La nostalgia sigue jugando un factor clave en las súper producciones de Hollywood; lo que provoca continuas opiniones encontradas entre fans y la crítica especializada. Parece que en honor a lo ocurrido con Batman v Superman, hace justamente un año, la nueva cinta de los Power Rangers deja ver en sus números que los niños de 1993 ya crecieron, y que además pueden llevar a su familia a disfrutar de una película, que impresiona de manera bastante superficial.
A diferencia de la saga original (y de casi todas las generaciones siguientes), Power Rangers muestra una perspectiva completamente diferente de los cinco adolescentes dignos de proteger la tierra. No se trata únicamente de tener un grupo de amigos que se conocen de hace años o que su amistad parece romper cualquier barrera, sino de concebir esa hermandad desde el inicio, con personajes que son dignos por sus ideales, pero complicados por su forma de hacer las cosas.
Jason (Dacre Montgomery), Kimberly (Naomi Scott), Billy (RJ Cyler), Zack (Ludi Lin) y Trini (Becky G), son los elegidos por las monedas de poder para dar vida a los héroes que protegerán la tierra. Sin embargo, ninguno de ellos es especialmente bueno en las artes marciales, trabajo en equipo o en la vida. Los nuevos Power Rangers presentan una imagen más similar a la del adolescente actual, que la de aquellos chicos de preparatoria que no fuman, no beben y no se saltan las clases.
Éste punto es el más valioso de la cinta, no solo por el contexto actual, sino por el desarrollo empleado en la presentación del equipo. El líder debe buscar la forma de concentrar la inteligencia de un chico autista, la fuerza de un par de inadaptadas sociales y la valentía de un joven que sufre día a día por la salud de su madre. Más allá de las críticas, Power Rangers logra personificar al adolescente que podría tener la responsabilidad de salvar al mundo, pero que no puede pasar un día sin sentirse frustrado por su propia existencia. Y eso, en el sentido tradicional del remake, es algo que pocas veces vemos.
Claro, una mejor actuación por parte de los actores elegidos, así como un mejor guión y desarrollo del villano, pudieron ayudar a la cinta en su recibimiento por parte de la prensa… pero no toda está perdido. Las escenas de acción, la famosa transformación y los zords, complementan una experiencia visual a la que le hacen falta algunos millos de dólares para conseguir un punto más de calificación. Incluso, dentro del limitado argumento, la secuencia inicial y la escena post créditos, ayudan a crear emoción entre los que conocen la historia original.
Power Rangers funciona apenas por encima de los estándares cinematográficos a los que estamos acostumbrados. Es evidente su inspiración en cintas de Marvel y DC, al grado de querer dar continuidad a la historia con, por lo menos, cinco películas más. Teniendo en cuenta que las expectativas nos mantenían con cautela, pero intriga, podemos decir que Power Rangers lo logra con el fan nostálgico, y quizá para el niño que no sabe que está a punto de ver, mientras que el resto de los acompañantes podría quedarse dormido.
Como fan, súmenle una estrella más a la calificación final. Como medio especializado, Power Rangers desperdicia efectos especiales, secuencias de acción, y actores, en escenas pobres con muchos vacíos argumentales. Hay referencias a lo que conocemos de Zordon y compañía, sí; pero deben abordarse mejor que la presentación o nos olvidamos de seguir en esta franquicia.