La tercera cinta que da vida al DC Extended Universe ha dejado fuera a los justicieros para enfocarse en el primer equipo de villanos en dar el salto a la pantalla grande. Suicide Squad no solo se enfrenta a las enormes expectativas que la audiencia ha depositado en ella, sino que además debe andar por un camino que no ha terminado por construirse y que sigue siendo el elemento más débil del universo creado por Warner y DC Comics.
Al igual que Batman v Superman, empezar a ver Suicide Squad cuesta un poco de trabajo por todo el contexto que debemos tener en cuenta de los personajes en cuestión. Mismo que a pesar de haber sido tratado exhaustivamente en los avances nos es presentado durante la primera media hora como si de una novedad se tratara. Probablemente lo anterior no sería una mala idea si la ejecución fuera la correcta y el primer contacto con los villanos no pareciera un nuevo tráiler de la cinta.
Una vez que pasamos las presentaciones es momento de adentrarnos a una trama predecible, sencilla y que no logra generar ningún lazo emocional con los personajes que constantemente nos bombardean con su pasado y las decisiones que han tomado en su vida. Básicamente, la cinta toma como pretexto a Superman (quién ha salvado al mundo en dos ocasiones) para dejar en claro que los Estados Unidos necesitan una forma de hacer frente a los metahumanos… con un equipo de metahumanos y villanos que se ha comprobado son extremadamente peligrosos… y que después de 10 minutos ya causaron más problemas que beneficios.
El principal problema de Suicide Squad se encuentra en la forma que se narra la historia, un problema similar al de Dawn of Justice, pero con elementos menos absurdos. Si bien juntar a un grupo de ladrones y asesinos no es una buena idea, la premisa no se siente extraña o sin sentido, al menos hasta que empezamos a ver en acción a personajes, de los que ya tenemos una idea establecida por su contraparte en los cómics, actuar de forma extraña y completamente alejados de su idea original.
Más allá de las actuaciones y la «necesidad» de tener actores de renombre en papeles poco interesantes, la cinta parece olvidar la idea general para mostrar una más agradable versión de los personajes en cuestión: más héroes que villanos y más responsables que dementes. Lamentablemente, la ejecución es tan mala que terminas encariñándote con un personaje secundario al que se le da un mejor trasfondo que al grupo de villanos en general, pues su contexto sí va ligado a la historia y no a elementos forzados por la trama.
En pocas palabras, ni Deadshoot ni Harley Quinn logran consolidar lo que prometían en los avances. Y el Joker de Jared Leto ni siquiera puede ser juzgado, pues el tiempo que tiene en pantalla es poco y sería injusto dar una opinión final de su actuación por esta película. Por el contrario, el resto del equipo tiene una mejor calificación final al lograr de mejor manera una conexión con el espectador y no sentir ajenos sus argumentos para encajar en la trama, claro, la responsabilidad era menor, pero lo hacen muy bien.
Complementando las malas decisiones tenemos una historia que no se concreta nunca: una enorme amenaza debe ser controlada en la ciudad y nuestros héroes terminan sirviendo más como escoltas que como una medida de contención; rompiendo con la razón de ser del equipo. Y mientras la “amenaza” intenta concebir su malvado plan para destruir el mundo, la cinta avanza sin mucha lógica en el universo que ya hemos visto funcionar y sin aparentes consecuencias, hasta que el final se acelera y de la nada todo empieza a explotar en una pelea poco emocionante y que termina por sacar definitivamente a los personajes de su contexto original.
Al final del día, Suicide Squad se siente como una película saturada y que, a pesar de llevar un ritmo simple y atractivo, no termina por conjugar sus elementos y en ocasiones se siente pesada y cansada. Demasiada música, mucho por contar y una enorme lista de errores que parecieran solucionarse rápidamente con lo que ya sabemos de los personajes seleccionados.
Suicide Squad se queda muy lejos de ser la película del verano y los errores del DC Extended Universe se siguen viendo en los mismos lugares. Llegar a un mundo donde las acciones tienen años desarrollándose no le está funcionando a Warner pero siguen insistiendo en querer abordar dos años de historia en dos horas y media de película. Solo espero que para Justice League la mano de Zack Snyder tenga menos peso que el que ha tenido hasta el momento.