Recorrer Chicago en compañía de Aiden Pierce es, para mí, el primer punto relevante de la actual generación de consolas. Watch Dogs empezaba a dejar en claro las posibilidades de un Xbox One o PlayStation 4. ¿Cumplió con lo que vimos en aquella presentación del E3?, para mí sí.
Un par de años después, Watch Dogs regresa con una nueva ciudad para hackear, un protagonista nunca antes visto y una dirección completamente diferente a lo que vimos en 2014. Se acabaron las tardes lluviosas de Chicago y llegaron los días soleados en San Francisco. Seguramente soy de los pocos que añoran la personalidad del primer juego, misma que ha dejado libre el camino para una especie de Grand Theft Auto con celulares.
2.0
Ojo, lo anterior no es malo. GTA es la cúspide de los mundos abiertos y prueba de ello es el enorme éxito que ha sido la quinta entrega en los último tres años. Que en Ubisoft hayan querido seguir ese camino era un paso obvio, pero tendrán que enfrentarse a una larga lista de similitudes que en ocasiones no logran siquiera empatar.
Para Watch Dogs 2 tomamos el papel de Marcus Holloway, un joven aspirante a Deadsec, la organización de hackers más popular de San Francisco. Con sus habilidades para infiltrarse de manera física y digital en la versión 2.0 del CTOS, Marcus consigue superar su audición y con ello unirse al grupo de inadaptados sociales contra el sistema que componen Deadsec.
De aquí en adelante, Marcus tendrá que cumplir una serie de tareas en compañía de sus nuevos amigos para desenmascarar a todas las organizaciones que quiebran la libertad de los ciudadanos y venden los datos personales de sus clientes a cualquiera que pueda pagarlos. El argumento en Watch Dogs 2 es mucho más fresco que la historia de venganza de Aiden, sin contar que se trata de un guión bastante similar a lo que podemos ver en las noticias.
Es precisamente esa renovación lo que le sienta bien a la serie. Lo de “las tardes lluviosas en Chicago” no era un chiste, el primer juego mantenía un parecido más con Batman que con un mundo abierto con posibilidades divertidas, y eso tiene que ver con la personalidad que le dieron al protagonista. Caso contrario al de Marcus y el resto de Deadsec, básicamente controlamos a un grupo de millennials que ven sus crímenes como una forma de despertar a la sociedad, que se apoyan de arte callejero para dejar su marca en la gente y que en muchas ocasiones tendrán pláticas con referencias a la cultura pop que te harán preguntarte quién te robo esa idea de la cabeza.
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— César Ovando (@killer1726) 30 de noviembre de 2016
En Ubisoft tomaron la parte más divertida del primer juego y la explotaron al cien por ciento en la secuela. La historia tiene suficientes elementos para ser catalogada como una de las mejores del año, una mezcla de Anonymus con Mr. Robot y los mejores elementos narrativos del primer juego; lo que termina transformando a Watch Dogs en una de las sorpresas más agradables del año.
Lo anterior tiene algunos puntos en contra, siendo estos los que me llevan a retomar la comparación con Grand Theft Auto V. A pesar del gran trabajo que hay con personajes como Wrench, Sitara o el propio Marcus, el resto del elenco que forma parte del juego parece no tener el mismo empeño en su creación. En la campaña de un sandbox, los personajes secundarios no precisamente carecen de importancia, a veces logran tener una relevancia comparable a los allegados del protagonista y en Watch Dogs 2 no ocurre tal cosa.
Una iglesia que abusa de sus seguidores, una producción de Hollywood que se burla de los hackers o un personaje transexual con un pasado ligado al protagonista, todos ellos nos dejan una impresión poco favorable sobre lo que acabamos de hacer. Hacemos la misión para seguir con la historia de Deadsec, más no para ser parte del mundo que nos presenta el juego. En momentos hasta los transeúntes que vemos por la calle parecen tener un mejor trasfondo en su historia, o por lo menos algo más interesante, que los antagonistas en algunas misiones.
En general, la campaña de Watch Dogs es un deleite por lo que ocurre alrededor de los miembros de Deadsec: el compañerismo, los sentimientos de responsabilidad social y la conexión que la trama logra efectuar con el jugador. No es que Ubisoft lo haga mal, incluso me parece que como competencia son lo que mejor lo hacen, pero Rockstar ya tiene muy dominado el apartado de sus personajes principales, secundarios y hasta los peatones.
