Porque no toda la ciencia ficción debe ser una enorme y compleja historia de problemas familiares y/o viajes en el tiempo
Sin conocer la novela gráfica en que está inspirada, asistimos a la función de prensa de Valerian con nada más y nada menos que los apáticos avances de la nueva obra de Luc Besson. Y es que sí bien nos encontramos ante un proyecto bastante grande en cuanto a nombres involucrados y efectos especiales, Valerian and the City of a Thousand Planets se encuentra muy lejos de los grandes acontecimientos del verano cinematográfico… con todo y la enorme campaña publicitaria alrededor de su estreno.
Por fortuna, las bajas expectativas nos permitieron encontrar una producción interesante y hasta romántica en la forma de abordar la ciencia detrás de la opera espacial. La historia del Major Valerian (Dane DeHaan) y la Sargento Laureline (Cara Delevingne) es simple, dirigida a un público adolescente y hermosamente adornada por los visuales generados por computadora. Sin embargo, esa sencillez le otorga cierto grado de carisma a una trama de casi tres horas de duración.
Luego de que la humanidad alcanzará una utópica sociedad espacial entre las grandes potencias del mundo; la raza humana buscó ampliar sus relaciones diplomáticas con todos los sistemas planetarios que respondieran positivamente a su llamado. Alpha es el nombre de la estación espacial fundada por los humanos en la que millones de criaturas viven en completa armonía desde hace miles de años.
Y como nada dura para siempre, un planeta lejano a la estación Alpha, del que no se tenía suficiente información, es aniquilado por la guerra que se libraba en su superficie. Con el fin de preservar a la especie que habitaba el planeta desconocido, Valerian y Laureline son asignados a recuperar los últimos vestigios de la civilización aniquilada, llegando a un punto de la misión en que deberán descubrir la verdad acerca de la inesperada destrucción de un sistema pacifico.
Valerian and the City of a Thousand Planets aborda el conflicto mencionado bajo el peloteo amoroso entre el Major y la Sargento. Al final del día cada nueva escena muestra un escenario difícil de superar para los protagonistas, lo que termina por llevar a ambos a un punto de su relación en la que la palabra “compañeros” no define por completo lo que sienten el uno por el otro. Es como si la relación Leia Organa – Han Solo fuera la trama principal de Star Wars.
Como si se tratará de The Legend of Zelda, gran parte de la interacción entre los protagonistas y los habitantes de Alpha tiene que ver con superar alguna hazaña para seguir avanzando. En medio del coqueteo podemos encontrarnos con criaturas de una calidad impecable y que nada le piden a un Star Trek. Los pequeños vistazos a Alpha son sorprendentes por su diseño y elaboración, así como por ese toque realista pero imposible de considerar factible.
Claro, volvemos al punto en el que el guion es sencillo y simple, lo que termina por desaprovechar el mundo en el que viven nuestros protagonistas. Es la dirección de la trama y las pocas secuencias de acción lo que convierten a Valerian en una cinta más del montón. Se ve increíble y sus héroes tienen potencial, pero no logran generar ese impacto en el espectador que convierte a una película en hito de la cultura pop.
Como lo mencionamos al inicio, Valerian apuesta por una historia de ciencia ficción más “romántica” y no solo por la interacción entre Valerian y Laureline. Desde la apertura con Space Oddity, la paz en el mundo y el espacio y hasta el vistazo al planeta que termina siendo aniquilado, Luc Besson juega con los elementos utópicos de forma sensible y entrañable, haciéndonos reflexionar nuestra situación actual y el mundo (universo) que deseamos para el mañana.