Muchos todavía tenemos en nuestras mentes el grato recuerdo que nos dejó en su momento Resident Evil 4, emblemático título que no sólo montó las bases sobre cómo debía ser una experiencia de survival horror, sino que también supo adaptarse a sus tiempos para redefinir toda una saga. La mente detrás de tan influyente obra, fue el creativo japonés Shinji Mikami, quien, tras realizar la que aún es considerada la más grande de las entregas de Resident Evil, decidió abandonar su sitio en Capcom para centrarse en proyectos más personales.
Varios años después de aquellos sucesos, en donde hemos recibido títulos como God Hand y Vanquish, Mikami junto a su talentoso equipo, Tango Gameworks y la producción de Bethesda Softworks, el japonés regresa al género donde se volvió grande con The Evil Within. Una propuesta que promete convertirse en la nueva referente en lo que se refiere a juegos de terror. El resultado final es más que notable, ¿pero cumplió con las expectativas generadas a su alrededor? Acompáñenos a este mundo de pesadilla.
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Resident Evil Within
La historia de The Evil Within se desenvuelve a través de un guión en la que el jugador se debate entre la duda sobre qué tanto de lo que ve es real. La fusión entre el mundo en el cual se desarrollan la mayoría de los eventos del juego y aquel que transcurre dentro de la mente del protagonista, se convierte en el pilar más importante de atracción que incentivará al usuario a continuar superando cada uno de los 15 niveles que componen la obra.
Tomamos el papel del detective Sebastián Castellanos, que a partir de un brutal incidente ocurrido en un hospital de la ciudad, se verá involucrado en un mórbido viaje para detener a una oscura, malvada y sanguinaria entidad de nombre Ruvik, cuyas pretensiones no son claras.
El modo historia del juego puede ser superado en unas 10-15 horas, donde el guión va transcurriendo de forma confusa pero que crece en interés y complejidad tras ir progresando en ella, hasta alcanzar un único pero satisfactorio e impactante final. En términos generales, un escrito cumplidor que no corre riesgos y se limita a exponer superficialmente a la mayoría de sus protagonistas, ofreciendo pocos detalles sobre su pasado. Sin embargo, The Evil Within nunca pretende contarte una historia épica, sino una llena de detalles y cuya compleja estructura te invitará a descifrarla como si se tratara de un rompecabezas. Disfrutar del guión se debe en gran medida a dos aspectos que expondré a continuación: La perfecta ambientación y la variada jugabilidad.
Sobre el primer punto, la obra de Tango Gameworks goza de un apartado artístico sobresaliente que podría considerado el mejor del año. Los escenarios son lúgubres, tenebrosos y sobre todo, cada uno con identidad propia. Durante la campaña nuestro personaje se situará en oscuros laberintos, extensos y sucios bosques, edificios abandonados y pueblos rurales gobernados por el mal. En cada locación abundarán enemigos y trampas que nos obligarán a andar con cuidado para no someternos a una situación peligrosa, mientras que los sonidos ambientales y el propio ritmo pausado que propone el juego, favorecen a la creación de una atmósfera que, lejos del terror, se apega más al temor.
El infierno en sus mentes
Cada uno de los niveles es único, ninguno se parece entre sí. Más allá de que tengan distintas locaciones, su diseño está planteado para ofrecer al jugador diferentes maneras de jugar. En algunos deberemos ser precavidos y utiliza del sigilo, en otros nos veremos en la necesidad de explorar grandes extensiones de terreno, mientras que en otros el combate será más retirado y nulo, cuando en otros será más frenético, haciendo parecer a éste survival horror más un juego de disparos.
La materia jugable se basa en un esquema de tercera persona, pudiendo ser sigilosos o enfrentar directamente a las abominaciones que encontraremos en nuestro camino, ya sea empleando los puños del Detective Castellanos o la abundante variedad de armas que posee el juego como pistolas, hachas, y antorchas. Desgraciadamente, a pesar de las distintas formas en las que podemos concluir un nivel, el control de nuestro personaje es un aspecto que no da la sensación de haber sido pulido. Los movimientos del protagonista son lentos y realizar una acción suele carecer de precisión, provocando que en ciertos momentos seamos derribados en combate o descubiertos por alguno de los muchos monstruos que desearán terminar con nuestra vida. El título ofrece un apartado en el que seremos capaces de mejorar nuestra resistencia y manejo de armamento, mejorando sí la navegación y enfrentamientos, pero la esencia de tener en nuestras manos a un personaje poco atlético prevalecerá.
El punto en donde más cojea The Evil Within es en la inteligencia de los contrincantes secundarios, presentando una agilidad y torpeza mayor que la de nuestro protagonista. Su torpe andar los hará incluso verse atorados en alguna pared o cerca. Situación lamentable que termina restando intensidad al compromiso de supervivencia del jugador, volviendo las cosas erróneamente más sencillas.
Caso contrario ocurre con los jefes finales y las trampas que abundan dentro del mundo. Los primeros siempre emanarán peligrosidad y repulsión, habrá que estar atentos a sus puntos débiles y ser inteligentes al utilizar los escondites que ofrece el nivel para triunfar sobre ellos. En cuanto a las trampas, la gran mayoría son reconocibles a simple vista, bastará con desmontarlas o elegir otro camino para evitar caer en ellas, pero existirán otras que exigirán mucha destreza y reflejos de nuestra parte para ser superadas y así no permitir que el protagonista sea el personaje central de una brutal masacre que dejaría a las invenciones vistas en la saga de películas de Saw como simple juego de niños.
Mundo de muerte y sangre
La desquiciada brutalidad que posee el juego está tan bien implementada, que no parece grotesca. Al contrario, sirve para transmitir al jugador la sensación de haber descendido a un mundo reinado por los instintos más oscuros y perversos del ser humano, planteando que el dolor y el sufrimiento, más que por el cuerpo, entra por la mente.
En cuanto a la música, obra de Masafumi Takada, se introducen acertadas melodías que favorecen a la impecable puesta en escena del juego, generando tensión e impaciencia en el jugador. No es un trabajo que pueda ser considerado rico en originalidad, pero sirve como tributo a otras propuestas del mismo género en cuanto a películas y videojuegos se refiere, siendo lo más destacable, lo logrado en los ya mencionados sonidos ambientales de los escenarios y el mismo doblaje del juego.
En conclusión, The Evil Within es un juego cuya majestuosa ambientación e interesante historia te harán pasar una muy recomendable experiencia que se goza mucho más si se vive una vez que se ha ocultado el Sol. Shinki Mikami y su equipo están de vuelta, y ofrecen un producto que a pesar de sus fallas, estas son fácilmente pasadas por alto por sus acertadísimas y bien implementadas virtudes. Tal vez no sea la más grande obra de terror que se llegó a prometer, pero es por mucho la mejor obra que el género ha recibido en muchos años. Y más que nada, es digna sucesora espiritual sobre cómo debió seguir la franquicia Resident Evil tras su cuarto capítulo. Una experiencia bien ejecutada y lo suficientemente atractiva como para volver en más de una ocasión.
Puede que descender al infierno en más de una ocasión no sea tan malo, después de todo, todos albergamos tinieblas en lo más profundo de nuestro ser. El mal está presente, ¿te consumirá?