Estos 7 meses que acaban de pasar fueron los más desesperantes como gamer. Enterarme en el E3 2016 que un nuevo título de Resident Evil estaba por venir a esta generación me provocó mucha emoción. Y en efecto, también estaba preocupado por el resultado del producto final porque Capcom decidió arriesgarse en ofrecer una nueva experiencia a los fans: visión en primera persona, y aunque ya lo hemos visto en las entregas Survivor y Dead Aim, la polémica se se extendía a la nula presencia de zombis, ningún personaje icónicos de la franquicia o siquiera al regreso del gameplay de antaño. ¿Entonces no es un Resident Evil? Déjenme decirles que, aún cuando las apariencias indican otra cosa, SÍ LO ES. Resident Evil VII: Biohazard vuelve al survivor horror, el género que un principio era y es sello de la marca, a sus verdaderas raíces.

Bienvenido a la Familia

Esta séptima entrega nos pone en el papel de Ethan Winters, quien se encuentra en la búsqueda de su esposa Mia, quien lleva 3 años de haber desaparecido, y la única pista para dar con su paradero se encuentra en la ciudad de Dulvey, Louisiana. Cuando nuestro protagonista llega al lugar, una «casa embrujada», descubre que este suceso es más que un secuestro o desaparición, un misterio envuelve a Mia, y la familia Baker, dueños de la enorme mansión, tiene algo que ver. A partir de aquí nuestra pesadilla consta de tres enemigos: Jack, Marguerite y Lucas. El principal objetivo del juego es descubrir la verdad, reencontrarse con su amada y sobrevivir la noche.

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Antes de comenzar hay que poner algo en claro: Ethan no es un experto en la supervivencia. Fue acertada la decisión de Capcom al introducir un protagonista nuevo, alguien que por primera vez experimentará muchas atrocidades que pondrán en riesgo su vida y, por ende, hará lo posible para sobrevivir. Lo menciono para que no esperen que corra rápido o sea hábil con las armas. Van a sentir una frustración parecida al control tanque de los primeros Resident Evil, sólo que en primera persona.

Complementando lo anterior, no contamos un gran arsenal para combatir con las mutaciones, sin embargo, poseer una pistola, escopeta o un lanzallamas son suficientes para poner en raya lo hostil, siempre y cuando la munición nos lo permita.

Gran parte del juego se ambienta en el hogar de la familia Baker, y ellos son los principales enemigos que nos vamos a encontrar en el transcurso de la historia. Sin entrar en detalles, los enfrentamientos contra ellos son el factor que más nos pondrá los pelos de punta en todo el juego. Jack, un hombre viejo que tiene la “bendición” de volver a pararse tiempo después de recibir mucho daño, merodea la casa y siempre nos tomará desprevenidos, imagina que vas caminando por el pasillo, creyendo que estás solo, y de pronto te voltean del hombro y se aparece él? Tenía miedo cada vez que pasaba de habitación a habitación. Por otro lado, Marguerite pareciera tener una gran lazo con los insectos y sin dudar los usará para atacarnos. Y en cuanto al joven Lucas, digamos que le gustan los juegos y las trampas.

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Ciertos componentes conforman el survivor del juego, entre ellos el limitado inventario, algo con lo que en un principio vamos a batallar, ya que es de mucha importancia gestionar bien los objetos que vamos a cargar o por lo menos los que nos va sacar de apuro en circunstancias no favorables.  Sin embargo, regresa el baúl para que puedas recolectar todo lo necesario para esta travesía. Otra punto a tomar en cuenta son los items, mismos que se podrán crear gracias a los fluidos químicos y la combinación de hierbas, directamente desde el inventario. Haciendo la combinación correcta es posible obtener medicamento o munición, lo que pone en balance a la escasez de objetos.

