espíritus y muchos más, cada pelea se convierte en un acertijo a resolver.

A diferencia de entregas recientes, las cuales solo aumentan el poder de Mario con el paso de la historia, The Thousand-Year Door cuenta con puntos de experiencia obtenidos en cada batalla: cada 100 puntos aumentan un nivel de experiencia, permitiendo mejorar nuestra salud, puntos de flor para ataques especiales o puntos de medalla para equipar accesorios especiales capaces de cambiar la manera en la que peleamos.

Las medallas son el factor que me parece único y particular para los primeros títulos de la serie Paper Mario. Mientras que algunas son sencillas, como aquellas que desbloquean ataques especiales o aumentan nuestros puntos estadísticos, otras premian nuestra capacidad de reaccionar en momentos exactos reduciendo el daño recibido o aumentando el daño realizado; otras permiten que saltemos en enemigos que de otra forma nos dañarían con sus púas o llamas, mientras que otras son capaces de aumentar nuestro daño en situaciones de peligro o reducir el poder de ataque de los enemigos disminuyendo a cambio el nuestro, creando un sistema que puede ser tan sencillo o arriesgado como queramos.

Si a esto añadimos los compañeros antes mencionados, queda en frente nuestro una aventura que puede divertir a los chicos y ser complicada para los veteranos si aceptamos tomar unos que otros retos.

Personajes planos, personalidades tridimensionales

Curiosamente, pelear es gran parte del juego, en especial por los personajes que utilizamos, pero es importante destacar la forma en la que el juego toma un ángulo de exploración y aventura a través de las habilidades de campo.

Mientras que cada compañero cuenta con su propia habilidad especial, como lanzar caparazones, revelar secretos o incluso explotar muros, Mario puede obtener “maldiciones” de unos divertidísimos cofres negros: menciono “maldiciones” en comillas porque en realidad dichos embrujos permiten a Mario cambiar de forma, atravesando espacios reducidos como una hojita de papel, volando como un avión, navegando como un barco o rodando como un tubito.

Estas habilidades convierten la exploración del mundo en algo más que solo caminar de un lado a otro: entre objetos ocultos, medallas especiales, tesoros interesantes y muchas otras cosas, cada visita a las alcantarillas de Rogueport o incluso de vuelta a los distintos sitios del mapa puede mostrar una faceta completamente nueva de los lugares explorados.

En general, The Thousand-Year Door maneja el ritmo de su historia de una forma muy agradable, en especial gracias a las viñetas que funcionan como interludios a los capítulos: controlando a Peach y al “temible” Bowser, podemos ver la historia desde perspectivas muy diferentes, generando misterio y comedia en todo momento

Conociendo el mundo como Mario y viendo sus efectos con Peach y Bowser es interesante, en especial por la manera en la que cada capítulo genera nuevas opciones de exploración. Y es que aunque este juego no es un metroidvania, sí premia mucho la exploración de espacios previamente visitados, llevando a que el jugador se sienta todavía más apegado al mundo que explora, el cual es extremadamente encantador como ya mencioné anteriormente. Este encanto logra relucir todavía más gracias a las sencillas pero notorias mejoras implementadas en este remake.

Nueva Edición

Al ser un juego originalmente lanzado en Gamecube, este remake es hasta cierto punto una de las pocas excepciones de Nintendo. Entre Metroid Prime y Pikmin 1 + 2, la consola cúbica de Nintendo tiene muy poca representación en el Switch, y The Thousand-Year Door cumple con los estándares establecidos previamente.

Además de cambiar todas las texturas para que puedan mostrarse en alta definición, algunos personajes recibieron cambios ligeros de diseño, mientras que los ambientes tuvieron cambios sutiles que realzan enormemente su encanto: Boggly Woods, por ejemplo, es un área monocromática que ahora tiene pisos que reflejan el arcoiris, dando un aire etéreo al espacio que de por sí ya era bastante llamativo.

Por otro lado, la música fue remasterizada por completo, añadiendo pistas nuevas como temas exclusivos para cada compañero y variaciones al tema principal de batalla de acuerdo al capítulo en el cual nos encontremos. Inicialmente sentía que la música nueva no era tan buena a comparación de la original, y me pareció en extremo agradable que una medalla sin costo permitiera al jugador escuchar la banda sonora original en lugar de la nueva: no obstante, debo insistir que la música remasterizada es simplemente maravillosa, y realza uno de los mejores soundtracks hechos para un juego con Mario como protagonista.

Aunque el juego parece ser una actualización visual y auditiva, me agradó encontrar pequeñas optimizaciones de calidad de vida, como registros de coleccionables encontrados, solicitudes secundarias aceptadas y pistas recibidas por las adivinas de Rogueport: me gustó todavía más encontrarme con el hecho de que esta nueva versión tiene un par de jefes adicionales bastante interesantes, así como un premio especial por terminar el juego al 100% – no esperaba muchos cambios, pero las modificaciones implementadas mejoran la experiencia lo suficiente como para modernizar un juego de la mejor manera posible sin cambiar su esencia.

Debo mencionar algunos inconvenientes con el juego, pues esta hoja de papel sí tiene algunas arrugas accidentales. Al buscar mantener fidelidad gráfica, este remake sacrifica los 60 cuadros por segundo del original para correr a 30 cuadros estables: me encuentro dividido en este aspecto, pues aunque esta característica no me parecía tan importante cuando jugué el título hace 20 años, hoy puedo encontrar la validez de la crítica por su ausencia, en especial para un juego que valora mucho apretar comandos en un momento exacto.

Al mismo tiempo, y en parte como mencioné párrafos arriba, el juego sigue siendo el mismo, por lo que sufre de un poco de labores insignificantes entre capítulos para ampliar el tiempo de juego: no obstante, creo que dichas situaciones fueron aligeradas con pipas de transporte nuevas, la opción para saltar cinemáticas vistas anteriormente y pequeñas modificaciones para mejorar la experiencia original.

Sin embargo, estos pequeños inconvenientes son dobleces ligeros, y no manchan en lo absoluto la experiencia genera, en especial porque extras adicionales, como una galería de arte conceptual y una rockola para escuchar la banda sonora pueden ser desbloqueados por secciones, esto a partir de los coleccionables obtenidos en cada capítulo: si eres un fan del juego original definitivamente vas a disfrutar este juego; si estás interesado también, pues esta versión es incluso más encantadora que la original. 

Indiscutiblemente, Paper Mario: The Thousand-Year Door es un título precioso para cualquier fan de Nintendo, y este remake solo logra resaltar el encanto de sus personajes, la diversión en sus sistemas y el corazón con el cual fue desarrollado hace ya dos décadas.

Pros:

+ Gráficos bellísimos

+Una excelente banda sonora remasterizada con la opción de regresar a la original

+El mismo juego con un divertido guion y personajes encantadores

Contras:

-Tasa de 30 cuadros por segundo

-Problemas de ritmo que sobreviven al lanzamiento original