Probablemente el juego más anticipado del año, la razón por la que Wii U despegó sus ventas y un pretexto perfecto para comprar Switch de día uno. Sin embargo, dentro de ese enorme hype existen elementos que contrastan entre lo espectacular de su narrativa y mundo abierto, con el resultado de ambas características a la hora de concluir el juego. Entre los que debaten si es mejor que Ocarina of Time o si Nintendo revolucionó la industria de los videojuegos una vez más, Breath of the Wild (BOTW) esconde muchos desaciertos que, créanme, no buscamos a propósito.
Link… Link… Link…
Han pasado 100 años de que el cataclismo conocido como Ganon tomó el control de Hyrule. Por fortuna, la fuerza de la Princesa Zelda ha logrado contener el maligno poder que despliega el enemigo, pero el tiempo se agota y es momento de luchar de manera directa contra la maldad pura. El héroe, elegido por la espada que doblega la oscuridad, debe regresar a la acción para poner fin, de una vez por todas, a los terribles planes de Ganon, y liberar de su tormento a la Princesa.
Bajo esa primicia es que nos adentramos al mundo de Breath of the Wild, en una más de las encarnaciones que los elegidos por la trifuerza deben enfrentar. Probablemente la historia te parezca similar, y es que en ese sentido Nintendo no ha cambiado mucho. Sin embargo, es gracias al mundo abierto que la experiencia dentro de éste Zelda es totalmente diferente a todo lo que ya conocemos.
A decir verdad, las misiones principales dentro de BOTW son relativamente pocas, siendo la primera de ellas: derrotar a Ganon, lo cual podemos hacer de manera directa, pero sin haber aprovechado el mundo que tenemos frente a nosotros o podemos dar el sí a una aventura mucho más emblemática. Sin lugar a dudas, la fuerza del mundo abierto ayuda a que la narrativa del juego sea mucho más disfrutable, aunque complica el final de la historia.
Breath of the Wild es más similar al primer juego de la serie y a A Link Between Worlds, que las aventuras tradicionales en consolas. Esto se debe a que la estructura del juego nos permite llegar directamente al final o realizar todas las misiones antes de la gran batalla. ¿Cómo esto complica el final del juego? La historia de BOTW se cuenta por medio de diálogos entre los que han sobrevivido al cataclismo, recuerdos perdidos en la vida de Link y aliados que han perecido desde hace ya 100 años.
La fuerza de esas historias, en conjunto con los acontecimientos que se van desencadenando a lo largo de la trama, nos llevan a un nivel en donde parece que nada puede salir mal. Nuestro oponente no solo ya nos venció una vez, sino que se apoderó de todo lo que construimos para detenerlo; incluso parece un ser omnipresente, representado de muchas formas a lo largo del juego, contenido únicamente para desatar su ira cuando logre liberarse. El juego nos transmite miedo a Ganon, y nos deja en claro que su poder ha causado estragos en todo el mundo.
Sin entrar en spoilers, una vez que atendemos las misiones principales y nos preparamos con todo para enfrentar a Ganon, nos encontramos con una apenas anecdótica pelea final, que sin mucho esfuerzo nos da el lujo de liberar el mal de todo Hyrule. La odisea que iniciamos hace 100 años culmina de forma irrelevante. El miedo que sentimos por Ganon se olvida. Y la aventura que pintaba para ser épica se convierte en un triste recuerdo al volver a cargar la partida.
Breath of the Wild se queda cortó al final de la historia. Quizá a otro juego le podríamos permitir dejarnos con las manos semi vacías luego de una aventura tan épica, pero no a la serie insignia de la industria. No a la que antes nos ha demostrado que puede cambiar la forma de hacer y jugar videojuegos. No a la que con cada nueva entrega busca quitarse el trono a “Mejor Juego de la Historia”. No a The Legend of Zelda.
The Shadow of Calamity
Ahora, no hay que confundir lo mencionado con el apartado jugable de Breath of the Wild. Como dije, la razón por la que el final del juego no se siente a la altura de las circunstancias, es porque todo el camino es increíble. Zelda adoptó el mundo abierto para presentar un Hyrule lleno de vida, de cosas por hacer y de elementos por descubrir. Un Hyrule que representa perfectamente la esencia de The Legend of Zelda.
Las misiones principales van ligadas completamente al mundo abierto, pues, aunque tenemos una lista de cosas por hacer, lo que en realidad tenemos frente a nosotros es una serie de sugerencias. Por ejemplo, una de las misiones más importante nos pide retomar el control de las Bestias Sagradas; máquinas gigantescas creadas para proteger los diferentes reinos del mundo y que solo pueden ser controladas por los campeones de los Goron, Zora, Orni y Gerudo.
Dicho sea de paso, las cuatro bestias son los únicos dungeon disponibles en Breath of the Wild, y aunque su dificultad es apenas complicada, tienen suficiente fuerza para mantenernos interesados entre el acertijo, el jefe final y la historia que envuelve a dichas maquinas. Incluso, el hecho de llegar a cada una de ellas nos da paso a muchas otras aventuras dentro del juego y es ahí donde regresamos a la importancia del mundo abierto.