Algo que agradezco es la aventura no lineal, pues tenemos más libertad de exploración. En caso de olvidar alguna cosa en las habitaciones de la casa, siempre podemos regresar sobre nuestros pasos y dedicarle tiempo a lo olvidado. ¿Y si me morí y ya había recorrido mucho? Hay dos opciones, uno es que el juego tiene, por desgracia, checkpoint cuando haces una cosa importante, y la otra es que guardes manualmente el juego en ciertas partes. Sobre los puzzles, éstos dejan mucho que desear, pues en la mayoría se requiere una llave u objeto específico, ningún reto que nos haga desquiciarnos o sentir miedo por el tiempo en nuestra contra.

Misma esencia, diferente perspectiva

Resident Evil VII: Biohazard se ha visto envuelto en un tema de debate por su apariencia, los fans de la nostalgia lo han catalogado como un “no es un Resident Evil”. No quiero salirme de la reseña pero hay que recordar el  gran cambio visto de RE3 a RE4: de zombis a personas controladas por una plaga, la cámara fija a tercera person y el resultado: uno de los mejores títulos de la generación en GameCube y PlayStation 2. Se repite el problema aquí, no hay zombis y ahora se juega en primera persona.

Resident Evil nunca trató sobre los zombis, sino sobre aquellos que crearon el Virus T, su en experimentos, como arma biológica y sus consecuencias al estar expuesto a él. El proceso mencionado lo cumple esta entrega. Pareciera que estoy viviendo lo mismo que en la Mansión Spencer, donde sucedían cosas extrañas y aterradoras, y se trataba de buscar respuestas sobre lo que ahí estaba aconteciendo. Quizá al principio no logras procesar el hilo argumental, en especial cuando empiezas a buscar relaciones con los otros juegos de la serie. Sin embargo, a medida que avanzas en el juego se atan todos los cabos sueltos y con la ayuda de los archivos o las cintas VHS, todo se hace más comprensible.

Gracias a la dirección de Koshi Nakanishi, quien dirigió Resident Evil: Revelations, se logró regresar a las raíces de la franquicia y parar de una vez por todas la bola de nieve de acción, que en Resident Evil 6 ya estaba demasiada grande. La formula sigue vigente: tensión, puzzles y lugares cerrados, pero lo que da una pizca de terror extra es que todo sucede de noche, con mucha más oscuridad que iluminación. Un trabajo bien logrado con el RE Engine, todos los escenarios están sumamente detallados y en momento te pierdes entre su combinación de gráficos y aspecto acabado. Por otro lado, el sonido realmente te pone la piel chinita, se escuchan ruidos insólitos en cualquier lugar que vayas descubriendo, como también los pasos de los enemigos, su voz y demás gestos, incluso se aprovecha el silencio para poner más interesante la cosa.

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Lamentablemente, no todo es miel sobre hojuelas. Existe algo que a mi parecer fue un abuso dentro del juego: la poca variedad de enemigos. Yo vi a la familia Baker como bosses que cuentan su propio escenario para pelear contra ellos, no obstante, los holomorfos si cumplen la función de sacarte un susto cuando no te lo esperas sin abusar de los screamer. La poca variedad de enemigos resulta molesta en sesiones largas de juego y, aunque llega a tener cierto encanto, no es precisamente emocionante.

En resumen, Resident Evil VII: Biohazard cumple lo prometido: regreso a los origines de la franquicia con una nueva experiencia o, mejor dicho, una fórmula modernizada para estos tiempos en los que el survivor horror brilla por su ausencia. No llega a ser una copia de Outlast o del extinto P.T. Silent Hills, si no que contribuye a la causa de que el terror siga vigente. Con RE7 son bien recibidos los nuevos jugadores como también los de antaño, a estos últimos sólo les quiero decir que hay que aceptar los cambios y que todo evoluciona. Hay que arriesgarse y esta vez Capcom supo apostar al mejor caballo, de la misma forma que Final Fantasy paso de combates por turnos a un sistema dinámico.

¿Por qué no reconocer una buena decisión cuando las circunstancias te pedían una transformación que no altere la esencia? Si aceptas darle la oportunidad, queda más que agregar: ¡Bienvenido a la familia!

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