Superhéroes de colores, superhéroes oscuros, monstruos gigantes y, ahora, monstruos clásicos del cine
Reunir a los personajes de un mismo universo es la principal razón del éxito de Marvel y su Marvel Cinematic Universe (MCU); no son solo secuelas con más y más personajes, sino diferentes historias que convergen en el mismo universo (literalmente) y tienen consecuencias dependientes de varios acontecimientos. La fórmula, estrenada con más intriga que éxito por Marvel, fue retomada en 2013 por DC Comics, en 2014 por Warner Bros. para Godzilla y en 2017 por el Dark Universe de Universal.
Y es que, aunque el término “monstruo clásico de Univesal” es utilizado con mucha frecuencia por los cinéfilos, pocos han tenido la oportunidad de experimentar el universo desarrollado por el estudio en los años 30’s, y la referencia inmediata de estos personajes puede llegar desde sus apariciones en Scooby-Doo! hasta –la pésima, pero entretenida- Van Helsing de Hugh Jackman. Así que sí, un revival de esos monstruos clásicos es una gran oportunidad para todos.
Dark Universe es el nombre de esta amalgama de historias que tendrán de protagonistas a Drácula, Frankenstein, el Hombre Invisible, Mr. Hyde y, la que hoy nos compete, la Momia, entre muchos otros. Y por lo que vemos en la cinta protagonizada por Tom Cruise, es poco probable que dichas criaturas unan fuerzas para salvarnos de una entidad cósmica o del fin del mundo, y es ahí donde la apuesta de Universal tiene un valor único en el momento cinematográfico que nos encontramos. Lo único que te sugerimos es que olvides todo, absolutamente todo de las pésimas películas de Brendan Fraser.
Nick Morton (Tom Cruise) es un soldado estadounidense en Irak que en sus ratos libres saquea algunas tumbas olvidadas por la guerra para amasar su propia fortuna. La suerte de Nick lo lleva a descubrir una antigua tumba egipcia en Mesopotamia, un hallazgo que, dicho sea de paso, podría cambiar la historia como la conocemos. La ansiedad del soldado por obtener su tesoro lo lleva a liberar de su prisión a la momia de Ahmanet (Sofia Boutella), una antigua guerrera egipcia que estuvo a punto de heredar el trono hasta que su hermano apareció en la tierra.
Al despertar a la momia, Morton fue maldito por un par de antiguas reliquias, mismas que habían otorgado increíbles poderes a Ahmanet en el pasado gracias a los sacrificios realizados para el Dios de la Muerte. A partir de ese momento las cosas se vuelven contrarias a la naturaleza, y la ciencia no consigue encontrar una explicación razonable a lo que ocurre. El mal ha caído sobre la tierra, pero en esta ocasión el hombre parece estar preparado para enfrentarlo… o al menos eso cree la humanidad.
La Momia opta por abordar el origen del monstruo clásico en turno, al mismo tiempo que coloca algunas piezas clave para el desarrollo del resto de historias que formarán parte de su proyecto cinematográfico. Sin saturar la trama al nivel de Batman v Superman, pero sin tanto encanto como para consolidar el Dark Universe a la primera. Incluso hay momentos en los que las referencias parecen ser demasiado oscuras para lograr captarlas de una forma en que se conciba el efecto deseado por el guionista o el director.
Y aunque la historia principal de The Mummy no es mala, no es el punto fuerte de la cinta. La combinación de cuentos antiguos, leyendas, mitos y un poco de incredulidad, no aporta suficiente fuerza a una historia que además incluye un humor bastante fuera de lugar y personajes poco ambiciosos. Diálogos flojos, actuaciones irregulares y escenas de acción nada espectaculares; como película individual queda muy lejos de lo que podría ser un reboot único de La Momia o la propia cinta del ’99.
Sin embargo, cuando Alex Kurtzman presenta guiños al universo, personajes y hasta el concepto principal del mismo, la historia encuentra un punto de equilibrio en el que deseas encontrar sentido a todo lo que tienes frente a ti. Importando poco que la música no ayude o que las cuestiones técnicas sean apenas cumplidoras, la idea del mal como hilo conductor del Dark Universe es oro puro, pero en las manos equivocadas podría ser un fracaso tremendo. The Mummy termina siendo más una Man of Steel que una Iron Man, y eso no pinta tan bien.
Con The Mummy tenemos más preguntas que respuestas, mismas que parten la historia que acabamos de ver hasta por qué la siguiente parte llegará a inicios de 2019. Como concepto, Dark Universe suena más atractivo que un Godzilla vs. King Kong, pero al igual que Warner, Universal no logra concretar esa primera impresión, perdiéndose en vistazos rápidos al futuro y olvidando que la el origen de los personajes es lo más importante. No es el fin del Dark Universe, sino una advertencia a la ejecución de sus futuras ideas.
En 2014 Dracula Untold parecía ser la primera parte de este mega-proyecto, pero algunas diferencias creativas la mantienen relegada del Dark Universe con muy pocas esperanzas de unirse al resto de los monstruos clásicos. Luego de un par de tropiezos, el universo de criaturas aterradoras regresará en 2019 con The Bride of Frankenstein, la segunda –con un poco de suerte tercera- parte del crossover, en la cual ponemos nuestras esperanzas como cinéfilos de la vieja escuela.
Antes de finalizar, un par de recomendaciones: 1) no hay escena post-créditos, por lo que pueden salir de la sala al ver terminar la cinta; 2) échenle un ojo a The League of Extraordinary Gentlemen de Alan Moore y Kevin O’Neill, la película no, el cómic.