Un mundo post-apocalíptico, una desenfrenada sociedad llena de demencia y esperanza de redención; los tres elementos anteriores son el motor que la nueva cinta de Mad Max aprovecha de manera asombrosa para llevarnos por una fantasía ochentera que se ve renovada por las arriesgadas decisiones de su director y el enorme potencial que los nuevos personajes brindan a la serie.

 

Mad Max: Fury Road es una película con un argumento muy simple; una misión de rescate y venganza en la que Max y compañía se ven involucrados para devolver un poco de cordura a una sociedad que ha sido devastada por el abuso de sus habitantes. Cabe aclarar que si bien para el contexto básico de la cinta no hay que ser un conocedor de la trilogía original, si podrías darle una revisada al wiki para que sepas la razón por la que el mundo de Mad Max esta tan devastado.

 

Si bien la cuarta entrega de la serie tiene a Tom Hardy en el papel principal, es agradable ver el nuevo enfoque que George Miller integra a la cinta con la presentación de Furiosa, interpretada por Charlize Theron, que no solo sirve como personaje central de la trama sino que parece heredar el legado del legendario Max. La idea inicial de Miller llevaba el nombre de Mad Max: Furiosa, por lo que no es extraño que el protagonismo se lo haya llevado la sudafricana.

 

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Claro que también puede ser «difícil de aceptar» el hecho de que Max haya sido delegado a un papel secundario. Sin embargo, los momentos en los que Max Rockatansky libera su salvajismo y debe fungir como el héroe de la aventura son bien recibidos con una convincente actuación de Tom Hardy, quien con pocos diálogos y muchos gestos, logra convencernos de su locura enfrascada en los errores de su pasado y el horrible presente que está viviendo.

 

Encariñarte con Furiosa es sencillo y sentir que Max no convence es igualmente fácil, pero es la conjunción de ambos lo que hace que la travesía por el desierto sea más amena y agradable para el espectador. El resto del elenco cumple de buena manera con sus actuaciones: las victimas que siguen a una liberadora pero que saben defenderse, el enemigo psicópata con su «giro de tuerca», y el villano demente y escabroso, que además es una referencia para los seguidores de la saga, todos aportan su granito de arena al desarrollo de la trama.

 

El punto fuerte de la película está en sus secuencias de acción, mismas que no paran una vez que inicia la proyección. Persecuciones, choques, incendios, balas y heavy metal, es una combinación que pocas películas veraniegas se han permitido en una era de superhéroes y cintas basadas en novelas de adolescentes, por lo que es sumamente refrescante ver enormes secuencias de acción donde el objetivo principal es la destrucción del enemigo.

 

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Regresar a lo tradicional, tanto en el argumento como en los efectos especiales, es otro de los puntos fuertes que tiene la producción; no estamos ante un abuso del CGI, con miles de Ultron generados por computadora, somos transportados a un futuro indeseable en el que cada detalle de la ambientación nos deja contemplar el cuidado con el que los Warboys fabrican sus armas y vehículos, y donde las varias persecuciones de la cinta logran conseguir un efecto de adrenalina como pocos filmes pueden presumir.

 

Una historia sencilla, personajes convincentes, enemigos a la altura, efectos especiales alucinantes y un diseño sonoro que te hace estremecer el asiento. Mad Max: Fury Road se perfila para ser la sorpresa más agradable del verano cinematográfico. Una cinta que está a la altura de la serie y que busca presentarse ante una nueva generación de espectadores que podrían no saber lo que buscan, pero que terminarán enloquecidos por el concepto que Furia en el Camino presenta.

 

Esperemos que el próximo 1 de septiembre tengamos una experiencia similar a la que Fury Road nos ha dejado cuando tengamos en nuestras manos el juego de Mad Max desarrollado por Avalanche Studios y que no luce nada mal…

 
MM