La fortuna de los cómics ha llegado a la industria de los videojuegos en lo que adaptaciones cinematográficas se refiere. Después de sendos fracasos al nivel de las producciones de Uwe Boll y las aparentes parodias de Resident Evil, es la siempre confiable Blizzard la que sale a dar la cara por una de sus series más importantes y deja en claro que las súper producciones de Hollywood pueden empezar a centrarse en los pixeles para dejar atrás a las viñetas.

Warcraft: El Primer Encuentro Entre Dos Mundos, como tuvieron a bien –¿o mal? – titular en México, es una cinta de estructura sencilla, que no te castiga por llegar a la sala sin conocimientos previos del juego y que rápidamente te encanta el ojo con sus coloridos paisajes, increíbles criaturas y asombrosos efectos especiales. Eso sí, primero olvida la idea de que es un clon de The Lords of the Rings, y segundo, deja atrás los prejuicios por su calificación en Rotten Tomatoes.

Después de que su mundo ha sido devastado por una magia oscura, los orcos buscan un nuevo lugar para vivir y regresar sus vidas a la normalidad. Guiados por un malvado líder, las poderosas bestias logran abrir el portal oscuro que los lleva a Azeroth, una tierra que ha unificado a todas las criaturas que la habitan desde hace años. Lamentablemente, la destrucción de los orcos hará que los humanos sean los únicos que decidan luchar por el bienestar de su tierra, al tiempo que las fuerzas místicas parecen conectarse entre ambos mundos.

animation (1)

A pesar de lo que podría parecer, los orcos no son las bestias salvajes que conocemos de otras historias. En Warcraft la línea entre el bien y el mal es delgada, y gran parte del encanto alrededor de la cinta se da con el trasfondo de sus protagonistas, sus motivaciones y la manera en que actúan en los momentos clave. Mientras que Lothar conserva el papel de héroe de una manera tradicional, es el líder orco, Durotan, quien toma un rol con mayor fuerza y que alude a las necesidades de su pueblo y familia, un personaje con el que es fácil generar empatía y que difícilmente llega a ser el malo de la cinta.

Claro, los humanos no son una fuerza perdida entre las circunstancias y enloquecida por el miedo, al contrario, ejercen una autoridad fuerte ante los demás reinos y hacen lo imposible por salvar a su gente, sin que los inocentes paguen el precio de unos pocos. Sin embargo, el papel de los héroes lo hemos visto muchas veces y resulta más agradable y sorpresivo ver a los “malos” con conciencia de sus actos y dispuestos a luchar por algo más que su hambre y con gruñidos de por medio. Warcraft tiene en sus personajes su mayor virtud, desde los momentos en que busca presentarlos y que se ganen nuestro afecto, hasta que las consecuencias de sus actos son más que evidentes y no tienen escapatoria.

En general la historia podría superar las expectativas de los más exigentes en cuanto al cine que disfrutan y los fanáticos de los juegos de Blizzard. Sí, hay guiños a los juegos. Sí, hay una buena dirección de los actores que seguramente estuvieron trabajando rodeados de tela verde. Y sí, hay una buena convergencia entre todos los elementos actorales y los efectos especiales. Warcraft es como la primera Iron Man de Marvel, solo que aquí dejan más que claro todo lo que veremos en el futuro de la franquicia cinematográfica sin ningún tipo de discreción y no es algo de lo que deberíamos quejarnos.

animation

Como ya mencioné, Warcraft logra dar esperanza a todos los proyectos relacionados con propiedades de videojuegos en el cine. Si bien los primeros avances dejaban dudas, una vez que tuve enfrente de mí el mundo creado por Duncan Jones, me di cuenta del potencial que hemos tenido en consolas y ordenadores por años. Espero no errar y que Warcraft sea la primera película que deje a los videojuegos en un peldaño más alto en Hollywood y se les de el mismo tratamiento que hoy en día reciben Batman, Spider-Man y demás personajes en leotardo.

WoW2