Queen está -muy probablemente- en el Top 5 de las bandas más importantes y populares en el mundo. Lo que definitivamente nos deja con grandes expectativas sobre una película que cuente no solo los orígenes de la agrupación, sino también los momentos más destacados en la vida de su gran estrella: Freddie Mercury.
Para fortuna de todo el mundo, Bohemian Rhapsody logra complacer a los fanáticos de la banda y a los cinéfilos, con una enorme dramatización de la trayectoria de Queen, tomando al líder del cuarteto como vehículo principal. Muchos podemos conocer de memoria las actuaciones de Queen en Wembley o sus hits más importantes, pero no todos los días podemos visitar el pasado y explorar las entrañas de una de las personas más importantes en la historia de la música moderna.
Como su nombre en español lo indica (Bohemian Rhapsody: La historia de Freddie Mercury), la película nos muestra desde la incorporación de Freddie (Rami Malek) a la banda -en ese entonces- conocida como Smile, hasta la imponente actuación de Queen en Live Aid en 1985 (¿spoiler?). En poco más de dos horas Bryan Singer intentó recopilar los puntos más importantes del cantante y la banda, consiguiendo una emotiva y clásica dramatización hollywoodense de los eventos reales.
Lo anterior podría sonar un poco desalentador, pero cobra sentido cuando vemos en pantalla a Freddie Mercury posicionando a un grupo de inadaptados sociales como las próximas estrellas del rock mundial. Si eres un fanático de Queen podrías quedar un poco decepcionado por los momentos que se tocan en el filme como su primer sello discográfico o la creación de ‘Another One Bite the Dust’, ‘We Will Rock You’ o la propia ‘Bohemian Rhapsody’. Y es que la producción no busca ponerse exquisita con la selección musical, al contrario, se trata de elevar esos hits más allá de la popularidad que puedan tener hoy en día.
Por otro lado, los miembros de la banda toman el papel más oscuro de la cinta, presentándose como personajes que van mucho más allá de la química que la banda tenía sobre un escenario o las respuestas programadas para la presentación de un disco. Las canciones son el vehículo que nos permite conocer un poco más de los egos en Queen, las peleas por el sencillo que se colocaría en la radio y las decisiones creativas alrededor de la próxima producción de la banda. Una mezcla que puede complacer a propios y extraños sin ningún problema. Y que nos deja impactados con la representación de los hechos y la puesta en escena.
Singer logra que la dramatización de Queen sea tan enérgica como los acordes de Brian May y tan brillante como las letras de Freddie Mercury. Evidentemente los momentos musicales son la base de todas las emociones, pero con el tiempo serán varios de los diálogos de la cinta los que se quedarán en nuestras mentes cuando recordemos Bohemian Rhapsody… pues nada podría compararse con las versiones originales de las canciones. Se pudieron incluir miles de momentos más, pero los que se quedaron en el filme son suficientes para reconocer la importancia de la banda y su legado musical… incluso más allá de únicamente elevar la leyenda de Freddie Mercury.
Ahora, gran parte del éxito que ha tenido la cinta es gracias al legado de Queen. Mientras que las actuaciones son lo suficientemente fuertes como para adentrarnos a los problemas de la banda, la única que de verdad logra resaltar es la de Rami Malek como Freddie Mercury; independientemente de la figura que le tocó interpretar o la preparación musical y hasta la prótesis dental que tuvo que utilizar. A pesar de las más de dos horas que dura la película, sentirás que el ritmo va más rápido de lo que debería y las acciones pasan de días a años en un par de escenas. Lo que pasa a un segundo plano cuando encuentras sentido a los acordes que después se convertirán en A Night of the Opera o Jazz.
Sin embargo, una vez que el Queen de la película toma el escenario y comienzas a escuchar la poderosa voz de Mercury… bueno, todo cobra sentido una vez más. La película está hecha para ser un homenaje a Queen y sobre todo a Freddie Mercury. ¿Suficiente para perdonarla? Definitivamente, en especial cuando durante su fin de semana de estreno parece haber resurgido la fiebre por la banda inglesa. Difícilmente algún otro artista o banda tiene canciones que la gente conoce y relaciona con cosas que ama.