DEADSEC
Sí, ya hablé mucho de Rockstar, pero eso no quiere decir que Watch Dogs 2 no aporte algo nuevo al género. En primer lugar, Marcus es un habilidoso personaje que podría descender de Altair, probablemente el hacker más genial del mundo, pues además de robarte la contraseña y el depositó de la quincena, es capaz de meterse a las oficinas del FBI y robar toda la información que necesita para liberar a la sociedad y hacer válida su privacidad.
Marcus salta por los techos de las casas, escala edificios, usa una buena cantidad de armas y explosivos, posee un par de drones, es sigiloso, realiza combate cuerpo a cuerpo, puede hackear a distancia, conduce autos, nada y tiene muchos amigos por toda la ciudad. Hasta ahora nada fuera de lo normal, pero es en sus habilidades de hackeo que toda la magia del juego sale a relucir, en ocasiones de manera muy literal y explosiva.
Conforme avancemos en las misiones principales o secundarias Deadsec ganará seguidores, éstos nos darán soporte para procesamiento de información y serán la base de nuestra operación, pero en el juego per se nos servirán para ganar puntos de habilidad que después podremos gastar en un árbol de habilidades. Cabe destacar que a diferencia de muchos juegos en Watch Dogs 2 el árbol funciona de manera sublime y es la llave al mundo abierto del título.
Los rubros para mejorar las habilidades son bastante amplios: conducción, puntería, hackeo de objetos o ingeniería social. En este apartado podemos obtener la capacidad de recargar más rápido un arma, hasta desactivar todos los servicios electrónicos de la ciudad por 30 segundos. Dichas habilidades son de vital importancia para el juego, pues no se trata de llegar al punto de la misión y matar a todos, bueno sí, si así lo queremos, pero el verdadero potencial se encuentra en pasar las misiones sin ser detectados, de una cámara a otra y con todos los gadgets posibles.
Por ejemplo, hay que recuperar un objeto valioso para el equipo y una buena cantidad de datos del FBI, en un lugar sumamente resguardado y con clara desventaja numérica. El juego nos permite ir paso a paso por distintas opciones; desde concentrándose en un punto para usar la artillería pesada o imitando a Sam Fisher.
Con la última opción podemos iniciar noqueando al vigilante del techo con un ataque sorpresa, distraer a sus dos compañeros en la siguiente esquina y electrocutarlos para después hacer lo propio con ayuda de los tanques de gas en la parte baja a otros tres guardias. Después de ello solo tenemos a tres uniformados resguardando nuestros objetivos, usamos una cámara de seguridad para hackear a uno de ellos y robar la clave de seguridad, con la misma cámara cambiamos a un vehículo de carga y lo movemos para activar la alarma, los guardias salen a una trampa de gas más o llamamos a una banda para que acabe con ellos. En medio del incendio o el tiroteo, nosotros robamos el objeto de interés y hackeamos los archivos, salimos por la puerta trasera y nos vamos como si nada hubiera pasado.
Sin un disparo y luego de muchos intentos, así pude superar una de las misiones que más disfrute de Watch Dogs 2. Lo intente por horas y aunque sabía los pasos a tomar, en ocasiones un guardia cambiaba de lugar o no se movía hacia mí, la dificultad del juego nos exige pensar más de una vez nuestra táctica, no podemos llegar a matar sin piedad o a infiltrarnos sin estrategia, hay tantas formas de solucionar un problema que no bastará una sola vuelta para disfrutarlo al máximo.
Las funciones de hackeo llegan a ser incluso abrumadores, tenemos líneas de señal saliendo de cada habitante de San Francisco, así como de cada dispositivo electrónico disponible: vehículos, computadoras, cámaras, teléfonos y hasta robots. Cada mejora que hagamos en el árbol de habilidades podría abrir una nueva línea de luz o una opción más en el teléfono, desde explotar cosas, controlar el tráfico o encender un auto de manera remota. Saber aprovechar las opciones de hackeo y combinarlas con el sigilo hacen de Watch Dogs 2 un juego lleno de posibilidades.
Por último, al más puro estilo de la serie Arkham, Marcus puede encender su celular y con ello dar al jugador una vista estilo interfaz de computadora, la cual nos ayuda a identificar enemigos, objetos de interés y demás nimiedades del escenario, mismos que debemos haber visto con la cámara o por nosotros antes de que se visualicen en NetHack, lo que amplía los usos del hackeo para nuestro beneficio. En fin, las soluciones para Watch Dogs 2 permiten que el juego reviva luego de un par de meses de completarlo nunca dejarlo, pues sentiremos la necesidad de hacer una o más misiones de una forma más elaborada o encaminados a la acción.
