Hay algo de los zorros que siempre me ha parecido místico. No sé si sea su figura grácil, su agilidad, su astucia o esa mirada que parece decir que saben más de lo que demuestran. En todo caso, no soy el único que lo piensa, pues el kitsune es uno de los seres más fantásticos y representados de la mitología japonesa. Así pues, cuando tuve la oportunidad de probar un juego cuyo protagonista es una de estas misteriosas criaturas, me dejé envolver.

Spirit of the North 2, como su nombre lo indica, es la secuela de un juego indie de 2019, que recibió críticas variadas, pero que también recibió alabanzas por su atmósfera cautivadora y mística, de la mano de un zorro protagonista. Esta nueva entrega promete una experiencia más vasta, más grande y más profunda, y aunque realmente cumple estas promesas, esto no siempre funciona para su propio beneficio.

Un mundo olvidado

En Spirit of the North 2 despiertas en tu madriguera, acompañado de otros zorros, en un mundo bello, pero destruido. Al comenzar a explorar, te das cuenta que estas tierras estaban habitadas por tribus que adoraban animales guardianes, que los guiaban y los protegían. Sin embargo, algo pasó, y ahora el mundo está prácticamente olvidado.

La primera gran diferencia que encontramos en Spirit of the North 2 respecto a su predecesor es que ahora el mundo a explorar es totalmente abierto, en lugar de lineal. Desde que sales de la zona inicial, prácticamente puedes ir a cualquier lado, siempre y cuando tengas las habilidades necesarias para alcanzarlo.

En la zona inicial nos enteramos que el culpable de esta destrucción es el chamán Grimnir, cuya sed de poder y magia corrompió a los guardianes y llenó su corazón de oscuridad. Así pues, nuestro trabajo, es encontrar a todos los guardianes, para derrotarlos, purificarlos, y ayudar al mundo a sanar.

El mundo de Spirit of the North 2 recuerda al de Shadow of the Colossus: es bello, pero melancólico y triste. Es grande, pero se siente vacío; pues lo único que podemos encontrar son vestigios de una civilización desaparecida. Toda la experiencia ofrece un sentimiento similar, que contrapone vistas hermosas, música sutil y largos tiempos de caminata, que invitan a la reflexión sobre nuestro actuar como humanidad. Y si en Shadow of the Colossus teníamos a nuestro caballo Agro, al menos ahora tenemos a un cuervo para hacernos compañía y ayudarnos en todo momento.

Quizás el punto más alto de Spirit of the North 2 es su apartado artístico, pues en prácticamente en todo momento puedes mirar a la distancia y tomar una fotografía digna de postal. El zorro y todas sus opciones de personalización; los diferentes biomas que van desde pastizales verdes hasta cuevas con lava o montañas nevadas; y los colores brillantes de las diferentes formas de magia, se mezclan perfectamente para ofrecer una experiencia visual muy bonita en todo momento. Melancólica, sí, pero bonita.

Los espíritus perdidos

Como mencioné anteriormente, Spirit of the North 2 es ahora un juego de mundo abierto, lo que a su vez representa un mapa mucho más grande, con muchos lugares que explorar, cosas que recolectar y puzzles que resolver. Debido a esto, la nueva entrega es más larga: puede durar entre 10 y 15 horas, dependiendo de qué tanto te guste investigar cada punto de interés.

Mucho de ese tiempo lo utilizaremos para llegar de un punto de interés a otro, en el que podremos encontrar puzzles, dinero para comprar cosas con un mapache vendedor, cofres con puntos de habilidad, cosméticos para personalizar a tu zorro, o almas perdidas que sirven para revelar más porciones del mapa, activar puntos de viaje rápido o, aún más importante, abrir las mazmorras donde se encuentran los guardianes.

Acompañado a esto encontramos nuevas mecánicas que le añaden un ligero toque RPG a Spirit of the North 2, un árbol de habilidades y la posibilidad de equipar diferentes runas al zorro o al cuervo, para otorgar mejoras y habilidades. Ninguna de estas mecánicas es particularmente profunda o interesante, más allá de algunas runas que te otorgan habilidades de movimiento que te permiten explorar más zonas.

Y es en esta parte que me pongo a pensar que Spirit of the North 2 es definitivamente más grande y más ambicioso que su precuela, pero no creo que sea necesariamente mejor por ello. El primer juego es una experiencia corta, pero encausada y por ello impactante, pero esta nueva entrega se siente un poco desenfocada. Tienes un mundo abierto hermoso, lleno de exploración, pero que no gratifican tu curiosidad realmente, pues las recompensas son mundanas. Tienes un árbol de habilidades muy grande, pero con muchos nodos de poco impacto, que no cambian realmente el bucle de jugabilidad. Tienes mazmorras y lugares cerrados que prometen mucho, pero para abrirlos tienes que deambular para encontrar las llaves (almas) que necesitas para abrirlos.

Había mencionado que este juego me recordaba a Shadow of the Colossus. Pero mientras aquel ofrecía el mundo abierto para hacerte sentir solo y reflexionar durante tus trayectos; aquí muchas de las cosas que haces se sienten innecesarias, o al menos que no elevan la experiencia de ninguna manera significativa.

La purificación

Ahora bien, no todo es malo. Algunas mazmorras son gratificantes, debido a que ofrecen mecánicas únicas y realmente ponen a trabajar tu cerebro. De igual manera, los guardianes/jefes a los que tienes que enfrentar, también funcionan como un puzzle que tienes que resolver para derrotar, más allá de simplemente poner a prueba tus habilidades de combate. Entrar a una arena, ver al guardián en sufrimiento, y poner tu mente a trabajar para evitar sus ataques mientras piensas cómo derrotarlos, fue lo que más me gustó de toda mi experiencia con este título.

Asimismo, debo felicitar al equipo de narrativa, que logró crear una historia sentimental, agridulce y bonita, sin tener que colocar una sola línea de diálogo. La relación entre el zorro y el cuervo, la destrucción del mundo, o las visiones de los pasados de los guardianes, me sacaron más de una lágrima, lo cual es mucho decir.

Spirit of the North 2 es una experiencia bella, si es que sabes a lo que te estás comprometiendo. Este es un juego indie, así que debes estar listo para enfrentar bugs visuales y de colisión, o controles un poco torpes. Sin embargo, si buscas un juego meditativo, bonito y sentimental, es posible que lo disfrutes mucho.

Pros:

+ Un mundo audiovisualmente hermoso

+ Experiencia melancólica y meditativa

+ Gran sentido de exploración

+ Los jefes son interesantes, narrativa y mecánicamente hablando

Contras:

– Un mundo grande que no recompensa mucho tu exploración

– El árbol de habilidades se siente superfluo

– Bugs visuales y de colisión