Es muy probable que no confíes mucho en una cinta que después de su popular nombre tenga un “8” en el título. Por fortuna, la octava entrega de Rápidos y Furiosos es una de esas piezas en la cultura pop que el mundo recordará por las enormes filas en el cine, los memes en redes sociales y, muy probablemente, la enorme cantidad de dinero que generé en la taquilla.

Con lo anterior quiero ser claro, The Fate of the Furious cumple con creces al entregar una enorme producción de autos increíbles en situaciones inverosímiles, pero totalmente disfrutables para los que seguimos la odisea de Dominic Toretto (Vin Diesel) desde aquel lejano 2001. De manera tajante, si no te gusta Fast & Furious no vas a encontrar en esta entrega a la nueva Citizen Kane, así que deja que los demás disfrutemos de la acción.

Rápidos y Furiosos 8 (como se le conoce en México) da continuidad directa a la entrega anterior en todos los sentidos. Desde la forma en que se comporta el equipo de Dom, hasta la presencia de las organizaciones secretas que conocimos hace un par de años. Y es precisamente esa continuidad la que termina por definir algunos de los mejores momentos de la cinta.

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Básicamente, si no eres un fiel seguidor de la saga, es probable que algunos elementos te parezcan intrascendentes, mientras que el resto de la sala suelta algunos gritos de sorpresa en varias de las secuencias de acción. Es un poco complicado hablar de la película sin spoilers, por lo que voy a intentar ser lo más cuidadoso posible.

Como lo hemos visto en los avances, Toretto le ha dado la espalda a su familia para formar parte de una nueva organización dentro de Fast 8. Cipher (Charlize Theron) es la villana en turno, quien, a diferencia de los antagonistas anteriores, no requiere de ningún tipo de esfuerzo físico para poner en jaque a todos nuestros héroes. Y aunque esto último no parezca muy alentador para la acción, la realidad es que termina siendo un factor que amplía las posibilidades a la hora de pensar en vehículos de mayor impacto.

No me pienso meter en detalles, pero al mismo tiempo que el cambio de Dom puede parecer absurdo e injustificado, es la misma línea argumental de la saga la que lo hace convincente. Y repito, toda la cinta, así como las últimas cuatro, dependen muchísimo del interés que tengas en Dominic y compañía, por lo que puede pasar de un gran logro dentro de la franquicia a un enorme chiste para quien no entiende a los personajes.

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Podría parecer que estoy profundizando mucho en la forma en que debe disfrutarse la historia, pero solo son muchas palabras para una idea que ya había dejado clara: si te gusta Rápidos y Furiosos vas a amar la nueva entrega, en caso contrario ni siquiera sé porque sigues leyendo esto. Y con amar me refiero a que fácilmente ésta es la mejor entrega de toda la saga.

Desde las persecuciones en autos de lujo, los tiroteos en una base rodeada de nieve o a bordo de un avión, e incluso las carreras que podrían parecer sencillas. No hay una sola parte en la que el espíritu callejero de la serie no se haga notar; una edición rápida que deja pocos momentos libres de acción y secuencias llenas de efectos especiales/prácticos que te envuelven en las situaciones alrededor de los protagonistas.

La pregunta que es muy probable tengas en mente, ¿hace falta Paul Walker en la película? No, quizá sería un fenómeno aún más grande si Brian O’Conner formará parte de las acciones, pero el desarrollo de la cinta logra que ni siquiera pensemos en él y que disfrutemos sin problemas de la mezcla más rara entre James Bond y Mad Max que te puedas imaginar.

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The Fate of the Furious es increíble, y sinceramente dudo que alguien pueda imaginarse lo que se va a encontrar en la pantalla grande. Definitivamente el estreno de la semana y la primera película del año que va a sacudir la taquilla a nivel global. Entre las vacaciones y el hype por Fast 8, no quisiera ser el chico que atiende la dulcería del cine durante el próximo fin de semana.

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