Ya sea que busquemos ampliar el mapa por medio de las torres a la Assassin’s Creed o que de la nada encontremos personajes que nos hablan sobre actos valerosos alrededor del mundo o que simplemente alguien nos cuente un poco más sobre el cataclismo, sin saber que habla con el héroe que cayó durante esos días. El mundo de BOTW funciona de manera orgánica, colocándonos en puntos clave para poder disfrutar de toda la aventura, invitándonos a conocer más sobre el mundo y sus habitantes.
Dependiendo de tu ritmo de juego es como podrás descubrir algunas sorpresas antes que nadie o adentrarte a lugares que pocos hayan explorado. Dentro del juego existen santuarios, versiones miniaturas de una mazmorra, por decirlo de algún modo, los cuales sirven para aumentar el número de corazones disponibles. Con el hecho de llegar a un santuario y activarlo, podrás tener un punto de teletransportación… pero si no lo haces, la única forma de avanzar por el mundo es a pie o a caballo.
El ejemplo anterior no solo hace más fácil el juego, sino que podría impedirnos interactuar con algunos elementos intermedios en el viaje. Dependiendo de la hora dentro algunas cosas cambian, otras aparecen y varias más podrían seguir sin ser descubiertas. En pocas palabras, no se trata de hacer cosas dentro del juego por avanzar, sino de realizarlas por descubrir más del mundo. Y aunque suene reiterativo, ahí está el potencial de la obra.
Dentro del mapa también existe la posibilidad de realizar las típicas actividades como: cacería, pesca, exploración, recolección de armas y objetos especiales, así como algunas actividades secundarias de menor importancia, pero que, como ya se ha mencionado, ayudan a conocer el contexto de los habitantes de Hyrule y sus alrededores. Básicamente, BOTW reúne las mecánicas clásicas y actividades de un Zelda en un mundo abierto.
Antes de terminar con el gameplay hay dos elementos que me interesa comentar: la comida es de suma importancia para el juego, pues no solo nos ayuda a recuperar energía, sino que además nos provee de ciertas habilidades temporales como mayor ataque, defensa, resistencia al frío o al calor. Si nunca entendiste la importancia de la comida en los avances de BOTW, deberías echarles un ojo a las posibilidades de esta característica dentro de tu aventura.
El segundo tiene que ver con las armas, y es que independientemente de la increíble variedad de arcos, flechas, espadas y escudos, las armas incluyen un factor de desgaste. Salvo ciertas excepciones, como la Master Sword, la mayoría de las armas y escudos se rompen, no importa que sea la lanza de los Zora o el escudo Hylian; el límite de resistencia nos obliga a buscar armas en el mapa y a cuidar las que más trabajo nos costó conseguir. Debo admitir que odio lo de las armas rotas…
Para finalizar, el mundo de BOTW está vivo por la manera en que nos hace sentir dentro de él. Podemos ir caminando y de la nada inicia la lluvia, si nuestro objetivo era escalar una montaña la lluvia nos lo impedirá o, por lo menos, hará más difícil nuestra escalada. De igual forma una tormenta eléctrica nos podría tomar desprevenidos y gracias nuestra espada de metal sucumbiríamos ante un poderoso rayo. BOTW parece siempre mostrarnos una cara nueva, diferente para cada vez que visitamos un mismo sitio.
Sobre Link, la realidad es que poco hay que comentar, cambio muy poco de versiones anteriores. Los ataques siguen siendo los mismos, al igual que el uso de la espada o el arco. Sin embargo, ahora contamos con una tableta sheikah, la cual se actualiza constantemente para proveernos de una especie de ítems para seguir avanzando. La mayoría de éstos los recibimos en la primera hora de juego, y son esenciales para distintos momentos de la trama. Básicamente tenemos a nuestra disposición un magneto, un inmovilizador de objetos que nos permite mover dichos objetos por medio de energía cinética y un rayo que genera bloques de hielo.
En esencia podrían parecer ítems poco útiles o, mejor dicho, limitados. Por fortuna, son suficientes para la aventura y sus usos ayudan a que el gameplay sea más dinámico. Entre estas apps de la tableta sheikah también tenemos las clásicas bombas y una cámara para registrar, al estilo Pokémon, todo lo que encontremos en Hyrule; desde objetos, enemigos, comida y personajes. Y por supuesto, el siempre confiable mapa con características de señalización para no perder detalle alguno de los secretos esparcidos.
Para complementar a Link, cada que recuperamos una bestia sagrada obtenemos un poder especial para afrontar el juego. Un escudo infalible, la habilidad de recuperarnos de una muerte segura, un poderoso viento a nuestro favor y la ira de una valiente guerrera. Cada habilidad se activa cuando la deseemos o necesitemos, para luego restaurarse en un tiempo de casi 5 minutos. Al final del día Link es un guerrero muy completo, que debe administrar sus armas, comida y habilidades, para salir avante.