Hay puntos que destacar de esta entrega que no podemos definir al cien por ciento, el uso de vehículos por ejemplo se siente torpe al principio y con un carente trabajo en la física de los autos, pero termina siendo un factor que ayuda a agilizar la acción y termina siendo un punto importante a la hora de escapar de la policía. La inteligencia artificial también llega a ser dispareja, en momento nos pone contra la pared al no dejar de buscarnos y en otras ocasiones escapamos de ella sin muchos esfuerzos, sin usar balas y mucho menos nuestras capacidades como hacker.
If you’re going to San Francisco
Al ser un mundo abierto, Watch Dogs 2 ofrece una buena cantidad de actividades para realizar entre cada misión o una vez que el juego haya sido completado. Carreras en auto o con drones, volvernos chofer de una especie de Uber o andar por la vida molestando gente con la cámara de nuestro celular. La lista de actividades podría sentirse un tanto limitada, por lo que es mejor darse una vuelta por el mundo antes de acabar el juego y empezar a reunir todos los secretos para completar el árbol de habilidades más rápido.
Lo anterior no es con el fin de tener un juego más sencillo desde el inicio o a mitad de la historia, sino para aprovechar cada ventaja que ofrece el hackeo de objetos y sigilo. Conseguir drones o fabricar armas con el dinero obtenido por ser chofer o al ganar carreras, ayuda a que el mundo abierto sea más divertido de lo que podría aparentar en un principio. Además, tenemos algunas curiosidades como vestir a la moda, visitar Silicon Valley o encontrar secretos en las oficinas de Ubisoft.
Ahora que, si lo anterior no te parece relevante y deseas ir a alguna otra parte, siempre puedes visitar el San Francisco de un amigo o conocido y arruinar una misión o ayudarlo a salir victorioso. Siguiendo la línea del primer título, el multijugador de Watch Dogs 2 se presenta como una opción inmediata de juego, dando la posibilidad de invadir la partida de otro jugador para robar información o, en esta ocasión, apoyándolo en algunas misiones aleatorias o secundarias.
En algún momento del juego te darás cuenta que hay puntos señalados con objetivos que no estaban ahí antes, en ese momento debes optar por continuar tu partida o dar prioridad a lo que pasa en “la vida real”, pues tendrás que ayudar a alguien en alguna misión o defenderte de un hackeo. El gameplay de estas partes se mantiene de la misma forma que en la campaña, por lo que no tendrás problema a la hora de enfrentar o ayudar a un amigo. Al momento de escribir esto la mayor cantidad de problemas que había en los primeros días del juego se han solucionado, al menos en PlayStation 4.
Who watches the watchmen?
Sí, los primeros días que Watch Dogs 2 estuvo disponible enfrentó una serie de problemas en sus modos multijugador, incluso cada vez que enciendo la consola parece haber una actualización del juego. Lo anterior no fue inquietante, pues el título tiene un gran desempeño en consolas, con lo que a mi parecer es el mejor mundo abierto que hay actualmente, no solo por las misiones o actividades, sino por la recreación de personajes no jugables con historias creíbles, diálogos realistas y una destructiva obsesión por sus dispositivos móviles.
Entrando a otros detalles técnicos debo hacer una mención al doblaje, otro punto contrastante. En español latino los personajes principales y los antagonistas tienen un gran elenco de voces, no fui tan fan de todas, pero el trabajo es impecable en todo sentido, caso contrario al de las bandas o algunos peatones, que en ocasiones me hacían sentir en una película con Jesús Ochoa y una cantidad absurda e innecesaria de groserías. En inglés el juego es muy superior en el último apartado, pero se agradece el enorme esfuerzo de dar una personalidad al trabajo de doblaje.
En conclusión: sí, hay muchas cosas que Rockstar domina de manera perfecta, pero Ubisoft tiene una enorme capacidad de hacerles frente y Watch Dogs 2 es una prueba de ello. Un mundo que se siente real y cercano, con una enorme agenda de diversidad que no se siente forzada, sino perfectamente alineada en la historia. Marcus y compañía nos hacen sentir parte de equipo en una gran historia que, además, tiene una enorme cantidad de posibilidades de explorar y vivir.
¿Aún sientes que Ubisoft te engaño con el primer Watch Dogs? Dale una oportunidad a su secuela y deja de hacerte la víctima, porque, admitámoslo, Aiden Pierce y Chicago, nos abrieron las puertas a esta generación.