Review - Dragon Ball Z: La resurrección de Freezer

Hemos tenido más Dragon Ball en los últimos tres años que en toda la década pasada, lamentablemente no podemos decir que todo lo que hizo grande a la obra creada por Akira Toriyama haya regresado con las nuevas películas que tenemos de los Guerreros Z. Si bien lo visto en La Batalla de los Dioses conserva una buena parte del humor y la acción que amamos de la serie, de una manera por lo menos simbólica, la nueva entrega no logra transmitirnos esa sensación de estar frente a nuestra televisión sintonizando canal 5 y disfrutando de uno de los mil capitulos de la pelea entre Freezer y Goku.

La resurrección de Freezer tenia todos lo elementos como para sobresalir de casi todas las películas que hay sobre Dragon Ball Z. Básicamente era comprimir un poco de la batalla antes mencionada y presentarlo con la excelente animación que han desarrollado para la serie y una trama que simplemente nos llevará a elevar nuestro Ki. Desafortunadamente el trabajo final termina por estar debajo de cualquier cinta inspirada en el anime y hasta resulta molesta por la cantidad de bromas que hay a lo largo de la cinta.

Para los que no lo sepan la nueva película nos trae de regreso a uno de los villanos más emblemáticos de Dragon Ball Z, uno tan importante en la trama de la serie original que incluso estaba pensado para ser quien diera fin a la animación. En fin, Freezer regresa sin muchos problemas a la vida, después de sus respectivas contradicciones a algunos sucesos del anime, y en menos de 5 minutos ya esta planeando su venganza y la manera en que elevará sus poderes.

Después de un salto temporal, al estilo Christopher Nolan, tenemos lo que queríamos ver: Freezer vs. los Guerreros Z… lamentablemente desde aquí la película se vuelve algo insoportable y que nada tiene que ver con lo que se podía esperar de una nueva pelea entre Goku y Freezer. La pelea entre este par de guerreros es lenta y se interrumpe en diversas ocasiones para presentar un momento «gracioso» que sale principalmente de los mega villanos que vimos en la cinta de hace 2 años.

Sin un combate frenético, sin una historia interesante, con un villano diezmado, una banda sonora que es nula en cuanto a darte pauta para sorprenderte con lo que viene -nada que ver con las melodías que conocemos de la serie. y una innecesaria cantidad de chistes malos, terminamos teniendo una pésima recreación de la batalla final en el planeta Namekkusei. Es más, ni los cambios de color en el cabello de Goku y el cuerpo de Freezer, llegan a la altura de los momentos en que conocíamos cada etapa del Super Saiyan en la serie o en la última cinta.

Podría decir que no todo es tan malo, la animación, por ejemplo, es sublime y luce tan increíble como para desear ver cualquier cosa de Dragon Ball con ese estilo, las referencias a otros trabajos de Toriyama son bien recibidas e incluso hay buenos momentos de acción, y un par de chistes que sí entran en el contexto de lo que es Dragon Ball sin sentirse forzados.

Uno de los puntos que más podemos agradecer de ver la cinta en nuestro país es el doblaje, y es que gran parte del éxito del anime en nuestro país se debe a la grandes voces que hay detrás de cada personaje. Para esta ocasión Fox repite la hazaña de hace un par de años y trae consigo a todos lo actores de voz de la serie. En toda la película gozamos de un excelente trabajo en las voces, de Freezer hasta Krilin, pasando por Vegeta y Piccolo, solo uno falla y es Goku. Mario Castañeda entrega una de las peores voces de su personaje más popular y se nota muy claramente que no es Goku con el que crecimos.

Dragon Ball Z: La resurrección de Freezer es una de esas películas que odio odiar. La película no tiene una trama interesante, los cambios estéticos en los personajes ya están muy sobre explotados y no logra revivir las emociones del primer combate entre Goku y Freezer. Dudo que un fan le perdone todos los errores que comete y lo dice un fan que le perdono todo a La Batalla de los Dioses. En menos de un mes se estrena Dragon Ball Super… y estoy más preocupado que nunca.