Y ya que hablamos de eso, hay que mencionar un último detalle. Link es sumamente vulnerable en Breath of the Wild, al grado de poder morir por un solo ataque, incluso después de casi 50 horas de juego y armas lo suficientemente poderosas para la aventura. Este punto, al igual que todos los demás, tiene que ver con el mundo abierto; los rivales no están segmentados por nuestras habilidades, sino por los sitios que visitemos, que en su mayoría representan un peligro si nos toman por sorpresa o con superioridad numérica.
Breath of the Wild es extraño, incluso para alguien que juegue regularmente juegos de mundo abierto o a la serie de Nintendo. Quiero aclarar que no me quejo de como se juega al nuevo Zelda, de su libertad y todo el énfasis en exploración. Simplemente, y como espero haber dejado claro, es la ambición del juego en su apartado jugable lo que hace imperdonable la conclusión de la historia.
Defend the Legend
Pasemos a los aspectos técnicos de la obra. Visualmente BOTW luce increíble, como una evolución de Skyward Sword, pero con el realismo de Twilight Princess y el encantó de The Wind Waker. Por otro lado, la mejora visual afecta un poco al desempeño de los cuadros por segundo y las texturas, tanto en Wii U como en Switch. Si bien la más reciente actualización ayuda un poco, los reto a llegar al santuario de la Espada Maestra y moverse a más de 20FPS.
Sobre el aspecto sonoro no tengo nada que decir, es sencillamente es perfecto. Las nuevas melodías acompañan de gran manera al juego, al grado de sentir que forman parte del escenario en cada entrada de la música o in crescendo. Para los que ubican la música de cualquier juego de la serie, les alegrará la aventura cada vez que encuentran un pequeño acorde de alguna pieza anterior, mezclada entre los movimientos de la nueva composición. Detalles que mantienen vivo el juego, desde el despertar de Link, la confrontación final y los créditos.
Por último, tenemos el famoso doblaje en donde dejaremos de lado la pronunciación de <<Irule>> para poder disfrutar todo el trabajo realizado en los personajes principales. Desde los campeones, la Princesa Zelda y cada uno de los personajes recurrentes en la serie, todos tienen un excelente trabajo de interpretación, que responde a la buena adaptación del material fuente. Como seguro ya lo sabes, no todo el juego es hablado, solo las cinemáticas y algunos diálogos, por lo que podrás seguir escuchando los ruidos extraños de cada personaje.
Listo. Entre las horas de juego y las horas que me llevo hacer esta reseña, creo que he podido abarcar todo lo que necesitaba sobre BOTW. No le buscamos los defectos a un juego que muchos han consagrado dentro de la industria, créannos que es mera experiencia lo que se ha comentado aquí. Entonces, ¿vale la pena? Por supuesto, es uno de los mejores juegos de 2017.
Breath of the Wild
Por años me ha tocado escuchar anécdotas referentes a Zelda, la mayoría previas a la existencia del Internet que tenemos hoy en día, en donde la aventura llevó por caminos diferentes a los jugadores, permitiéndoles intercambiar consejos, traducciones de diálogos y hazañas con los jefes finales; probablemente la razón por la que TLoZ tiene un lugar emblemático en la industria. Y con Breath of the Wild me pasó exactamente eso.
Mi hermano lo inició al mismo tiempo que yo, y en pocas horas él sabía mucho más sobre el mundo, los santuarios y hasta los personajes. Me dijo dónde estaba el primer recuerdo, la cantidad de corazones que necesitaba para la Master Sword y hasta como vencer a uno de los jefes. De mi aventura al menos le pude contar que te dan los amiibos o dónde está la armadura para cruzar la ciudad Goron. Hasta en tweets me enteraba de cosas que no había visto, y lugares que ni siquiera he encontrado.
No lo voy a negar, es probable que mi opinión personal se haya apoderado de la reseña, pero creo firmemente que la campaña del nuevo Zelda no está a la altura del resto de sus elementos. La esencia de tener un mundo por explorar que Miyamoto plasmó en el primer juego sigue ahí, y BOTW lo representa de forma casi literal, pero hoy en día no basta conservar lo que te ha hecho grande, sino integrarlo al trabajo que llevas años realizando.
The Legend of Zelda: Breath of the Wild tiene la misma magia de un Zelda de toda la vida. Un Zelda que con detalles te invita a jugar los otros juegos de la serie, que te recuerda aquellas aventuras y que te motiva a seguir adelante sin dejar ni una sola tarea olvidada. Pocos juegos me han hecho compartir anécdotas únicas de jugadores distintos de manera tan natural que no es necesario investigar, sino comentar acerca de la experiencia de juego. Al final del día BOTW logra consagrarse como uno de los mejores Zelda de la historia.